Paro en Colombia demostró al mundo cómo Iván Duque está destruyendo al país

Aunque el Presidente reconoció la legitimidad de algunos reclamos, se ocultó diciendo que hay una campaña basada en "mentiras" que busca desatar la violencia y siguió el desarrollo del paro en un puesto de mando unificado en Bogotá

El pasado jueves 21 de noviembre, estudiantes y trabajadores tomaron las calles de Colombia para protestar contra la política económica y social aplicada por el gobierno uribista de Iván Duque, en una jornada que paralizó a la nación sudamericana.

Como parte del paro, se registró una fuerte e inusual reducción del flujo vehicular y peatonal, mientras que buena parte de las empresas, universidades, colegios y comercios cancelaron sus actividades.

Estas protestas son las más grandes que se han realizado contra el presidente Duque, quien en un poco más de un año alcanzó 69 % de desaprobación popular, el porcentaje de rechazo más alto registrado por un Mandatario de ese país en la última década, lo que llevó a que el oficialista Partido Centro Democrático obtuviera resultados nada favorables en las pasadas elecciones regionales de octubre.

«Es un acumulado de situaciones que esperamos nosotros que, así sea en una gran mesa nacional de concertación, empecemos a revisar», explicó Julio Roberto Gómez, titular de la Confederación General del Trabajo, una de las organizadoras.

Las acciones de calle en Colombia se producen en un momento de agitación social en América Latina, en el que los ciudadanos defienden sus derechos y se manifiestan en contra de las políticas neoliberales de los gobiernos derechistas.

El gobierno de Iván Duque tiene una desaprobación del 69%. Foto EFE.

¿Por qué protestan los colombianos?

Las  protestas tuvieron lugar en las principales ciudades de Colombia y estuvieron protagonizadas por trabajadores, estudiantes, campesinos, políticos, líderes sociales e indígenas.

La decisión de realizar las movilizaciones y el paro nacional se tomó durante el Encuentro Nacional de Emergencia convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), realizado el pasado 4 de octubre, en el que participaron más de 100 organizaciones sociales, estudiantiles y sindicales.

“Derrotemos con unidad y movilización las políticas de Duque que destruyen la nación y la paz”, fue el llamado del manifiesto publicado luego del encuentro.

Las reformas laboral y de pensiones que pretende aplicar el Gobierno de Duque como parte de un “paquetazo”, pretenden empeorar las condiciones de los trabajadores, a costa de la disminución del valor de la mano de obra, y de beneficiar las ganancias de los empresarios.

Por tal motivo, la  CUT denunció que la reforma laboral busca “establecer trabajo por horas, salario mínimo diferencial por regiones, eliminación de las horas extras, pago de dominicales y festivos y la indemnización por despido”.

La medida también contempla reducir el salario mínimo para los jóvenes menores de 25 años, que recibirían solo el 75 % del monto.

En el campo de pensiones, la administración de Duque propone el “aumento de la edad de pensión y la cotización, la disminución de la tasa de retorno y hasta establecer un sistema de ahorro individual eliminando la solidaridad, un Ministerio del Trabajo que atenta contra la estabilidad reforzada de los trabajadores enfermos”.

Asimismo, pretende fortalecer los fondos privados de pensiones a costa de eliminar a Colpensiones, empresa estatal vinculada con el Ministerio del Trabajo, para así salvaguardar los intereses del capital financiero especulativo.

Precisamente, el desarrollo de un nuevo régimen laboral y de pensiones fue una petición del presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Jaime Alberto Cabal, al Gobierno de Duque, para flexibilizar las condiciones de contratación de los trabajadores colombianos y establecer el costo del salario mínimo por regiones o sectores, y aplicar la contratación flexible por horas con sus correspondientes prestaciones sociales.

El Mandatario ha negado la veracidad de varias de estas medidas, asegurando que no es cierto que haya presentado al Congreso las reformas laboral y de la seguridad social que denuncian los sindicatos, y agrega que cualquier tipo de acción deberá ser objeto de negociación.

Sin embargo, muchas de estas políticas han sido esbozadas públicamente por personas u organizaciones próximas al Gobierno, incluyendo al expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, líder del Partido Centro Democrático.

Los estudiantes piden al Gobierno mejoras para el sector educativo en Colombia. Foto: AFP

Mejor educación

En 2018, los estudiantes salieron a la calle a protestar por una mejor educación. Un año después, los jóvenes siguen reclamando más inversión y el cumplimiento de acuerdos firmados que incluyen inversiones para las universidades de unos 1.300 millones de dólares, así como el cese de la corrupción en varios recintos educativos.

Sin embargo, la administración de Duque sigue sin atender sus reclamos e, incluso, la ministra de Educación, María Victoria Angulo, aseguró que el Gobierno sí está cumpliendo porque se han destinado a Educación unos recursos «nunca antes vistos».

Los manifestantes reclaman las políticas de Duque, que plantean reformar la normativa para el mercado laboral. Foto: El Comercio

Violencia y clamor de paz

Los colombianos también reclaman medidas de protección efectivas para indígenas y líderes sociales, quienes son víctimas de una ola de asesinatos que se ha cobrado la vida de más de 130 de ellos desde que Duque llegó al poder, hace 15 meses.

La situación es particularmente crítica en el departamento del Cauca, al suroeste colombiano, región que vive sumida en una espiral de violencia por la presencia de grupos armados, paramilitares y bandas narcotraficantes.

Asimismo, las organizaciones sociales también reclaman al Gobierno un mayor compromiso con la implementación del acuerdo de paz con las FARC, alcanzado en 2016, en especial uno de los puntos que se refiere a la sustitución gradual y voluntaria de los cultivos de uso ilícito por otras alternativas de subsistencia para las comunidades más pobres.

Así fue el paro nacional

El paro nacional comenzó a las 5:00 de la madrugada del jueves y congregó a más de un millón de personas, según cifras aportadas por las organizaciones que promovieron la protesta. Mientras, la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, los estimó en cerca de 207 mil, en el «pico más alto» de la jornada.

Aunque Duque reconoció la legitimidad de algunos reclamos, aseguró que hay una campaña basada en «mentiras» que busca desatar la violencia y siguió el desarrollo del paro en un puesto de mando unificado en Bogotá con las más altas jerarquías militares y policiales, y los ministros de Defensa y de Interior.

Previo a la jornada, el derechista otorgó facultades extraordinarias a gobernadores y alcaldes para implementar un toque de queda en sus jurisdicciones en caso de violencia.

Asimismo, decidió cerrar los pasos fronterizos terrestres y fluviales y colocó a las fuerzas militares en alerta máxima desde días antes. También expulsó a 24 venezolanos por supuestamente querer infiltrarse en las marchas y la policía realizó controvertidos allanamientos en centros culturales y medios de comunicación alternativos.

«Al tiempo que reconocemos el valor de la protesta pacífica, también garantizaremos el orden», advirtió Duque el día antes de las protestas, en una alocución televisada.

Protestas y represión

En Bogotá, miles salieron a las calles. La concentración principal se produjo tanto en la Universidad Nacional como en la Plaza Bolívar, corazón político de la capital.

Sin embargo, en horas de la tarde, la Policía arremetió contra los manifestantes y lanzó gases lacrimógenos, lo que ocasionó que se produjeran disturbios en este punto, así como en la calle 53, una de las más concurridas de la ciudad.

En medio de a protesta, fotógrafos del diario El Tiempo captaron la violenta agresión de un miembro del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios) a una joven.

El hecho se registró en inmediaciones de la Universidad Nacional en Bogotá, cuando el oficial arremetió con patadas contra la joven desarmada que solo llevaba una pañoleta que le cubría la boca y la nariz, y que circulaba en su bicicleta.

En Medellín, capital del departamento de Antioquia, los primeros que salieron a las calles fueron los estudiantes de la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional, quienes realizaron un plantón. 

Posteriormente, se sumaron representantes de los gremios de maestros, trabajadores, jubilados y artistas, quienes llenaron las calles de la ciudad de manera pacífica. 

Kolumbien Medellin Paro Nacional Landesweiter Streik gegen Regierung (Hurtado/Ramirez/Pérez)P

Aunque para algunos Medellín es un bastión del uribismo, ya que es la ciudad en que nación Álvaro Uribe, muchos colombianos expresaron su rechazo al incumplimiento de los acuerdos con las FARC y portaron pancartas con la consigna: «No a la guerra, sí a la paz».

En esta ciudad, el ex comandante máximo de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, pidió al presidente Duque que escuche las reivindicaciones. «Espero que escuchen al pueblo, tengo la esperanza de que razone», dijo.

Los medios reportaron que en algunos lugares de la capital de Antioquia los marchantes cantaban «El baile de los que sobran», de Los Prisioneros, canción símbolo de las protestas en Chile.

En Cauca, los indígenas protestaron en la vía Panamericana para exigir que se detenga la masacre de los líderes de sus comunidades.

Por su parte, en Cali, capital del departamento de Valle del Cauca, la manifestación fue masiva y llenó las calles de la tercera ciudad más grande de Colombia.

En Calí, miles salieron a las calles a protestar. Foto: El País.

Sin embargo, según el alcalde, Maurice Armitagese, se produjeron «saqueos» y «hechos violentos», en los que resultaron lesionados 23 uniformados y dos manifestantes, por lo que decretó toque de queda en la ciudad por 11 horas.

De acuerdo con la Ministra del Interior, «en términos generales los participantes en las marchas lo hicieron de manera pacífica», aunque posteriormente se reportaron enfrentamientos, que dejaron 37 policías y 42 civiles heridos, junto a 36 detenidos.

Triunfo del pueblo

Luego de la multitudinaria jornada histórica de movilización ciudadana, los organizadores afirmaron que ganó el pueblo, porque pudo alzar su voz en contra de los atropellos del Gobierno de Duque y demostró que es posible el nacimiento «de una nueva Colombia, de otra Colombia posible».

«Más de la mitad de los colombianos en más de 500 municipios participaron de forma entusiasta, alegre y decididamente en este paro y estas marchas», señalaron en un comunicado.

Señalaron que esta «amplia expresión de inconformidad y rebeldía desarrollada de forma pacífica», tendrá que ser asimilada por el mandatario a quien exigen respuestas.

«Se equivocó el Gobierno diciendo que no había razones, se equivocó el Gobierno diciendo que esto era una marcha de violentos y anarquistas, tal como también lo expresó el partido de gobierno y su jefe Álvaro Uribe. Y se equivocó, al provocar confrontaciones por parte de la policía en algunos sitios de concentración y movilización, hechos que rechazamos», reza el texto.

El Comité Nacional de Paro solicitó de manera inmediata una reunión con el presidente Duque para debatir las motivaciones y razones del paro: «contra el paquetazo de medidas regresivas en materia económica, social, laboral y ambiental, por la vida, la paz y los derechos humanos».

Asimismo, dicho comité se declaró en estado de alerta frente a esta reunión y llamó a toda la ciudadanía «a estar prestos a desarrollar nuevas acciones en la calle si el Gobierno nacional mantiene la desatención a los reclamos y anuncia y prepara sus regresivas reformas».

«Llamamos desde ya a estar prestos a una nueva reunión de emergencia, que se publicitará adecuadamente», dejaron claro en el texto.

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