El gobierno de Estados Unidos instó este miércoles a Colombia a mostrar avances reales en la reducción de cultivos de coca, advirtiendo que la falta de resultados podría llevar a la descertificación del país sudamericano en su lucha contra las drogas, una decisión que se tomará en los próximos meses y que tendría consecuencias diplomáticas y económicas.
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“Ya no es el tiempo de hablar de resultados esperados, es el tiempo de lograr resultados”, enfatizó John McNamara, encargado de negocios de la Embajada estadounidense en Colombia, durante la asamblea anual de la Cámara de Comercio Colombo Americana en Bogotá.
La superficie sembrada con hoja de coca alcanzó en 2023 un récord de 253.000 hectáreas, un aumento del 10% respecto al año anterior, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Este crecimiento ha reactivado la preocupación de Washington, especialmente bajo la administración de Donald Trump, que ha endurecido su postura frente a Colombia en materia antinarcóticos.
Aunque Colombia no ha sido descertificada en tres décadas, McNamara subrayó que la decisión final —esperada para septiembre— dependerá de los resultados que logren el gobierno y las fuerzas de seguridad colombianas en los próximos meses. La descertificación podría implicar la revocación de visas y la reducción de fondos de cooperación.
En respuesta, el embajador de Colombia en Estados Unidos, Daniel García-Peña, defendió la estrategia del gobierno de Gustavo Petro, que busca erradicar 25.000 hectáreas mediante acuerdos voluntarios con comunidades campesinas. “El mensaje que hemos recibido de la administración Trump de que hay que mostrar resultados, lo hemos copiado… pero con una gran diferencia, nosotros queremos que sea permanente”, sostuvo.
García-Peña advirtió que este tipo de erradicación toma tiempo, ya que implica un proceso de concertación y transición hacia economías lícitas. “Colombia merece ser certificada… No hay país en el mundo que haya hecho más que Colombia”, afirmó.
Además de la lucha antidroga, la relación bilateral atraviesa tensiones por los aranceles del 10% impuestos por Trump, en el marco de su guerra comercial, así como por nuevas regulaciones en Colombia que podrían afectar las exportaciones automotrices estadounidenses.
McNamara también expresó preocupación por los acercamientos de Bogotá con países como China, subrayando que aunque respetan la soberanía colombiana, “es importante considerar las implicaciones a largo plazo de tales relaciones”.
En respuesta, el gobierno colombiano ha reafirmado la necesidad de diversificar sus mercados frente a las presiones comerciales de Washington, explorando alianzas estratégicas con Europa y Asia.
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