Indígenas latinoamericanos siguen en resistencia a 527 años de la llegada de Colón

Se enfrentan al saqueo de sus tierras y a políticas neoliiberales

Por Leonardo Buitrago

12/10/2019

Publicado en

Latinoamérica

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Como consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales los pueblos indígenas de América Latina  se enfrentan a  la deforestación de sus territorios,  a la violación de sus espacios sagrados, a la tercerización en el campo laboral, minería ilegal, constantes amenazas y el asesinato de sus dirigentes y líderes.

El 12 de octubre de 1492 es una fecha de luto para los pueblos indígenas de América. Cristóbal Colón avistó por primera vez las tierras de un Nuevo Mundo; y a partir de allí se produjo la conquista del imperio español, lo que significó para la imposición de nuevas costumbres, el exterminio de millones, un enorme saqueo de recursos naturales y el  expolio de tierras y  la cultura de los pueblos.

527 años después de la invasión imperialista,  muchos pueblos indígenas se encuentran en riesgo de desaparición física o cultural, situación que se ha visto aumentada en nuestra región por la actuación de los gobiernos de derecha que constantemente vulneran sus derechos.

Como consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales los pueblos originarios  se enfrentan a  la deforestación de sus territorios,  a la violación de sus espacios sagrados, a la tercerización en el campo laboral, minería ilegal, constantes amenazas y  el asesinato de sus dirigentes y líderes.

“Expertos sociólogos afirman que el continente americano tiene una profunda deuda social con estos aborígenes, endeudamiento que ha sido calificado en términos de pobreza, marginación, vulneración de derechos de tierra y demarcación de territorios, explotación laboral, desplazamiento y escasa o inexistente participación en los procesos de desarrollo de las naciones”, reseñó Telesur.

En la actualidad, los aborígenes peruanos  exigen la inmediata titulación de sus territorios, así como el respeto de sus derechos territoriales frente a varias décadas de vulneración de los mismos.

Asimismo, acuden cada vez más a los tribunales para detener los proyectos mineros y petroleros que amenazan sus tierras ancestrales y forma de vida.

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Los nativos brasileños continúan sufriendo las pasadas escenas de los voraces incendios que devastaron extensas hectáreas de la Amazonía, ante la inacción del  presidente ultraderechista, Jair Bolsonaro. 

Los indígenas de Colombia enfrentan un despunte de los efectos del conflicto armado en sus áreas naturales de convivencia.

Estas comunidades han visto modificada su calidad de vida debido a las amenazas, usurpación de terrenos, invasión de grupos armados y asesinatos, muchos de ellos sumidos en la inacción del gobierno del uribista Iván Duque.

En Ecuador, los indígenas son protagonistas de una multitudinaria protesta social contra las medidas neoliberales pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por el presidente de esa nación, Lenin Moreno.

Estos pueblos lidian con la falta de servicios básicos. En este siglo aún existen aldeas sin electricidad ni agua potable. Un 50% de los niños indígenas menores de cuatro años sufre de desnutrición crónica, según estadísticas del Ministerio de Salud.



Son temidos por su coraje y capacidad de organización en la protesta. Foto: Reuters

Entretanto, en Chile los pueblos originarios mapuche hacen lo propio por desplazar y evitar a toda costa la construcción de gasoductos, presas hidroeléctricas, mineras y carreteras.

Sin embargo, los pueblos ancestrales de  América Latina se niegan a perecer  y refuerzan su resistencia ante los embates de grupos vandálicos, extractivistas quienes enfilan esfuerzos por explotar de forma exagerada los recursos naturales que provee la madre tierra.

De acuerdo con el experto Ricardo Martínez, en los últimos 20 años las comunidades aborígenes de la región han vigorizado estrategias novedosas de organización que les han servido en muchas ocasiones como plataforma para visibilizar y posteriormente denunciar la vulneración criminal de sus derechos. 

«Son movimientos antisistémicos. En esencia antiextractivistas que se oponen a la explotación enajenada de la naturaleza en cualquiera de sus formas, sea privada, estatal o mediante asocios público-privado», aseveró Martínez, citado por Telesur.

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