Chile gastó $8.900 por persona al año en protección ambiental

Si somos básicos, y nos planteamos la existencia desde lo primario y lo que importa, lo lógico es que caigamos en cuenta que respirar es primordial para permanecer vivos.

En un día como hoy, en el que Santiago registra catorce días con mala calidad del aire; en un mes en el que Coyhaique ha sido declarada zona de saturación ambiental por los altos índices de contaminación registrados en la zona; nos enteramos a través de un informe, entregado ayer por Cepal, que el gasto público en protección ambiental en Chile alcanza la vergonzosa cifra de $8.900 por persona al año.

Con estos datos, se hace evidente que el Gobierno no está concientizado y que las medidas que se están adoptando son insuficientes, partiendo por el presupuesto destinado a cuidar la calidad ambiental de la que disponemos en Chile.

Mejorar la tecnología de la información disponible, fortalecer las capacidades institucionales del Ministerio de Medio Ambiente, lograr una mayor precisión en el cálculo público en protección ambiental, son los principales desafíos que se presentan para nuestro país en esta área, según el estudio antes mencionado y que se realizó en conjunto entre el Gobierno y Gobierno y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

El estudio señala que el país gastó en 2012 $145.042 millones (aproximadamente US$260 millones) en protección ambiental, cifra que equivale a 0,1% de su producto interno bruto (PIB), el más bajo entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El monto es inferior a las estimaciones realizadas en años anteriores y a los niveles de otros países en la región como Colombia (0,3% del PIB) y al promedio de Eurostat (0,67%).

Si consideramos que la contaminación atmosférica es catalogada como uno de los principales problemas ambientales del país y en el gasto de protección del aire-ambiente, sólo se invirtió un 4,2% del GPPA (unos US$10 millones), a todas luces, podemos dar cuenta que es una cifra insuficiente y que la planificación no ha sido coherente con la realidad de la crisis ambiental que está sufriendo Chile.