Cinco tecnologías para reducir el calentamiento gobal en América Latina

El calentamiento global representa una de las más grandes amenazas para la existencia en la Tierra, pero dentro de la irracionalidad devastadora del humano, emerge, de vez en cuando, alguna alternativa a favor de la conservación del medio ambiente y, por supuesto, de las especies en el planeta.

Por años se ha apostado a un sin fin de propuestas ecologistas y ambientalistas por y para la preservación de las especies, donde la tecnología y organizaciones han pasado a desempeñar un papel importante en la mitigación de los efectos del calentamiento global.

Algunas de estas innovadoras tecnologías, de bajo costo, ya son aplicadas en regiones de vital importancia, como es el caso de América Latina, zona del planeta que posee la mayor diversidad de flora, pero que al mismo tiempo el 46 % se ve afectada por la minería global y los conflictos socioambientales, según el Instituto Nacional de Desarrollo y Recursos Nacionales de Canadá.

A continuación te mencionamos 5 tecnologías inspiradas en la preservación del planeta y que están ayudando a mejorar el monitoreo de la minería ilegal, la caza furtiva de las especies, entre otros:

Audiomoth

Investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido), en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), crearon Audiomoth, un dispositivo de grabación bioacústico que registra la duración y la frecuencia de los ruidos de los animales y utiliza algoritmos programados por computadora para determinar qué especies están presentes en ciertas áreas.

El costo de este aparato oscila entre 200 y 700 dólares y se requieren varios para obtener una información completa. Sin embargo, Audiomoth indica que si se hace una compra a granel, el costo de cada dispositivo se reduce hasta en un 80 % en comparación con las compras independientes.

Además, ahora está en línea, por lo que los usuarios pueden acceder públicamente a todos los archivos de diseño de hardware y software.

El dispositivo está diseñado para capturar también el sonido de las balas y las sierras eléctricas, señales reveladoras de tala ilegal y caza furtiva, un comercio que vale más de 50.000 millones de dólares anuales, según el Programa de Medio Ambiente de la ONU.

Datos geoespaciales

Otra tecnología es una aplicación de teléfono móvil llamada Thaki, desarrollada por Jaime Rodrigo Varas, que utiliza datos geoespaciales para informar a los usuarios sobre áreas propensas a inundaciones, rutas de evacuación y puntos de reunión. Incluso, su invento permite que personas desaparecidas suban su ubicación.

La utilidad de los datos geoespaciales radica en que usa fotografías de satélites, lo que permite modelar las rutas de evacuación y trazarlas en un mapa.

Como un esfuerzo mancomunado, el Gobierno chileno ha puesto las imágenes satelitales a disposición del público.

Con la APP descargable en Google Play se puede conocer las vías de evacuación, zonas seguras y zonas de inundabilidad por tsunami y aluvión.

ReciVeci

Si de reciclaje se trata, un equipo de voluntarios en Quito, Ecuador, inició ReciVeci, una aplicación de teléfono celular que permite a los residentes entregar residuos reciclables directamente a los recicladores locales.

La aplicación indica quién es el reciclador local, cómo contactarlo y cómo entregar los desechos. Más de 200 recicladores están en la base de datos.

De acuerdo con la página web del aplicativo, hay alguien que recoge, separa, limpia y vende nuestros residuos reciclables. Con esos ingresos sustenta a su familia. Esto, destacan, es “reciclaje inclusivo”.

La idea es incrementar y potenciar la labor de los recicladores de base, como eje del proceso.

ReciVeci busca atacar un problema de estructura social, muchas veces no resuelto socialmente ni económicamente por organismos, empresas o la comunidad social, mediante la aplicación de nuevas fórmulas, en este caso, mediante la articulación de un movimiento ciudadano.

La aplicación es gratuita y está disponible para Android e IOs, por lo que puede ser ampliamente utilizada en Ecuador, donde cada familia tiene al menos un teléfono celular con acceso a internet.

Drones contra especies invasoras

Un dron captura constantemente fotos e imágenes a cierta altura y desde ángulos poco convencionales o inaccesibles para un ser humano, pero el astrofísico exmiembro del Laboratorio de Innovación del Banco Mundial, Bruno Sánchez-Andrade, desarrolló una unidad con la que se puede monitorear los caminos de los cazadores furtivos, crear modelos 3D del terreno y detectar cambios en la densidad de vegetación y especies invasoras.

El proyecto ha sido recibido positivamente, e incluso, ha sido llevado al Parque Nacional El Impenetrable en Argentina, un área con un grave problema de caza furtiva.

Mapas satelitales contra la deforestación

Una imagen satelital se puede definir como la representación visual de la información capturada por un sensor montado en un satélite artificial. Como se sabe, son obtenidas por satélites artificiales.

Considerando esto, Digital Globe , Planet y Amazon Conservation Team, con Carlos Mazabanda, coordinador del equipo de Amazon Watch en Ecuador, han podido estudiar la deforestación de manera más segura.

Su mejor uso ha sido, hasta el momento, la medición de impactos de la mina de cobre El Mirador, un proyecto dirigido por la empresa de propiedad china Ecuacorriente SA y que demostró a su país cómo se ha destruido 9.928 hectáreas en la zona.

El cambio climático es una amenaza que se cierne sobre América Latina. En la región se reportan cada año inundaciones y sequías, eventos que forman parte de los fenómenos climáticos que impactarán en mayor medida la región en los próximos años, con un costo de hasta cinco por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con estimaciones preliminares de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

“Las emisiones de gases de efecto invernadero de la región representan nueve por ciento del total global, con una tasa de crecimiento anual de seis por ciento durante el período comprendido entre 1990 y 2011”, de acuerdo con información de la Cepal que se difundió en diciembre del 2015.