Constituyen mesa de trabajo ambiental con participación ciudadana en Chañaral

Miguel Vargas, intendente de Atacama, encabezó la constitución de la primera mesa de trabajo público privada en Chañaral, que busca encontrar soluciones, con la ayuda de la participación ciudadana, a la situación ambiental de la comuna, cuya bahía está contaminada desde el año 1938.

La mesa estará conformada por la seremi del Medio Ambiente, Ingrid Aguad, la seremi de Salud, el gobernador de la Provincia de Chañaral, Yerko Guerra, el alcalde de la comuna, Héctor Volta, representantes de Enami, Manto Verde y Codelco, representantes de juntas de vecinos, agrupaciones pesqueras y organizaciones ecológicas del puerto.

Esto después de que la pasada semana la cámara de Diputados aprobara una iniciativa que solicitaba que parte de las utilidades de Coldelco -cuyas faenas mineras hasta 1988 fueron parte importante del desastre, responsabilidad que ayudaron a tapar los medios empresariales y el baño del ex presidente Lagos en Playa Grande-  fueran destinadas a la reparación de la Bahía.

Manuel Cortés, presidente de la organización ecológica Chadenatur, sostuvo: «Llevamos más de 20 años como organización y es la primera vez que logramos que un intendente y una seremi de medio ambiente están escuchándonos; Se ha trabajado durante muchos años por esta contaminación  y a la larga queda un papel  escrito y guardado; espero que con esta mesa podamos lograr lo que por años hemos buscado».

Por su parte, Vargas señaló que  “nos parece que esta es la manera de atender los problemas que tiene Chañaral, vinculados a los temas ambientales, que son de larga data. Esta es una comuna cuyo desarrollo ha estado condicionado a partir de la contaminación en la bahía de la ciudad, producto de los relaves que se han ido depositando por muchos años. Trabajar de manera responsable, con todos, me parece un paso importante”.

Cronología del desastre

La contaminación comenzó en 1938, cuando la empresa estadounidense Andes Copper Mining Company explotó, primero y hasta 1959, el yacimiento Potrerillos, para, agotado este, seguir por El Salvador, procediendo a verter los materiales tóxicos provenientes en el río Salado, que desembocaba en la Bahía de Chañaral ( pasando por Llanta, Diego de Almagro y El Salado).

Cuando tras  la nacionalización del cobre impulsada por Allende, la explotación pasó a manos de Codelco, esta heredó la práctica de evacuación de relaves a través de División Salvador, una de las divisiones de la cuprífera chilena, que siguió vertiendo los desechos en el mismo lugar. Eso  hasta 1974,  año en que el río Salado fue desplazado 9 kilómetros al norte y los desechos comenzaron a ir a parar a la zona de Caleta Palito.

Sin embargo, según señala Cortés,  “la corriente de Humboldt y la dinámica costera provocaron que el área contaminada de 5 millas en el mar aumentara a 20 millas, extendiéndose a la zona del Parque Nacional Pan de Azúcar, uno de los lugares costeros de mayor valor ambiental de la Región de Atacama.”.

Esta situación no se detuvo hasta 1988, año en que la Corte Suprema acogió el recurso de protección interpuesto por las comunidades y decretó responsabilidad legal de Coldeco Chile, obligándole a cesar los vertidos contaminantes al mar.

Sin embargo a esas alturas el daño era ya irreparable; se calcula que se habrían vertido alrededor de 350 millones de toneladas de relaves durante los más de 50 años, contaminación que en la Bahía de Chañaral hizo que el mar se retirara dos kilómetros al interior, creando una playa artificial que dejó inservible la infraestructura portuaria del lugar, y haciendo desaparecer por completo  cualquier signo de vida en los 15 kilómetros de extensión litoral que unen Punta Achurra y Cerro Castillo, así como en los 5 correspondientes a la Bahía de Chañaral.

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El Ciudadano