Crisis hídrica en Uruguay: Expertas advierten similitud con la realidad que se vive en varias zonas de Chile

"En Petorca la gente no tiene agua para tomar. En Copiapó las fuentes de agua también se agotaron y por eso se construyó una planta desalinizadora", recordó la académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, María Christina Fragkou.

Por Absalón Opazo

24/07/2023

Publicado en

Chile / Medio Ambiente

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Aunque el gobierno uruguayo cree que lo peor de la crisis del agua ya pasó gracias a las lluvias del pasado 16 de julio, que sumaron en las reservas 6,5 millones de metros cúbicos, un informe oficial de Obras Sanitarias del Estado y del Ministerio de Salud Pública de Uruguay advirtió que el país sigue en alerta pues la sequía mantiene al embalse de Paso Severino, que abastece de agua potable a la capital Montevideo, a solo un 9,3% de su capacidad.

Esta situación, en el caso de Chile, no es mucho mejor. Hace algunas semanas, el Centro de Análisis de Políticas Públicas (CAPP) de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile abordó la escasez hídrica en la octava versión del Informe País: Estado del Medio Ambiente en Chile 2022

Pero, ¿qué tan cerca estamos de llegar a la situación uruguaya? Para la profesora del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, María Christina Fragkou, «la crisis que está viviendo Uruguay ya está sucediendo en Chile, quizás no está pasando en todo el país, porque Chile es más grande, es más largo, pero sí que está sucediendo».

«En Petorca la gente no tiene agua para tomar. En Copiapó las fuentes de agua también se agotaron y por eso se construyó una planta desalinizadora», recuerda la académica.

En esa línea, plantea que «vemos con asombro que el problema de Uruguay es un problema del agua para consumo humano y esto es lo que hemos destacado en las investigaciones que hacemos con mi grupo en el Departamento de Geografía, desde hace años: en Uruguay están describiendo una situación muy similar a la chilena».

«El Estado prioriza y asegura el abastecimiento de sectores productivos, pero no para el consumo humano», afirma la especialista.

«Si vemos, por ejemplo, las soluciones en Petorca, la gente tiene que tomar agua de camiones aljibes para que la industria de la agricultura esté tranquila. La gente que toma agua en la ciudad de Antofagasta, en Tocopilla, en Mejillones, está tomando agua desalinizada para que haya suficiente agua de cordillera para las faenas mineras. Entonces, vemos una clara preferencia para asegurar el abastecimiento de sectores productivos ante el consumo humano», argumenta la profesora Fragkou.

Crisis global, soluciones locales

Por otra parte, Linda Daniele, doctora en hidrogeología y profesora de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, señala que este tipo de fenómenos son «situaciones nuevas fruto de la configuración mundial que hemos desarrollado, donde los recursos que necesitamos son finitos».

En ese sentido, la también directora académica del Centro Avanzado Para Tecnologías del Agua (CAPTA) explica que las situaciones extremas, en los escenarios de cambio climático (CC) proyectados, «podrán ser más frecuentes y todos los países deberían asegurar una gestión que permita hacer frente a situaciones tan extraordinarias, considerando no solo el abastecimiento a la población, sino las necesidades agrícolas y productivas».

En ese sentido, destaca que «los embalses son una de las diferentes opciones que tenemos para gestionar los recursos hídricos, pero no podemos descansar solo en eso para los escenarios actuales y futuros. Para nuestra seguridad hídrica es necesario diseñar planes que contemplen una variedad de opciones que puedan responder de forma eficiente y en base a las necesidades territoriales de agua». 

Así, añade la profesora Daniele, «no es suficiente tener un plan B, necesitamos varios planes que interactúen y respondan a las varias posibilidades que se puedan configurar».

Respecto a la situación actual, la profesora Daniele detalla que en el caso de los embalses, de forma general, algo ha mejorado con las precipitaciones, pero igualmente se dan situaciones locales que son preocupantes.

«Por ejemplo, el volumen embalsado en Peñuelas no ha variado y hay varios embalses bajo el 20% de sus capacidades. En mi opinión, en este mundo tan cambiante y variable, las soluciones modulares y desde la perspectiva local puede que sean más eficientes para enfrentarnos al cambio climático y preservar nuestro entorno del cual dependemos», concluyó la docente.

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