El pulpo es el ser más diferente del ser humano, pero compartimos con él una especial característica

Los pulpos han desarrollado ojos, extremidades y cerebros a través de una ruta completamente separada, con antepasados ​​muy diferentes de los seres humanos, y parecen haber llegado por otros medios a un impresionante funcionamiento cognitivo y, probablemente, una conciencia.

Si los pulpos se perciben como encantadores o aterradores, esto depende mucho de la perspectiva personal, pero hay algo difícil de negar, y eso es su inteligencia.

Los pulpos pueden distinguir a un humano de otro (incluso si varios llevan uniforme) y, según Peter Godfrey-Smith, profesor de filosofía, son lo más parecido a un alien en la Tierra. Godfrey-Smith es investigador de la Universidad de Sydney y la Universidad de New York City.

Eso es porque son los animales complejos con el antepasado común más distante de los seres humanos; es decir, lo más diferente que hay de nosotros (que tengamos conocimiento). Hay algo de incertidumbre respecto de qué antepasado habrían compartido más recientemente los pulpos y los humanos, pero Godfrey-Smith dice que «probablemente fue un animal del tamaño de una sanguijuela o platelminto, quizás con miles de neuronas numeradas pero no más que eso».

Los pulpos han desarrollado ojos, extremidades y cerebros a través de una ruta completamente separada, con antepasados ​​muy diferentes de los seres humanos, y parecen haber llegado por otros medios a un impresionante funcionamiento cognitivo y, probablemente, una conciencia.

«Un auténtico alienígena sería un ser sensible sin ninguna ascendencia común con nosotros en absoluto», dice Godfrey-Smith, quien publicó un libro sobre la conciencia y los pulpos («Otras mentes. El pulpo, el mar y los profundos orígenes de la consciencia»).

«Podría ser que nunca nos encontremos con eso… [En ese caso] el pulpo es la mayor aproximación, porque hay una conexión histórica, pero de hace mucho tiempo», dice su autor.

No existe una manera clara de evaluar la conciencia en otros animales, pero ciertamente podemos hacer ilustradas conjeturas. En términos generales, la conciencia se suele definir como la existencia de la experiencia de ser una criatura tal. Esta noción se explora en profundidad en el ensayo del filósofo Thomas Nagel, «What is it like to be a bat?» («¿Cómo es ser un murciélago?»).

Ocurre que los pulpos muestran signos de curiosidad, por lo que Godfrey-Smith cree que es muy probable que sean seres conscientes. «Creo que los comportamientos exploratorios, el hecho de que se ocupan de las cosas, que tienen buenos ojos, que evalúan, son pequeñas pruebas de que hay algo [de consciencia en ellos]», señala.

Godfrey-Smith reconoce que simplemente parecen criaturas inteligentes y conscientes, pero lo cierto es que también realizan ciertas tareas que son reconocidamente conscientes en los seres humanos, como «tratar con la novedad cuando se está frente a algo nuevo. [Esto] siempre es consciente en los seres humanos», dice el experto.

Dada la lejana ascendencia común entre humanos y pulpos, la consciencia en estos animales indicaría que esta ha evolucionado dos veces en la Tierra. El autor cree que es plausible que haya más de dos ramas de la evolución, donde la conciencia se desarrolló por carriles independientes.

Es importante averiguar si la conciencia es «un producto del universo que se produce fácilmente» o si es «una locura, un evento anómalo completamente extraño», dice Godfrey-Smith. Si nos basamos en las pruebas actuales, parece que la consciencia no es en absoluto inusual o particular de los humanos, sino un desarrollo bastante más común en la naturaleza. «Sospecho que la evolución animal, si se volviera a producir, generaría una subjetividad similar», agrega. «Podemos ver por qué tiene sentido biológicamente».

Por Quartz

El Ciudadano

 

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