Entierros Verdes: Muerte ecológica

Durante incontables generaciones, los humanos han dispuesto de sus muertos en el paisaje, mediante diferentes tipos de entierros, en los cementerios. El diseño de estos “deathscapes” o cementerios, nos puede decir mucho sobre el espíritu cultural de la época.

Por Arturo Ledezma

18/11/2014

Publicado en

Medio Ambiente / Mundo

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El entierro humano más antiguo se cree que data de hace casi 350.000 años. Desde entonces, cada cultura humana ha dispuesto de sus muertos en el paisaje de diferentes maneras. Con la población mundial ahora en más de 7 mil millones, es hora de pensar  cómo el paisaje puede acomodar a nuestros muertos de una manera sostenible.

Paisaje, el diseño y la muerte

El método de enterramiento o la conmemoración de los muertos, y el diseño de los cementerios, dice  mucho acerca de la cultura de la persona fallecida y su generación. En la cultura occidental, estamos influenciados por una herencia cristiana, que viven en lo que podría describirse como una cultura post-cristiana. Esto ha influido inevitablemente el diseño de nuestros cementerios.

En la cultura cristiana, la muerte es vista como una transferencia del espíritu a la otra vida. La clave para el método de enterramiento en los cementerios y los cementerios cristianos es la creencia en la resurrección de la carne, venga el día del juicio. Esto influye inevitablemente el diseño y la forma de los cementerios.

Por ejemplo, todos los entierros cristianos se orientan al este (la dirección por donde se cree que Jesucristo vendrá otra vez) y se encuentran dentro de terreno consagrado como cementerios. Por lo tanto, la disposición espacial más lógica es orientar los lotes del cementerio en filas. Esto da lugar a un formal y rectilíneo diseño. El legado de este diseño rectilíneo se puede ver en muchos cementerios como este de Arlinton en Washington DC.

¿Qué es un entierro verde?

En la actualidad, en EEUU, hay una tendencia cada vez mayor en el oeste de entierros verdes. Con el creciente énfasis en la minimización de la propia huella de carbono durante la vida, muchas personas están recurriendo a prácticas funerarias naturales como una forma de demostrar sus credenciales ecológicas. De una manera similar al intento de los entierros victorianos de comunicar  la riqueza y el estatus de las personas enterradas, hoy en día muchas personas están interesadas en lo que la próxima generación va a pensar en la forma en que tratan el medio ambiente.

De acuerdo con la Asociación Funeraria de América:  70.000 m3  de madera, 90.272 toneladas de acero, 2.700 toneladas de cobre y bronce y 3.130 m3  de líquido para embalsamar están enterrados a través de los entierros tradicionales cada año – produciéndose un drenaje sustancial de sus activos.

La cremación también se cobra su peaje en el medio ambiente. Las estadísticas de la Asociación de Cremación de América del Norte muestran que se puede tomar de dos a cuatro horas a temperaturas que van desde 760 a 1150 grados C para cremar un cuerpo completamente. Esto se estima en más o menos equivalente a la energía necesaria para conducir 7725 kilómetros.  A esto se suman las toxinas considerables que se liberan a la atmósfera durante la cremación, tales como dióxido de carbono, plomo, óxido de nitrógeno, y fluoruro de hidrógeno (por nombrar sólo cuatro).

La práctica de un entierro verde

Entierro Verde implica el internamiento del cuerpo sin embalsamar, usando ataúdes naturales o ataúdes que permitan que el cuerpo se descomponga naturalmente, devolviendo sus nutrientes al suelo.

La estética de los cementerios verdes o naturales a menudo reflejan estas decisiones ambientales. Atrás quedaron las líneas formales rígidas y grandes lápidas, en favor de los bosques, prados y campos abiertos, como se puede ver en sitios como Binningwood, Westall Park, o Prairie Creek Cementerio.

Este cambio de paradigma en nuestros cementerios hará que cambiemos gradualmente nuestra percepción del paisaje de la muerte y el recuerdo. En su artículo el Cementerio Parque, Sonia Jackett examina la forma en que “St. George’s Field” en Leeds ha pasado  de ser un cementerio a un parque público, mientras que el Southern Cemetery, en el sur de Manchester (el cementerio más grande del Reino Unido) ha sido designado como Reserva Natural Nacional por su biodiversidad.

Los “deathscapes” del siglo XXI, tendrán que cumplir con una multitud de funciones, desde proporcionar un espacio para los familiares a llorar a la realización de funciones de la infraestructura verde, como el hábitat, la biodiversidad, y el espacio público recreativo.

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