La marea roja y crisis de la industria salmonera en la Región de Los Lagos

  Por Jorge Weil, Dr

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Por Jorge Weil, Dr. en economía U. de Paris y Académico U. Lagos

 El florecimiento de algas nocivas (FAN) afectó en primer lugar a la industria salmonera durante la última semana de febrero y las tres primeras del mes de marzo y en este último mes aparecieron los brotes de marea roja que impactan a la pesca artesanal. Las dos situaciones en el seno de Reloncaví, el mar interior de Chiloé, los canales y la Costa del Pacífico han generado una crisis de envergadura en que solo recién comienzan a dimensionarse sus magnitudes.

La proliferación de algas en la temporada estival, y en particular la FAN (algas nocivas verdes, rojas y cafés), son una constante que ya conocimos en una álgida expresión en el año 2009. Con el fenómeno del “niño”, hecho ampliamente anunciado por la prensa en forma previa al inicio del verano, resulta sorprendente que la industria salmonera se mostrara desconocedora de la variable de alza de la temperatura del mar, ya que ello resulta por lo menos, consustancial al contexto de su actividad.

De las 5.000 tipologías de algas existentes, unas 300 proliferan causando algún tipo de nocividad y 80 de ellas tienen capacidad de producir potentes toxinas. “En Chile, en las últimas décadas se han detectado niveles tóxicos de veneno paralizante de mariscos (VPM) y veneno diarreico de marisco (VDM) en las regiones del sur de Chile[1] La proliferación de las algas nocivas, como la marea roja, no solo afecta a los bivalvos sino también al cultivo de otros mariscos y peces. Las microalgas tienen en el mar distintos colores según la especie y consumen el oxígeno disponible en las aguas marinas produciendo la muerte súbita de salmones y truchas por asfixia y la producción de toxinas venenosas en los bivalvos.[2]

Con relación a esta situación de crisis, la pregunta política pertinente es:

¿Situación ocasional debido a causales naturales o intervención industrial contaminante del borde costero?

Las algas existentes en el mar son de diverso tipo y proliferan con el alza de temperaturas y el aumento de nutrientes. La envergadura de la masificación de las algas nocivas para la acuicultura (cultivo de peces y mitílidos) es el resultado de la introducción de nutrientes (nitrógeno y fósforo principalmente) que son aportadas al borde costero por las fecas, orinas y desechos de los alimentos que provee la industria salmonera en sus cultivos de engorda. La intervención del mar por tres décadas en la región de Los Lagos con el vertido de desechos de la engorda intensiva del salmón ha acelerado el florecimiento de algas nocivas impactando al sector de la pesca artesanal, a los recolectores del borde costero y a la propia industria del salmón. Ello no es nuevo en Chile ni en otros países. En Europa el desarrollo industrial aumentó la carga de nutrientes que se vertían al mar produciendo valores máximos de fitoplancton y la aparición de especies tóxicas[3]. “ … las concentraciones de nutrientes presentes en la costa de Chiloé que muestran altos valores de nitrógeno, que además aumentan en las cercanías de las balsas-jaula utilizadas para el cultivo de los salmones” (Buschmann & Fortt. 2005)[4] Y en relación a los impactos que los desechos orgánicos de estas actividades en el borde costero generan, Buschmann concluye que es posible compararlos con los desechos humanos de 6.000.000 de personas diariamente. “Estamos frente a una situación equivalente a la mitad de la población de Chile vertiendo sus desechos en la zona norte de los canales y los fiordos del sur de Chile”[5] y concluye que “estudios han demostrado que macroalgas pueden capturar nutrientes liberados por salmones en cultivos en el sur de Chile (Troell e all., 1997) y moluscos filtradores pueden aprovechar material orgánico particulado de salmones (Buschmann et al., 2001). Además, los efluentes de peces pueden alterar la composición de la microalga disminuyendo la abundancia de diatomeas a favor de la dominancia de dinoflagelados (Buschmann et al.)[6]. En definitiva, las tres décadas de intervención costera con nutrientes para la engorda de salmones y los desechos de estos en el mar, han objetivamente favorecido el florecimiento de algas nocivas que se caracterizan en la actualidad por su agresividad y amplitud en la reducción de oxigeno en el mar y la proliferación de toxinas venenosas.

Las discrepancias estadísticas y los dos escenarios diferentes caracterizados por la Industria del Salmón y los trabajadores de las empresas.

Un primer escenario es caracterizado por la industria del salmón a inicios del año 2016. Esta subrayaba que ella atravesaba por una dificultad originada en la baja de los precios del salmón a nivel internacional y la necesidad de reducir los costos de la fuerza de trabajo en las empresas. El anuncio comprendía la desvinculación de 2.100 trabajadores pertenecientes a las industrias afiliadas a Salmón Chile. Este escenario de interpretación de la situación fue modificado por el anuncio de la mortandad en sus jaulas de salmón de la empresa Camanchaca a partir del día 25 de febrero 2016.

Tres hechos relevantes marcarían la explicación del nuevo escenario:

  1. a) El florecimiento masivo de algas nocivas se debe a una situación creada por la naturaleza debido a un alza de las temperaturas del mar y que el fenómeno del niño acentuó. Subrayaba, que esta situación era imprevisible y por lo tanto, no se cuestionaba ningún aspecto del proceso de cultivo del salmón en la región.
  2. b) La mortandad de peces habría alcanzado una cantidad de 40.000 toneladas que fueron transformadas en materia prima para la fabricación de harina de pescado y otra cantidad fue autorizada por Sernapesca para ser arrojada en alta mar (a 75 millas de las costa).
  3. c) El número de desempleados anunciados en enero cambió y la última cifra anunciada el mes de abril por parte de Salmón Chile corresponde a unos 5.000 desvinculados por necesidades de las empresas.

En síntesis, esta sería una crisis menor envergadura en la cual todos los parámetros estarían controlados.

El segundo escenario de la situación tiene como actores a los trabajadores de las industrias salmoneras, de las empresas contratistas y servicios, a la pesca artesanal y a ciertos informes del mundo científico. La situación se caracterizaría efectivamente por una disminución de los precios del salmón chileno durante el año 2015, debido a la pérdida de prestigio en razón del alto componente de antibióticos que el producto utiliza, llegando en los grandes comercios norteamericanos a una relación del 50% inferior con respecto al de origen noruego. El segundo componente de la crisis de la industria salmonera se explicita con el florecimiento masivo de las algas verdes, rojas y cafés. El alza de las temperaturas del mar, en un par de grados, encuentra un terreno más fértil en el nitrógeno y fósforo que vierten los nutrientes y desechos de la propia industria salmonera en el borde costero. Con la proliferación de las algas se alcanza una mortandad de 35 millones de peces en 51 centros de engorda ubicados principalmente en el mar interior de Chiloé, el seno de Reloncaví y en las cercanías de Ancud. El resultado de ello se traduce en una mortandad efectiva de 120.000 toneladas de salmón correspondientes al stock de smolts trasladados desde el agua dulce para su engorda en el mar comprendiendo el período de los últimos 18 meses. Aquí surge la primera divergencia entre trabajadores y empresarios sobre las cifras involucradas en la mortandad.

¿Porqué las empresas salmoneras informan a Sernapesca de sólo una fracción de la cantidad involucrada en la mortandad?

La respuesta se reporta a la limitada capacidad del transporte marítimo y terrestre disponible para hacer frente a la demanda de retiro de los desechos en un período de tiempo reducido. El volumen de la capacidad de naves acondicionadas para ello solo respondía a 40.000 toneladas en el período. Por lo tanto, la información de las empresas fue asumida como válida por la institución reguladora del Estado. Sin embargo, los informes de los sindicatos de trabajadores de las plantas; los sindicatos de los oficiales y trabajadores de la marina mercante; las informaciones de los buzos que trabajaron en las faenas concernidas nos permiten consolidar una cifra muy superior a la informada por la industria del salmón. En correspondencia con ello, cerca de 80.000 toneladas de salmón con altos índices de antibióticos y emisión de ácido sulfhídrico se hundieron en las jaulas mismas; otras fueron desplazadas a corta y mediana distancia de las concesiones para ser vaciadas; en otros casos las redes fueron cortadas para permitir la salida de los salmones sobrevivientes y muertos; finalmente embarcaciones de fortuna se desplazaron y vertieron el salmón muerto a solo escasas millas de la costa. Resultado de ello, son los masivos elementos contaminantes que proveyeron los salmones al medio acuático reforzaron la expansión indirecta de otra alga nociva de carácter tóxico conocida como marea roja que se implanta en bivalvos y mariscos. Las corrientes marinas que recorren las costas de sur a norte se encargaron de repartir los desechos tóxicos del salmón muerto comprometiendo un borde costero que hasta ahora no había presentado síntomas de marea roja entre Cucao por el sur y la costa de la región de los Ríos por el norte.

Esta situación nos deja cuatro lecciones y seis crisis identificadas.

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Las Lecciones de la situación

La primera lección es que la industria salmonera “no domina” lo que ocurre en el borde costero, ya que no posee estudios aplicables al curso de las corrientes marinas, ni a los ciclos de las estaciones del año referidos al alza de temperaturas del mar, ni a los impactos ecológicos que ella genera, ni al florecimiento de algas, ni a los efectos de este último sobre la pesca y extracción de mariscos.

La segunda lección es que SERNAPESCA no dispone de los recursos de monitoreo y seguimiento de la actividad de las 400 concesiones acuícolas de Los Lagos, ni de los 140 centro de engorda que estaban vigentes en febrero del 2016, ni de los 51 centros de cultivos que fueron afectados por la mortandad de peces. Por lo tanto, su acción se limitó a consolidar la estadística de la situación de los salmones informados por las empresas.

La tercera lección es que ni el sector privado, ni el sector público disponen de los medios de transporte para hacer frente a catástrofes de mortandad de peces, ya que no hay naves, ni motonaves, ni lanchas en condiciones de asumir la contingencia y tampoco disponen de las capacidades de transporte terrestre de los residuos, ni de la reducción de ellos para convertirlos en harina de pescado o abonos agrícolas.

La cuarta lección es que la mortandad del proceso de engorda del salmón no impacta solo a las empresas de su propio rubro sino que son de una envergadura mayor que engendra impactos dañinos en el sector de la pesca artesanal, los recolectores de mariscos, la nutrición de los mitílidos y los colectores de borde costero (cochayuyo, pelillo, luche, etc…). En definitiva, la evaluación privada de la salmonicultura es rentable para las empresas que cultivan peces. Sin embargo, la rentabilidad social y económica es altamente más negativa para los otros sectores en la región.

 

Salmon are filleted prior to freezing at a Marine Harvest facility near Puerto Montt, Chile, on Monday, Nov. 12, 2007. Marine Harvest, a Norwegian company, is the world's largest producer of salmon. Photographer: Diego Giudice/Bloomberg News

Las crisis directas e indirectas generadas por la industria del salmón

 

La primera crisis es la que concierne a ella misma. Su anuncio de la mortandad de salmones en proceso de crecimiento alcanzaría a una merma de la venta futura del orden de 600 millones de dólares, valor compensado íntegramente por las compañías de seguros.

La segunda crisis comprende el despido masivo de trabajadores directos de la industria del salmón en que se involucran al menos a 5.000 personas.

La tercera crisis se sitúa a nivel de las empresas de servicios y subcontratistas del sector y que van a ser afectados por la menor actividad de la industria salmonera con al menos otros 5.000 cesantes.

La cuarta crisis es la ambiental que afecta la flora y fauna marina impactada por la emanación prolongada de ácido sulfhídrico y peces con residuos de antibióticos en el borde costero e intervención por décadas de nutrientes fósforo y nitrógeno.  Ello favorece también la floración de otra alga nociva (marea roja) afectando a productores de mitílidos y colectores de mariscos, así como al comercio y turismo de productos del mar en la región. Igualmente, ello golpea a la pesca artesanal con la incidencia en la mortandad de otras especies de peces como sardinas, merluza, róbalo y otros. El impacto económico salmonero en el mar incrementa la escasez de las especies y la contrae su reproducción y reduce las cuotas extracción ampliando las vedas de todo tipo de especies del sector artesanal agravando con ello la precaria situación de las actividades del borde costero. Ello involucra a otras 5.000 personas indirectamente.

La quinta crisis que engloba a las tres anteriores. Ella consiste en el aumento de la cesantía y precarización del empleo acentuando las desigualdades sociales y económicas, en las cuales ni la empresa, ni el gobierno disponen de los medios para hacer frente a una reconversión de la fuerza de trabajo.

La sexta crisis es de carácter financiero, ya que un segmento de empresas serán empujadas a la quiebra económica, involucrando en ello a  salarios y cotizaciones sociales impagas y una mayor concentración y centralización del capital en la región de Los Lagos.

En definitiva, la crisis no ha terminado y solo comienzan a proyectarse los componentes más complejos, agudos y costosos de las repercusiones engendradas por la industria del salmón en el plano social, ecológico y financiero. En lo central, estamos frente al agotamiento de un sistema de reproducción y engorda intensivo de salmones que no tiene sustento en el sistema ecológico del mar interior. Esta situación ofrece la oportunidad de reestructurar y configurar una acuicultura sustentable que transite de un modelo intensivo de producción a otro que sea estratégicamente consistente con las otras actividades del borde costero, aceptadas por las comunidades ribereñas y la pesca artesanal. Pero esta crisis demostró además, que la industria salmonera no tuvo la capacidad de autoregularse con relación a la millonaria subvención estatal que recibió con posterioridad a la crisis 2008-2009 del virus ISA y cumplir así con las normas de calidad internacional para el producto, eliminación de antibióticos y respeto del medio ambiente. Por ello, la futura política pública en el borde costero por parte del Estado deberá ser muy diferente en lo sanitario, ambiental y económico. Para ello esbozamos algunos aspectos centrales que son de envergadura, ya que requieren de la transformación del proceso productivo. La crisis del salmón se debe a la incapacidad del ecosistema de soportar la intensidad del cultivo y engorda del salmón en el borde costero. Las algas florecen todos los años con el calor y la temperatura del mar que se eleva un par de grados. El fenómeno del niño también era conocido y por ello no tienen fundamentos los argumentos de que esta situación “es natural e imprevisible”. Resulta entonces indispensable instaurar una nueva política pública, que además de intensificar la fiscalización por parte de los organismos del Estado, ella se exprese en una reducción del número de concesiones acuícolas y una relocalización de ellas; aumento de las distancias entre ellas; disminución del número de especies por planta; relocalización territorial de las concesiones mar adentro y cercanas a las corrientes marinas que limpien el entorno del cultivo del salmón de bacterias y virus; reducción de la intensidad y densidad de la producción en jaulas y eliminación de antibióticos utilizados en el proceso. Igualmente, resulta indispensable la modificación del contenido de la alimentación de los peces remplazando el aceite y harina de pescado por alimentos en base a proteínas vegetales; asumir las nuevas normas internacionales de procesamiento de las aguas grises y aguas negras en naves y pontones; hacer cumplir las normas ambientales y de regulación de los organismos del Estado con un incremento del valor de las multas a las infracciones.

La crisis del sector ofrece la oportunidad de reestructurar el proceso de operaciones para configurar una nueva situación de gestión sustentable del mar y que comprenda el tránsito de un modelo intensivo de producción a otro que sea estratégicamente consistente con las demás actividades de la pesca y aceptada por los rivereños del borde costero con el cumplimiento de las normas de calidad internacional, el respeto del medio ambiente y la aplicación estricta de las rreglas sanitarias, económicas y sociales por la autoridad.

Puerto Montt, 3 de mayo del 2016

Recuadros

La pesca artesanal es uno de los sectores más afectados por la sobrexplotación de los recursos del mar y el consiguiente agotamiento de las especies. En la última década, los desembarques pesqueros artesanales e industriales cayeron en un 45,1% y el empleo del rubro se redujo en un 34% en el mismo periodo. Las consecuencias de la contaminación de los mares interiores en un amplio territorio van a repercutir fuertemente en la colecta de mariscos, peces y algas. El arrojo de la mortandad de peces en la aguas interiores y la costa pacífica, sin considerar las corrientes marítimas, generalizaron con nutrientes adicionales el mar favoreciendo la intensificación de la marea roja en lugares sin precedentes hasta la fecha.

La disminución del precio del salmón durante el año 2015 se tradujo en una merma del 20% en los ingresos de las empresas con respecto al año anterior y el despido de 3.000 trabajadores como consecuencia de ello en el primer trimestre 2016. Las causas de la crisis de la industria del salmón son multifactoriales e inciden tanto la naturaleza del proceso productivo como la competencia del mercado y el precio de venta internacional. La mortalidad promedio de un 25 al 30% que experimenta el salmón en su tránsito desde el agua dulce al mar se ha incrementado drásticamente por bloom de las algas debido al alza de la temperaturas del mar y las condiciones favorables que ellas encuentran en el entorno de las jaulas contaminadas con la prolongada intervención del borde costero con nutrientes de fecas de salmón y alimentos que proveen nitrógeno y fósforo. La acelerada descomposición del salmón trajo por consecuencia la proliferación del ácido sulfhídrico transformando esta situación en una catástrofe ambiental, una crisis sanitaria aguda e impactos ecológicos de envergadura como la masificación de otras algas nocivas.

Los desacuerdos y distorsiones de las estadísticas de mortandad anunciadas oficialmente por la industria pesquera y recogidas por SERNAPESCA se sitúan en 40.000 toneladas que contrastan con las “100.000 toneladas perdidas” anunciadas por Salmón Chile. Sin embargo, las informaciones de los trabajadores en las plantas de engorda, los sindicatos de buzos, sindicatos de oficiales y trabajadores de la marina mercante dan cuenta de 51 centros de engorda contaminados, una cifra de salmón muerto embarcada en naves distinta que convergen a una cifra tres veces mayor. Las toneladas faltantes en la estadística del salmón muerto y que no son informadas a la autoridad reguladora comprendieron las jaulas de engorda que no fueron retiradas en plazo, volúmenes que fueron arrojados ilegalmente al mar a escasos kilómetros de las costas y otras jaulas que se hundieron en las cercanías de las concesiones mismas. Esta crisis muestra la inviabilidad de la industria salmonera en las condiciones de desenvolvimiento en que la hemos conocido hasta ahora.

[1] Buschmann, Alejandro, (2008),Marea roja y salmonicultura en el sur de Chile”, biólogo marino, Dr en ecología, IMAR – U. Lagos, Puerto Montt.

[2] Bravo, Sandra, (2008),La Marea roja, verde y café asfixia los peces, Instituto de Acuicultura U. Austral de Chile, en http://www.hannachile.com

[3] Uribe et al 1999, Suarez, Isla y Gusmán 1999, citado por Buschmann, Alejandro, (2008),Marea roja y salmonicultura en el sur de Chile.

[4] Buschmann, Alejandro, (2008),Marea roja y salmonicultura en el sur de Chile”, biólogo marino, Dr. en ecología, IMAR – U. Lagos, Puerto Montt.

 

[5] Buschmann, Alejandro, (2008),Marea roja y salmonicultura en el sur de Chile”, biólogo marino, Dr. en ecología, IMAR – U. Lagos, Pto. Montt.

[6] Buschmann, Alejandro, (2008),Marea roja y salmonicultura en el sur de Chile”, biólogo marino, Dr. en ecología, IMAR, U. Lagos, Pto. Montt.

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