Monte Tamborá produjo tres años de enfriamiento planetario

Los más mortíferos volcanes en los últimos 750 años

Las grandes erupciones volcánicas suelen generar víctimas fatales, incluso, años después de su explosión, mientras sus efectos ambientales pueden llegar a miles de kilómetros de donde ocurrió el fenómeno natural

Por Luis Yañez

04/06/2018

Publicado en

Historia / Medio Ambiente / Turismo

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Los volcanes de Hawaii y de Guatemala han sido protagonistas este año de castástrofes ambientales, al generar fuertes flujos piroclásticos (gases volcánicos) y densas columnas de ceniza que cubrieron vastas zonas de estos países y generaron muerte a su paso.

Las grandes erupciones volcánicas se caracterizan por la repentina transformación de las condiciones atmosféricas, son capaces de modificar diversos factores climáticos y causar inestabilidad del clima e, incluso, prolongarse por espacio de varios años y aumentar, con el tiempo, el número de víctimas fatales.

Monte Tambora, el gran cataclismo

En los últimos 750 años, la más potente explosión volcánica ocurrió en abril de 1815, cuando en las Indias Orientales Holandesas (actualmente Indonesia) se produjo la erupción del Monte Tambora, que mató alrededor de 82 mil personas. Entre las víctimas se cuentan aquellas quemadas vivas por la lava, las que murieron a causa de rocas voladoras, por inhalar gases o a causa de la hambruna que ocasionó el volcán al destruir cultivos y contaminar la tierra a su paso.

Si bien este volcán se encuentra ubicado entre el mar de Bali, el de Flores y el océano Índico, su erupción generó una gigantesca nube de partículas repartidas por todo el mundo que bloqueó la luz solar y produjo tres años de enfriamiento planetario. Este fenómeno es causante de las tormentas de nieve de Nueva York en junio de 1816, las heladas en Nueva Inglaterra y el granizo que cayó en Londres en el verano de ese mismo año.

Laki, el monstruo islandés

La segunda gran tragedia que costó la vida a 40.000 seres humanos se registró en Islandia, en junio de 1783, cuando ocurrió la erupción del sistema volcánico de Grímsvötn, donde unos 130 cráteres diseminados a lo largo de su superficie expulsaron cerca de 8 millones de toneladas de ácido fluorhídrico y 120 millones de toneladas de dióxido de azufre.

Su saldo trágico podemos resumirlo en 10.000 personas por el episodio volcánico en Islandia y otras 30.000 personas en el Reino Unido. A éstas se deben añadir otras 8.000 en el invierno ulterior, producto de la dureza invernal y la falta de víveres. Más alejado, en Londres, el período veraniego se denominó Verano de Arena, debido a la caída constante de cenizas.

La erupción de Laki se vincula a graves sequías, granizadas e intensas heladas que asolaron Francia a partir de 1784 y que culminaron en la demoledora campaña agrícola de 1788.

Krakatoa, el volcán que arrasó 163 poblados

En Krakatoa, Indonesia, en la isla al este de Java, en 1883, ocurrió una erupción volcánica que arrasó 163 poblaciones y ocasionó más de 36.000 víctimas mortales. Durante tres meses hubo explosiones hasta la isla voló en pedazos. Se calcula que la explosión se percibió en al menos 10% de la superficie terrestre, a una distancia de 7.600 kilómetros. Además, generó tsunamis con olas de 40 metros de altura y un cono de cenizas de 80 kilómetros de altitud.

El cataclismo volcánico que desató el Monte Pelée, en la isla de Martinica en 1902, ocasionó 30.121 muertes. Durante su erupción arrojó una gran cantidad de lava, mientras que una gigantesca columna piroclástica se elevó a más 10 kilómetros.

Nevado de Ruiz, tragedia en Colombia

La madrugada del 13 de noviembre de 1985, el cráter Arenas, del colombiano volcán Nevado del Ruiz, ubicado en el límite entre los departamentos de Caldas y Tolima (centro), entró en erupción y la lava descongeló la nieve de la cima de esta montaña, hecho que produjo un gran deslave y cobró la vida de al menos 25.000 personas.

Este evento es considerado el peor desastre natural en la historia de Colombia y, aunque un informe científico había alertado sobre lluvia de cenizas, nadie había predicho una erupción con consecuencias tan catastróficas.

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