Obispo Luis Infanti equipara el ecocidio actual con los atroces crímenes de la Dictadura

El emblemático sacerdote Luis Infanti lleva la batuta en la defensa del medio ambiente y por eso presentará la “Carta Pastoral del Agua”, que hará pública junto al mítico teólogo de la liberación Leonardo Boff

El emblemático sacerdote Luis Infanti lleva la batuta en la defensa del medio ambiente y por eso presentará la “Carta Pastoral del Agua”, que hará pública junto al mítico teólogo de la liberación Leonardo Boff. En entrevista con El Mostrador.cl sitúa al mismo nivel la depredación de la naturaleza con las violaciones a los derechos humanos cometidas en la dictadura y plantea una mirada ética-religiosa que rechaza la “venta” de los recursos naturales. Su propuesta es cambiar la Constitución y nacionalizar el vital elemento, todo, por cierto, en el contexto de su batalla contra Hidroaysén.
Si durante los años 80 la Iglesia Católica llevó la voz cantante en la defensa de los derechos humanos en medio de la represiva dictadura militar, la cruzada actual que empieza a tomar fuerza en el mundo eclesiástico apunta a amparar los derechos medioambientales de los pobladores.

Y si antes el conflicto llevaba uniforme militar, hoy se viste de neoliberalismo. Atuendo que a ojos del obispo de Aysén, Luis Infanti, responde a una herencia directa del régimen de Augusto Pinochet y de su más arraigada hija: la Constitución.

Porque en su opinión, la Carta Magna que nos rige abrió las puertas a la “venta” del país y a que quien tenga plata “compre lo que quiera, incluyendo la conciencia de las personas”. Pero lo más preocupante para este italiano radicado en Chile desde 1973, es el silencioso y progresivo traspaso de los recursos nacionales a holding extranjeros. Sobre todo los hídricos.

Por eso, el próximo 26 de agosto presentará “La Carta Pastoral del Agua” de más de 100 páginas y que seguirá en la línea de una primera misiva que escribió en 2006 y donde formuló 15 preguntas a la comunidad, promoviendo la reflexión en torno al tema medioambiental desde una mirada ética y espiritual, especialmente sobre el agua y los megaproyectos hidroeléctricos en general.

Pero esta vez el texto no sólo traerá preguntas, sino que apuntará a remover conciencias tanto a nivel ciudadano como gubernamental para la titánica tarea de cambiar la Constitución. Y la no menos complicada meta de abrir la ruta hacia la nacionalización del vital elemento.

La fecha elegida para difundir la misiva no es casual: ese día Leonardo Boff, uno de los principales mentores de la Teología de la Liberación y un ícono del movimiento ecologista de Brasil, se encontrará en Coyhaique y participará en la presentación del escrito. No fue fácil coordinar su llegada, pero, aprovechando un encuentro al que asistirá el brasileño en Bariloche, se hizo el enlace.

Pero la veta medioambiental promovida por Infanti también ha calado en otras latitudes: la fuerte arremetida de la Iglesia en proyectos como Pascua Lama en la Tercera Región, la creación de la Pastoral del Medio Ambiente en Villarrica o el trabajo medioambiental a través del Departamento de Acción Social (DAS) de Temuco, dan cuenta de un movimiento que va cobrando fuerza. Y cuya inspiración no vino del cielo, pero casi: las líneas se trazaron luego de la Quinta Conferencia del Episcopado en Aparecida, Brasil, en 2007, donde se incorporó a los mandamientos eclesiásticos el desarrollo sustentable y la activa participación de la Iglesia en el tema.

¿Cuáles son los principales temas a los que apunta en su carta?

-La problemática actual del medio ambiente, principalmente en torno al agua. Quiénes son los propietarios en Chile, qué uso se le da, cuál es el trato que recibe legalmente. También desde el punto de vista de la energía, sobre los usos varios que se la da al agua y qué energías son de vida y de muerte: ahí se trata específicamente lo relativo a las megarepresas. Y no me refiero sólo a HidroAysén, sino también a Xstrata Copper, que planea unas hidroeléctricas en los ríos donde fue el epicentro del terremoto el año pasado.

También me refiero al negocio del agua. Porque hay que tomar en cuenta que es uno de los elementos que escasean en el mundo, al punto de que se cree que para el año 2025, 40 por ciento de la humanidad no tendrá alcance al agua potable. Y eso legalmente hablando en Chile tiene un cuestionamiento muy serio.

Según su tesis, el sistema neoliberal ha delineado la realidad medioambiental del país ¿De qué forma se ha llegado a eso?

-Una sociedad consumista fruto de una política neoliberal desenfrenada lleva a que gastemos y gastemos siempre más, que busquemos un desarrollo cada vez más desmedido. Y todo desarrollo necesariamente pasa por usar bienes de la naturaleza. Sin embargo, el gran cuestionamiento de la crisis económica es que vamos destruyendo con este uso desmedido, haciendo morir el planeta.

Sin embargo hay fuentes de energía que no son contaminantes ni destructivas, como la solar, eólica o mareomotriz, todas ellas de un enorme potencial en Chile. Pero no existe una política energética de Estado, que deja que la empresa privada asuma la responsabilidad de la producción energética. Evidentemente los criterios esenciales de la empresa privada apuntan al menor gasto y mayor rentabilidad, por lo tanto va por lo más fácil. Me pregunto ¿es éticamente correcta esta postura?

¿Considera que el Gobierno hace la vista gorda al respecto?

-Esto es un problema de Estado, no del Gobierno. Por eso entiendo que sería importante que las autoridades elegidas asuman su responsabilidad de soberanía. Incluso, los bienes y el potencial energético medioambiental se convierta en un tema de Estado. Por eso que el asunto de las aguas de Aisén y su uso es un tema estatal, no un problema de privados.

Iglesia “verde”

¿Considera que la defensa del medio ambiente asumido por la Iglesia en varias regiones del país puede equipararse a la lucha por los derechos humanos liderada durante la dictadura?

-Lo que yo planteo es que aquí en Aisén por lo menos, así como en el Valle del Huasco con el proyecto minero Pascua Lama, el tema medioambiental es una violación de la misma intensidad al las violaciones a los Derechos Humanos. Echar a perder, violentar la naturaleza, es una agresión contra el ser humano y contra el creador de esa naturaleza. En ese sentido diría que es un pecado social grave, que tiene la misma intensidad valórica que violar los derechos y divinidad de la persona.

Pero aún el movimiento no es a nivel nacional…

– Es que en otras regiones todavía no tienen problemas tan relevantes ni emblemáticos, lo que no quiere decir que no tengan problemas medioambientales. Como aún el asunto es muy localizado, como Iglesia de Chile todavía no está muy calientito el tema que digamos. Pero creo que esta carta va a encender un fuego que espero arda.

¿Por qué debería “prender” esta carta?

-Al tener una mirada ética-bíblica y espiritual sobre temas relevantes como el agua y el medio ambiente, evidentemente tiene que alcanzar problemáticas políticas económicas, empresariales, populares. Y obviamente a la autoridad. De hecho, uno de los temas importantes que se tocan es la estructura del poder que hay en Chile: el poder político, económico y judicial es el mismo que había en tiempos de dictadura. De esto he hablado personalmente con la Presidenta Michelle Bachelet.

¿Y qué concluyeron?

-Conversamos…. El encuentro fue en el marco de lo que viví directamente en el Caso Aisén. Los hechos son tan contundentes que uno no lo puede desmentir: el poder económico maneja al poder político y al judicial, son una íntima unidad. Entonces hay una estructura de poder para mantenerse en el poder, y pasa lo mismo con el tema de las megarepresas, porque jurídicamente tienen todo los derechos asegurados. No hay ningún derecho que señale que están haciendo algo ilegal.

Claudia Urquieta Chavarría

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