OPINIÓN: Es hora de una norma de calidad para ruido ambiental

Por Enrique Suárez, Presidente de la Sociedad Chilena de Acústica Ya han pasado 22 años desde que se dictó la Ley 19

Por mauriciomorales

28/04/2016

Publicado en

Chile / Medio Ambiente

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Por Enrique SuárezPresidente de la Sociedad Chilena de Acústica

Ya han pasado 22 años desde que se dictó la Ley 19.300 de Bases del Medio Ambiente en nuestro país. En el mensaje presidencial de Patricio Aylwin con el que envió el proyecto de ley sobre bases generales del medio ambiente al Congreso Nacional, citó a Octavio Paz, quien en su discurso al recibir el Premio Nobel dijo:

“La contaminación no sólo afecta al aire, a los ríos y a los bosques, sino también a las almas. Una sociedad poseída por el frenesí de producir más para consumir más, tiende a convertir las ideas, los sentimientos, el arte, el amor, la amistad y las personas mismas en objetos de consumo. Todo se vuelve cosas que se compran, se usan y se tiran al basurero. Ninguna sociedad había producido tantos desechos como la nuestra. Desechos materiales y morales”.

El ruido también es un desecho. Toda actividad humana provoca ruido en algún momento: las herramientas, el proceso de construcción, los medios de transporte, etc. La mala mantención en una máquina provoca ruido, es señal de que algo malo sucede: ese ruido es síntoma y residuo al mismo tiempo. El ruido no se ve, es un contaminante invisible, atenta contra la salud de las personas y daña profundamente nuestro entorno. Los últimos estudios revelan que el ruido ambiental causa más de 900.000 casos de hipertensión y por lo menos 10.000 casos de muerte prematura cada año en Europa[1]. El problema del ruido también se encuentra en los ambientes de trabajo, donde la pérdida auditiva es una de las enfermedades laborales que demandan gran atención en nuestro país.

Y no sólo se trata del deterioro de la salud y una evidente pérdida de la calidad de vida, se trata de la destrucción misma de lo que nos rodea. El ruido convierte a nuestro ambiente en un lugar hostil y sucio, un entorno agresivo y confuso, un espacio sin respeto ni valores sociales.

Los últimos estudios del Ministerio del Medio Ambiente señalan que la comuna de Santiago posee sólo un 23% de superficie que cumple recomendaciones internacionales sobre ruido ambiental en periodo diurno (65 dBA) y un 40% nocturno (55 dBA). Si contrastamos estos valores con lo que sucede en una ciudad como Valdivia, donde un 90% de superficie que cumple esta recomendación durante el día y 94% en la noche, podemos imaginar que tenemos un grave problema que avanza en forma alarmante en las ciudades más grandes, donde además se concentra parte importante de la población nacional.

Resulta necesario analizar estos resultados, estudiar el comportamiento del ruido ambiental, y empezar a definir las primeras acciones concretas. Desde aquellas preventivas, como las exigencias de aislamiento acústico en la fachada de los futuros edificios más expuestos, como el diseño urbano y la distribución del transporte público en la ciudad. Es imperioso proteger a la población.

En el mismo discurso, el Presidente Aylwin agregó sobre el concepto de desarrollo sustentable:

“Para ello, la noción de desarrollo sustentable es de gran utilidad, pues afirma que no puede haber progreso sólido y estable si no existen simultáneamente equidad social y conservación ambiental. Un desarrollo sustentable debe conservar la tierra y el agua, los recursos genéticos, no degradar el medio ambiente, ser técnicamente apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable…”

Nuestra sociedad en su conjunto ya está en condiciones de caminar hacia un ambiente acústico más saludable, con límites en los niveles de ruido comunitario y establecer directrices en el diseño sonoro de las ciudades. Esto es parte de hacerse cargo de un Desarrollo Sustentable, de definir un estándar de calidad sonora que nos permita elaborar planes de prevención y descontaminación ambiental, que de paso a implementar medidas integradoras, y no sólo normas de emisión u ordenanzas locales sobre ruido que no pueden hacerse cargo de todo el problema.

No podemos permitirnos una actitud conformista y decir que “no vemos el problema”. Es el momento de definir la calidad acústica ambiental que merecemos como país, y trabajar para lograrla.

[1] European Environment Agency Report No 10/2014, Noise in Europe 2014 (19 Dec 2014). Disponible en Internet en: http://www.eea.europa.eu/publications/noise-in-europe-2014

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