Otra celulosa aterriza en Uruguay

A pesar de que las fábricas de celulosa han gatillado los peores conflictos ambientales en Latinoamérica, la firma portuguesa Portucel, una de las mayores productoras de papel y pulpa de celulosa del mundo, confirmó que hará una inversión de 3


A pesar de que las fábricas de celulosa han gatillado los peores conflictos ambientales en Latinoamérica, la firma portuguesa Portucel, una de las mayores productoras de papel y pulpa de celulosa del mundo, confirmó que hará una inversión de 3.500 millones de dólares en Uruguay para la construcción de una megaplanta de producción, informaron hoy fuentes del Gobierno charrúa.
«Pese a la crisis financiera internacional, el pasado 30 de octubre el Gobierno uruguayo recibió la confirmación de Portucel de que realizará un mega inversión de 3.500 millones de dólares», informó el secretario de la Presidencia uruguaya, Miguel Angel Toma.
La inversión casi duplica la mayor de la historia en Uruguay realizada por la finlandesa Botnia que destinó 1.800 millones de dólares para la construcción de Fray Bentos, cuyo proyecto generó gran oposición ciudadana tanto en Argentina como en el país charrúa.
El grupo Portucel —comparable a Celco Arauco en Chile— es el mayor productor europeo de celulosa blanqueada de madera de eucalipto, proceso que es el más contaminante de los que se aplica a la madera por usar los tóxicos organoclorados, cuyos efectos en los causes implican desastres ambientales irreparables para los ecosistemas. Un ejemplo: peces, aves, moluscos y vidas humanas fueron parte de los afectados en las catástrofes ocurridas en Valdivia y la costa del Maule, en Chile.

LA HAYA

La fábrica de Botnia funciona hace un año en la ciudad uruguaya de Fray Bentos a orillas del río Uruguay. La instalación de la planta motivó el peor conflicto en décadas entre los gobiernos de Uruguay y Argentina, que la resiste argumentando que la instalación de las plantas de celulosa es contaminante y que se ha realizado en violación del Estatuto del Río Uruguay. La disputa se encauzó en un juicio que se tramita en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Mauricio San Cristóbal

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