En la basura o por el retrete, representan una amenaza

Toallitas húmedas: el «monstruo de las cloacas» es un problema ambiental

En la localidad española de Palma de Mallorca, solo en 2017 se destinaron 400.000 euros para retirar más de mil toneladas de toallitas del sistema de agua servidas

Por Luis Yañez

11/07/2018

Publicado en

España / Medio Ambiente / Salud

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Uno de los productos que provocan multiples problemas ambientales son las toallitas húmedas o pañitos desechables, debido a que son sintéticos y no biodegradables, además que por su tamaño son difíciles de recolectar cuando se tiran a la basura o cuando las lanzamos al inodoro.

El Grupo Internacional de Operadores de Servicios de Agua sobre Productos Desechables por el Inodoro, -una organización europea- les denomina «monstruo de las cloacas», debido a los inconvenientes que ocasionan en las redes de aguas servidas.

Según estudios económicos en años recientes, este producto en 2014 ocasionó un gasto de 1.000 millones de euros a los europeos, mientras en Palma de Mallorca, solo en 2017, se destinaron 400.000 euros para retirar más de mil toneladas de toallitas del sistema de agua servidas.

El viaje de la toallita

Después de tirar una toallita al retrete, ésta recorre las tuberías y los empalmes donde existen los «puntos conflictivos», que son los lugares en los cuales estos «monstruos» pueden atascarse, señala la Organización de Consumidores y Usuarios.

Las toallitas que no quedan atascadas siguen su camino hasta las estaciones de bombeo de aguas residuales (que impulsan el agua hasta las depuradoras) y muchas de ellas se adhieren a las bombas, obstaculizan el paso al resto de residuos y obligan a hacer intervenciones de limpieza de forma periódica.

En caso que se acumulen en la tubería, pueden llegar a las plantas depuradoras, donde existen unos filtros en los que también se quedan atascadas impidiendo el paso del agua y causando, en ocasiones, que se paralicen las instalaciones o incluso taponar el sistema.

En caso de  ser enviada a la basura  y pasar de allí al vertedero, pueden tardar hasta 600 años en desaparecer.

En resumen, la eliminación de las toallitas también repercute en el bolsillo del ciudadano y cada vez son más los gobiernos municipales y estadales que invierten dinero en desatascar alcantarillas y estaciones de bombeo o en mejorar o aumentar las instalaciones de las depuradoras debido a este problema.

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