Pese a la prohibición buques nipones siguen capturando cetáceos

Tres barcos de Japón cazaron 333 ballenas en Antártida

La actividad con fines comerciales está prohibida desde 1986, pero el Gobierno nipón se remite a una excepción legal, según la cual se pueden matar estos animales, si es con fines dedicados a la investigación

Por Manuel Lopez

03/04/2018

Publicado en

Animales / Medio Ambiente / Mundo

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Las autoridades del Japón se hacen la vista gorda con las embarcaciones que salen a alta mar a cazar ballenas, una actividad que está prohibida desde hace 36 años, para proteger a los cetáceos que están en vía de extinción.

El fin de semana tres barcos japoneses retornaron al puerto de Shimonoseki después de haber dado caza a 333 ballenas en la Antártida, sin que en esta ocasión los grupos ambientalistas y activistas protectores de ballenas intervinieran para coartar los movimientos de los captores de estos animales, según informa la agencia de noticias alemana DPA,
La caza de ballenas con fines comerciales está prohibida desde 1986, pero el Gobierno de Japón se remite siempre a una excepción contemplada en la ley, según la cual se pueden matar estos animales con fines dedicados a la investigación.

Por otro lado, las autoridades niponas tratan de impulsar una nueva ley para volver a permitir la caza de ballenas con fines comerciales, según reseñó el portal de la Deutsche Welle.

Asunto polémico
Se trata de un asunto polémico, que afecta a las relaciones comerciales entre Japón y la Unión Europea (UE), quienes llegaron a un amplio acuerdo de libre comercio, que se espera que entre en vigor antes de las elecciones europeas en 2019.

Las voces críticas del pacto temen que los estándares europeos se vean mermados y los ecologistas lamentan además que la cuestionada caza de ballenas no haya sido regulada en él expresamente.

En 2014, la Corte Internacional de Justicia estableció que la caza de ballenas japonesa no tenía fines científicos. La decisión impidió su captura durante un año, pero la práctica se reanudó tras reducirse en un tercio el número de ballenas capturadas.

¿Factor cultural?
Los argumentos del gobierno japonés son que la caza de ballenas formas parte importante de la cultura japonesa, que los pescadores han cazado ballenas durante siglos y que Japón nunca permitirá que los extranjeros le digan a su pueblo lo que puede o no puede comer.

Alentado por el general Douglas MacArthur, Japón convirtió dos enormes barcos de la Armada de EE.UU. en buques factorías y zarparon hacia el Antártico sur.

Desde fines de los años 40 hasta mediados de los 60 la carne de ballena fue la principal fuente de carne en Japón. En su punto álgido en 1964, Japón mató más de 24.000 ballenas en un año.

Hoy Japón puede darse el lujo de importar carne de Australia y Estados Unidos.

No cesa
Gracias a la prohibición de cazar ballenas con fines comerciales, la población de algunas especies se ha estabilizado. Pero la ballena azul, la de aleta, la ballena de Sei, la ballena franca austral y el cachalote siguen amenazados o incluso corren peligro de extinción. Las ballenas son los mamíferos más grandes del planeta. Pueden llegar a medir 33 metros y a pesar hasta 190 toneladas.

La flota japonesa también ha salido este año a cazar ballenas en la región antártica. Oficialmente se habla de programas científicos, pero la carne de las ballenas termina finalmente en los mercados y restaurantes. El Instituto Japonés de Investigación Ballenera fue fundado precisamente un año después de establecerse la moratoria de la Comisión Internacional de Caza de Ballenas.

La cacería de ballenas aún no cesa. Aunque fue proscrita en 1986, cazadores noruegos, islandeses y japoneses siguen acosando a estos mamíferos, algunos de los cuales se encuentran en peligro de extinción. Los nipones argumentan que los cazan para llevar a cabo programas de investigación científica.

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