Canal 13 y TVN: chiste repetido

En TVN se respiran algunos cambios y se anuncian también otros despidos. Pero, ¿será suficiente para salvar el canal o es sólo una pildorita? Canal 13 en tanto entra en crisis editorial, de contenidos, de manejo económico y de identidad. Su flanco más débil hoy es el área de prensa.

Por mauriciomorales

29/07/2015

Publicado en

Chile / Columnas / Medios / Portada

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Vamos por parte, comencemos el recuento un día después de que el señor Bofill llegó como flamante director de prensa del 13. En reunión con el equipo de Reporteros, el cual siempre dirigió personalmente desde su llegada al canal, ordenó dejar de investigar un reportaje muy avanzado sobre asesorías parlamentarias.

Y claro, la investigación del equipo de Reporteros sindicaba a la Fundación Jaime Guzmán como una de las asesoras de la UDI, la cual recibía importantes montos de dinero de la bancada gremialista. Bofill la encontró intrascendente y la eliminó pese a tener una investigación contundente de fondo.

Eso marcó, sin duda, el sello de lo que se vendría en Tele 13, así al menos confiesan quienes hoy no están más en el canal por voluntad propia la mayoría y porque se cansaron de trabajar en lo que ellos califican como “incertidumbre editorial”. Uno de los que aún no se ha ido me confesó ayer: “nunca sabes que está bien y que no, te piden reportajes y los bajan. Ven tus reportajes los editores y te dicen están muy buenos, luego llega el director y lo baja, por lo que fuera. No hay un norte claro y son tantos los compromisos que uno ya no sabe qué hacer y que no”.

Luego de eso vino un nuevo acto, esta vez mucho menos comprensivo que el anterior ya que si podemos pensar en que editorialmente un medio es de derecha y defiende los intereses de la derecha y las conveniencias de la derecha, constatar que además de hacer eso, discrimina a las etnias, no pone denuncias con niños porque no quiere poner niños en pantalla y pretende convertir un reportaje sobre un centro de tortura en un magazine tipo el Festival de la Sandía o el paste de choclo más grande del mundo, estamos muy mal.

A fines del año pasado se le ordenó un reportaje a un periodista sobre una red que trataba con menores en Valparaíso. De esa investigación trascendió que una productora realizaba eventos con menores de entre 12 y 16 años vestidos como transformistas en fiestas en las cuales había cuartos oscuros y se promovía el sexo en privados. El reportaje se hizo durante semanas, tenía todo el contenido de una buena investigación y más encima era apoyado por el Sename, Carabineros y el Movilh. Cuando estaba listo, el director de prensa decidió no darlo porque según dijo en una reunión: “No me gustan las noticias con niños, menos con niños transformistas”.

Y claro, eran niños pobres, fiestas decadentes. Se respiraba pobreza y abuso en cada segundo de reportaje. Pero eran niños, niños abusados a vista y paciencia de la prensa. Y no lo denunciaron porque es “feo hacer reportajes con niños”. ¿Y si Canal 13 hubiese pensado así cuando denunció el caso Spiniak o a Zacarach en Contacto? Qué daño le habrían hecho al país. Más aún cuando sabemos que cuando las policías no hacen bien su trabajo, no queda más que el periodismo y la denuncia ciudadana para mantener el equilibrio.

Y hablando de policías, otro periodista de Reporteros hizo un tremendo trabajo con el retiro de Carabineros de la institución, entrevistó policías a rostro descubierto, habló con especialistas, constató las denuncias en transparencia.cl y demostró en cinco minutos que la gran cantidad de bajas que ha sufrido la institución tiene que ver en gran medida con decepcionados cabos que han terminado sus funciones porque no soportan el mal trato de sus superiores.

Y la opinión del director fue clara: “Con la crisis del caso Bombas tan reciente y los heridos en protestas estudiantiles, no es conveniente denunciar a la policía en este momento”. Eso le dijo al periodista y al equipo que realizó el reportaje. Y lo guardó para siempre.

Pero sin duda la más emblemática de las anécdotas es cuando en agosto del año pasado, Ramón Ulloa y Montserrat Álvarez presentan antes de un corte comercial un adelanto de un reportaje sobre Pascua Lama en el cual vemos opiniones de los líderes de las comunidades diaguitas que peleaban por el respeto a sus tierras, su cultura y sus tradiciones.

Acto seguido, Bofill se metió a una editora a cortar el reportaje pues no había visto que salían en él hablando indígenas. Los sacó a todos. Volvieron de comerciales y no emitían la nota porque se estaba editando (o censurando), luego de sacar a todos y cada uno de los indígenas que ahí hablaban, se exhibió minutos más tarde ante la mirada atónita de los conductores del noticiero, sesgado y con un solo punto de vista.

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