El Diario de Agustín impune

El Diario de Agustín” es un documental que revive el papel que jugó El Mercurio y su dueño, Agustín Edwards Eastmann, en la gestación del golpe contra el presidente Salvador Allende y en las violaciones a los derechos humanos

Por seba

22/02/2009

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Medios / Portada

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El Diario de Agustín” es un documental que revive el papel que jugó El Mercurio y su dueño, Agustín Edwards Eastmann, en la gestación del golpe contra el presidente Salvador Allende y en las violaciones a los derechos humanos. Aunque mucho de lo que se entrega  era conocido, como los dineros recibidos de la CIA para desestabilizar y derrocar a Allende o su participación en montajes que ocultaron asesinatos, torturas y desapariciones, esta información se había dado a conocer en forma tan parcial y disgregada que había sucumbido ante el peso e influencia del decano de la prensa chilena.

Dirigida por Ignacio Agüero y Fernando Villagrán, El Diario de Agustín fue estrenada en Chile el 3 de noviembre pasado, en la inauguración del Festival Internacional de Documentales de Santiago (Fidocs). El público desbordó la sala ubicada al interior de la casa central de la Universidad Católica (UC) y la aplaudió por largos minutos. Su estreno tuvo especial simbolismo puesto que, hace 40 años, los estudiantes de la UC se habían tomado ese mismo edificio exigiendo la reestructuración de la Universidad y pegando un lienzo en su entrada que decía: “El Mercurio Miente”, ante la información distorsionada que éste daba a conocer sobre el movimiento estudiantil.
Agustín Edwards sigue siendo probablemente el hombre más influyente de Chile. Lo han sido también su padre y su tatarabuelo, todos con el mismo nombre. Ricos gracias a los emprendimientos bancarios y mineros, su peso radica, por sobre todo, en el control que tienen desde 1849 del mencionado periódico. Este es hoy la cabeza de un conglomerado al que pertenecen veinte diarios regionales y tres nacionales. Además de determinar la pauta informativa y direccionar el debate político, económico y cultural, absorbe el 48% del total de la publicidad que contrata el Estado en medios escritos, según estudio de Fucatel el año 2005.


EL DOCUMENTAL

El filme sigue los pasos de un grupo de egresados de periodismo de la Universidad de Chile que hacen su tesis respecto del papel que jugó El Mercurio en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). La película se concentra en tres casos específicos: La Operación Colombo; el asesinato de la militante comunista Marta Ugarte y el caso de dos militantes comunistas: Iván Barra y Víctor Jaña, que fueron sindicados por El Mercurio de organizar “los violentos disturbios” que ocurrieron el 4 de abril de 1987 en el Parque O’Higgins, mientras el Papa Juan Pablo II oficiaba una misa multitudinaria por la reconciliación.
Esto, en circunstancias que los jóvenes ni siquiera se encontraban en el lugar como pudieron demostrar más tarde. Fruto de la criminal denuncia, que tenía por finalidad vincular al partido comunista a estos hechos, los jóvenes fueron víctimas de salvajes torturas propinadas en el Cuartel Borgoño de la Central Nacional de Informaciones (CNI). La misma agencia que proporcionó el material gráfico y los falsos antecedentes que sustentaron el montaje informativo.

VERGÜENZA PERIODÍSTICA

Operación Colombo fue un plan orquestado por la DINA que consistió en construir una versión falsa respecto de lo sucedido con 119 militantes de izquierda chilenos, en su mayoría del MIR, secuestrados y desaparecidos entre el 27 de mayo de 1974 y el 20 de febrero de 1975.
El 18 de julio de año la revista Lea, de Argentina, publicó un artículo sin firma y fechado en México en el que se afirmaba que «60 extremistas chilenos habrían sido asesinados en los últimos meses en Argentina, Colombia, Venezuela, Panamá, México y Francia por sus propios compañeros de lucha». Definía los hechos como «un vasto e implacable programa de venganza y depuración política». Una semana después O’Dia, de Curitiba, Brasil, sostenía que “59 extremistas chilenos» murieron en enfrentamientos con efectivos policiales de Argentina, en la provincia de Salta de dicho país. En la nota se daban a conocer la lista de los fallecidos. Lea y O’Dia eran diarios que no existían previamente a la aparición de éstas que fueron sus primeras y únicas ediciones.
A pesar que la embajada chilena en Brasil informó a su Cancillería que O’Dia no existía y esto estaba en conocimiento de El Mercurio, este medio, así como La Segunda –también de Edwards- dio credibilidad y amplia cobertura a la información. La Segunda tituló en portada el 19 de julio de 1975: “Exterminados como ratones, miristas caen en enfrentamientos en Argentina”. El Mercurio editorializó el 25 de julio intentando dejar zanjado el tema: “Los políticos y periodistas extranjeros que tantas veces preguntaron por estos miembros del MIR y culparon al Gobierno de la desaparición de muchos de ellos, tienen ahora la explicación que rehusaron aceptar”.
Pero la participación de estos medios no se limitó a reproducir lo informado por los citados medios fantasmas. Las semanas previas a que esto ocurriera fueron creando la atmósfera que hiciera creíble el montaje. La Segunda de 12 de junio de 1975 publica en portada que “Dos mil marxistas reciben instrucción militar en Argentina”.
El Diario de Agustín desmonta el montaje Colombo. Entrevista a familiares de detenidos desaparecidos que reviven lo que sintieron cuando llegó a sus manos el periódico que dice que sus familiares habían muerto como ratones. Revive, a través de fotos y relatos, las protestas que hicieron éstos en la sede de El Mercurio exigiendo les dijeran qée sabían de ellos. Y de como Arturo Fontaine, director del diario por aquel entonces, trató a los protestantes –en su mayoría mujeres- echándolos a la calle con insultos, apoyándose en la policía y sin escucharlos.
Pero en el documental, la situación fue distinta, puesto que Fontaine aparece practicamente acorralado. Transpirando, intenta justificar lo injustificable: la participación que tuvo El Mercurio en el derrocamiento de Allende y en los crímenes que le sucedieron. Demolido por las preguntas de los estudiantes, se pone de pie dando unilateralmente fin a la entrevista. Al hacerlo se golpea con un micrófono y trastabillando sale de la sala.


RECUENTO MINUCIOSO

El Diario de Agustín muestra como en Chile, como en ningún otra parte del mundo donde hubo dictadura, se fue realizando un pormenorizado recuento de las violaciones a los derechos humanos mientras estas ocurrían. Este enorme trabajo documental fue realizado por la Vicaría de la Solidaridad, dependiente de la Iglesia Católica, organismo que también presentaba recursos de amparo por los afectados, los que casi en su totalidad eran rechazados.
Esta información estaba a disposición de las autoridades, legaciones diplomáticas y de El Mercurio. Pero éste la ignoró e incluso mantuvo silencio y la negó muchos años después que comenzara la transición a la democracia en 1990.
En una entrevista hecha por la periodista Raquel Correa y publicada en El Mercurio el 31 de mayo de 2000, Agustín Edwards justifica el silencio que mantuvo respecto de los crímenes de la dictadura: “Entonces no había disponible información confiable que confirmara los rumores sobre desaparecidos”.
El documental también entrevista a Álvaro Puga, uno de los articuladores del montaje de los 119 desaparecidos. Asesor político del dictador  Augusto Pinochet y redactor de El Mercurio y La Segunda, dice que el asesinato de cientos o miles de personas en dictadura “no tiene ninguna importancia histórica (…) Para mi, que los militares se quedaron cortos».
•La participación de periodistas y medios de prensa en la Operación Colombo es considerada el episodio más oscuro en el que ha incurrido la prensa chilena en toda su historia. El 21 de junio pasado, el Colegio de Periodistas pidió disculpas públicas a las víctimas y sus familiares por la participación de agremiados suyos en estos hechos.
REAPARECIDA POR ERROR

Marta Ugarte, miembro del comité central del partido comunista, fue detenida por agentes de la DINA en Santiago el 9 de agosto de 1976. Murió tras tres semanas de torturas en el centro de detención Villa Grimaldi, de la capital. Su cadáver fue arrojado al mar frente a las costas de Quintero (Región de Valparaíso) por miembros del Comando de Aviación del Ejército, tal como se hizo con cerca de un millar de detenidos. Pero, a diferencia de los otros cuerpos lanzados al fondo marino amarrados con rieles, el de Marta Ugarte se soltó y fue a dar a la playa La Ballena (250 kilómetros al noroeste de Santiago) donde fue encontrada –el 9 de septiembre de aquel año- semidesnuda y dentro de un saco amarrado a su cuello con un alambre. El gobierno militar, temiendo ser descubierto, pidió ayuda a El Mercurio.
Este medio envió a la periodista policial Beatriz Undurraga. En la nota titulada “Asesinada hermosa joven”, el 14 de septiembre de 1976, señaló que la muerte de esta mujer, que aseguró tenía 23 años cuando en realidad tenía 42, se originó en un crimen pasional, del que dio numerosos detalles. Esta versión fue la misma que dieron otros medios como La Tercera y Las Últimas Noticias (también de Edwards). Esto, a pesar que en lugar se presentaron dos hermanas de Marta que dijeron a los periodistas que su hermana había sido secuestrada probablemente por agentes de la DINA.
EL MERCURIO, LA CIA Y EL GOLPE
Un archivo desclasificado de la CIA dado a conocer el pasado 10 de septiembre por el Proyecto de Documentación sobre Chile, del National Security Archive en Washington,  da cuenta de una conversación entre Kissinger y Nixon el 12 de septiembre de 1973:

Kissinger: Agustín Edwards ha huido y llega aquí el lunes. Me voy a reunir con él para conocer su versión de la situación (triunfo de Allende).
Nixon: No queremos que se filtre un gran artículo respecto de que estamos tratando de derrocar al gobierno.
El Diario de Agustín aborda con detalles el papel que jugó Agustín Edwards en la gestación del golpe militar de 1973. Da cuenta de la importante reunión que éste sostuvo en la Casa Blanca –el 15 de septiembre de 1970- once días después que Allende obtuviera la primera mayoría en la elección presidencial. A esta cita también asistió Henry Kissinger, entonces consejero de seguridad nacional del presidente Richard Nixon; Richard Helms (director de la CIA) y el ministro de justicia John Mitchell. En dicha reunión, Edwards pidió la intervención directa de Estados Unidos en Chile. Poco después de su exposición, que duró quince minutos, los otros asistentes subieron al salón oval donde estaba Nixon.
Allí le dieron a conocer lo conversado transmitiendo la urgencia de intervenir en Chile. En la ocasión, y como lo comprueban diversos documentos desclasificados de la CIA, Nixon ordenó a esta agencia “intentar evitar que Allende asumiera el poder”. La principal acción que se ejecutó en este sentido fue el secuestro y asesinato del comandante en jefe del Ejército René Schneider, consumado el 25 de octubre de 1970, 10 días antes que Allende ocupara el despacho presidencial en La Moneda, lo que finalmente no pudo ser evitado. Esta acción fue ejecutada por un comando del ultraderechista movimiento Patria y Libertad que contó con el apoyo de la CIA.
Dos días después que Allende asumiera, éste fue el planteo de Nixon: “Nuestra principal preocupación en Chile es la posibilidad de que [Allende] se consolide, y que su imagen ante el mundo sea su éxito”, expresó ante su Consejo de Seguridad Nacional el 6 de noviembre de 1970.
El diseño de la CIA contenía el Proyecto El Mercurio, a través del cual este medio se convertía en eje articulador de la “campaña” contra Chile. Y en ella el financiamiento era muy importante. Fue Nixon quien autorizaría personalmente –14 de septiembre de 1971- los primeros 700 mil dólares aportados por su gobierno a este diario, dinero que fue entregado a través de la División Hemisferio Occidental de la CIA. Un mes más tarde Helms ordenaba el envío de una partida de 300 mil dólares más. Y un año después, de otro millón de dólares, con lo que los aportes a El Mercurio totalizarían los dos millones de dólares –entre 1971 y 1973- que equivalen a once millones actuales.
Durante cada uno de los casi mil días que gobernó Allende, al menos un artículo editorial diario publicado en El Mercurio fue redactado por la CIA. Según afirma Armando Uribe, Edwards fue desde antes que Allende asumiera –y probablemente aún lo sea- Asset de la CIA. “Asset es recurso (persona) que sirve para transmitir informaciones reservadas, oportunamente, dado que goza de acceso privilegiado a ellas. El Gobierno de EE.UU. compensa esto en momentos de crisis (…) compartiendo sus datos con el Asset, financiando sus empresas si es necesario para el objetivo mutuo, (…) lAsset  no es agente ni funcionario del servicio de inteligencia ni es remunerado regularmente. Se trata de un contacto superior de la agencia”, sostiene.

por Francisco Marín

El Ciudadano

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