No han nombrado al relevo de Guillermo Aréchiga:

Secretaría de Movilidad y Transporte cumplirá tres semanas acéfala

Botones de pánico y modernización de unidades, entre los pendientes que deja

Por Daniel Carpinteyro

30/03/2021

Publicado en

México / Puebla / Transportes

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Puebla choque

Casi 20 días tiene que sacaron de sus oficinas a profesor Aréchiga Santamaría. Oficialmente, su puesto sigue vacante. Y a pesar de que el gobernador prometió que la semana pasada se daría la nueva designación, el puesto sigue oficialmente descabezado.

El 11 de marzo, un operativo de la Policía Estatal rodeaba las oficinas de la Secretaría de Movilidad y Transporte. No fue un desalojo cordial. Funcionarios de Gobernación y de la Secretaría de la Función Pública se mantuvieron vigilantes. La salida del secretario fue abrupta, pero no completamente sorpresiva. Los llamados de atención del gobernador a la dependencia habían sido numerosos y constantes. La espada de Damocles oscilaba sobre el cuello de Aréchiga desde los primeros meses del ejercicio de su turno.

Cero en desempeño

Aréchiga no hizo la tarea. Por ejemplo, hubo poco seguimiento en los compromisos que asumieron los concesionarios del transporte público a cambio de la autorización para subir la tarifa de los microbuses a 8.50 en 2019. Se trataba de compromisos de mejora en las unidades; para nadie que viva en Puebla es un secreto que algunas rutas siguen trabajando con verdaderas «carcachas», que el espacio entre asientos -en particular de los posteriores-parece estar diseñado para la anatomía de Homo floresiensis, más que para los requerimientos espaciales del Homo sapiens, y que la consigna para los choferes es desafiar en cada vuelta aquel concepto que la física ha bautizado como impenetrabilidad.

Sin embargo, como bien se sabe, en el concierto de la empresa poblana, los concesionarios del transporte se cuecen aparte, pues suelen estar coordinados y disponen de una gran cantidad de unidades que, llegado el caso, no dudan en concentrar por días enteros frente a Casa Aguayo mientras orquestan disfónicos conciertos para claxon. Tienen poder y lo ejercen sin miramientos; no es fácil coercionarlos, ni en beneficio de la población en general. Tanto para el operador como para su patrón, el pasajero es ganado y como tal se le trata. ¿Unidades al 50 por ciento de su capacidad por mantenimiento de Sana Distancia? Pregunte, apreciable lector, a cualquier usuario cotidiano de transporte público con qué frecuencia se cumple esta medida.

Por otro lado, cuando algunos concesionarios, en respuesta a una solicitud oficial, hicieron la inversión de instalar cámaras y botones de pánico en las unidades, resultó que no hubo forma de conectarlas al C5, como era la intención original. En su momento, el gobernador Barbosa tuvo que salir a dar la cara:
«La conexión ha sido un fracaso», reconoció en agosto de 2020.

Resulta difícil imaginar al profesor Guillermo Aréchiga Santamaría impartiendo una cátedra magistral sobre el presente, pasado y futuro del transporte público en Puebla capital; pero más complejo resulta aún imaginarlo circulando de su casa al trabajo en un microbús, o sentado en los asientos posteriores, con las rodillas tocándole el pecho. Como hombre previsor, el profesor Aréchiga ha vuelto a su antiguo camarote en el barco de San Lázaro, donde sus preocupaciones volverán a reducirse a levantar la mano o no levantarla.

Ya casi tres semanas cumple acéfala, decíamos, la Secretaría de Movilidad y Transporte. Por el momento, Lorena Rubí Meza López está a cargo de la dependencia, proveniente de la Secretaría de Turismo. Sin embargo, su designación en el gabinete aún no es oficial. En la página del gabinete Gobierno del Estado, ningún nombre ni foto aparece en el cuadrito de la dependencia.

Mientras tanto, muchas interrogantes siguen en el aire: entre ellas, si en algún momento del presente siglo será posible conectar al C5 las cámaras de seguridad y botones de pánico del transporte público, o si será posible inscribir a los operadores a programas permanentes de capacitación y cultura cívica.

Pero estos ambiciosos propósitos requerirían a un personaje especialista en transporte público, más que un comodín político.

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