Activista por el cambio climático

Greta Thunberg: la sueca con síndrome de Asperger que podría ganar el Nobel de la Paz

Con sus 16 años se convertiría en la persona más joven en recibirlo, luego de la pakistaní Malala Yousafzai que lo obtuvo en 2014.

Las reiteradas paradas de Greta Thunberg acompañada de su pancarta todos los viernes a las 8:30 de la mañana frente al parlamento de Estocolmo, causaban curiosidad entre los transeúntes.

Una ola de calor sin precedentes registrada en Suecia en 2018, motivó a la joven de 15 años a iniciar una sigilosa protesta, a la que poco a poco fueron sumándose adeptos que se sentaban a su lado en un gesto cómplice y solidario.

La iniciativa dio paso a uno de los fenómenos más sorprendentes de los últimos tiempos: el movimiento de estudiantes por el clima, que ha parado colegios e institutos en 270 ciudades del mundo, en protesta por la pasividad de los gobiernos ante el riesgo climático.

Contaba con 15 años cuando Thunberg prendió la llama de una manifestación que a los seis meses ya era global. Además de poner el foco en la necesidad de luchar contra el cambio climático, la joven logró dar visibilidad al trastorno que ella misma tiene: el síndrome de Asperger.

“Cuando algo te interesa mucho, ves las cosas más claras”, aseveró Greta Thunberg, joven con síndrome  de  Asperger.Foto Web.

Esta condición produce la alteración del neurodesarrollo y forma parte de los trastornos del espectro autista. Se caracteriza por una dificultad para la comunicación y las relaciones sociales junto con conductas repetitivas, con una tendencia a focalizar el interés en temas restringidos. A diferencia de otras formas de autismo, esta no presenta discapacidad intelectual ni retraso en la adquisición del lenguaje, reseñó el diario El País de España.

Greta Thunberg, nacida en Estocolmo en 2003, comenzó a interesarse por el clima a los ocho años. Era una chica silenciosa que se sentaba en las últimas filas de la clase. “Cuando algo te interesa mucho, ves las cosas más claras”, explicó en una entrevista que puede escucharse en la web de The Guardian.

Cuando tenía 11 años vio un documental sobre la contaminación marina y le impactó tanto que la hizo llorar. “Los demás niños se olvidaron en cuanto salieron al patio. Pero yo no podía. Las imágenes volvían y volvían”, expresó.

Leyó mucho sobre los efectos del calentamiento global. Y empezó a preocuparse. Hasta el punto de que cayó en una depresión. Dejó de hablar y de comer. En dos meses perdió 10 kilos.

Thunberg tiene un elaboradísimo discurso acerca de la responsabilidad de los políticos sobre el cambio climáticoFoto Web.

Sus padres la cuidaron y escucharon. “Me hizo sentirme bien poder hablar de ello”. Salió de la depresión pensando que tenía mucho que hacer. Cuando a los 15 años decidió dejar de ir a la escuela los viernes, sus padres le preguntaron si era una buena idea, si creía que era lo mejor para ella. Les dijo que sí. Con total seguridad. “Pues si es así, adelante”, le dijeron.

Thunberg tiene un elaboradísimo discurso acerca de la responsabilidad de los políticos sobre el cambio climático con el que ha interpelado a quienes ostentan el poder de cambiar las cosas. Ver a alguien con la timidez propia del síndrome de Asperger hablar ante cámaras de todo el mundo y dirigirse a un auditorio de mandatarios poderosos, muestra hasta qué punto la fuerza de la voluntad puede hacer elásticos los límites en este trastorno.

La joven sueca es muy consciente de sus condicionantes e incluso bromea sobre ellos. Tiene una expresión extraña, le cuesta sostener la mirada. Es capaz de hablar en público, pero lo hace con una fuerte tensión interna, como puede verse en la filmación de una conferencia TED. Puede hablar en público y lo hace, pero su estado más plácido es una especie de mutismo selectivo: “Solo hablo cuando creo que es necesario. Y ahora es uno de esos momentos”.

“Así es como soy, si hubiera sido sociable y no hubiera tenido problemas de comunicación, tal vez no hubiera tratado de organizarme ni hubiera tenido fuerza para hacer lo que he hecho”, razona.

Les dijo a los grandes personajes de Davos que ellos eran los culpables de las emisiones que ocasionan daños al climaFoto Web.

Después de hablar en el Foro de Davos y en la cumbre del clima de Naciones Unidas en diciembre de 2018, de haber subido a grandes escenarios y de hablar por televisión a millones de personas, no se siente diferente: “No he cambiado, soy la que era”. Una niña que se sienta en la última fila. “La gente cree que estar atrás es negativo, pero a veces necesitamos dar unos pasos atrás para ver mejor lo que hay delante”.

Thunberg es famosa por su franqueza. “Debemos cambiar casi todo en nuestras sociedades actuales”, les dijo a los empresarios y políticos de Davos. “Los adultos siguen diciendo: Debemos darles esperanza a los jóvenes. Pero no quiero su esperanza. No quiero que tengan esperanza. Quiero que sientan pánico”.

Les dijo a los grandes personajes de Davos que ellos eran los culpables de las emisiones que ocasionan daños al clima. “Algunas compañías, algunos encargados de tomar decisiones en particular saben exactamente qué valores incalculables han sacrificado para seguir haciendo cantidades inimaginables de dinero, y creo que muchos de ustedes pertenecen a ese grupo”, aseveró.

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