Centro Cultural Ainil amenazado de desalojo

Pese a que llevan 6 años entregando cultura en el barrio Concha y Toro, Santiago, el Centro Cultural Ainil enfrenta estos días el desalojo del Palacio Walker, en donde realizan sus actividades

Por Mauricio Becerra

09/09/2008

Publicado en

Artes / Organización social

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Pese a que llevan 6 años entregando cultura en el barrio Concha y Toro, Santiago, el Centro Cultural Ainil enfrenta estos días el desalojo del Palacio Walker, en donde realizan sus actividades. Los intereses del grupo Lebanon Investment Corporation, ligados al exclusivo restaurante Zully, ubicado al frente del edificio, pueden terminar con un importante espacio de difusión cultural capitalino.

De una casa vacía a 6 años de cultura

Ainil en mapudungun significa ‘establecerse’. Y es lo que hicieron quienes hace 6 años empezaron a dar vida al Palacio Walker, abandonado por años y que da a la Plaza Internacional de la Libertad de Prensa, en el barrio Concha y Toro. Antes funcionaron por un año cerca de la Plaza Brasil.

La casona por años estuvo deshabitada. Los integrantes de Ainil al ingresar a ella la encontraron con un progresivo deterioro. La organización la recuperó y dio aviso de ello a los propietarios del inmueble, quienes aceptaron que se convirtiera en espacio de creación y expresión ciudadana. Incluso, el dueño del palacio aceptó que se presentara un proyecto al Fondart para hacer un estudio de infraestructura, el cual fue aprobado el 2006 con un monto de 10 millones de pesos, los que se destinaron a estudios de arquitectura y calculistas.

Poli Rivera, Licenciada en Artes Visuales, orfebre y tallerista de Ainil, cuenta que “durante 3 años se trabajó en la restauración del palacio, ya que no tenia los servicios básicos y muchas de sus habitaciones no contaban con piso ni murallas. Si llegamos a sacar 12 camionadas de escombros a puro pulso”.

Ainil tiene personalidad jurídica vigente de la Municipalidad de Santiago, y despliega desde ya 6 años una intensa labor de desarrollo cultural y participación ciudadana en el barrio, a través de talleres de artes y oficios gratuitos para los vecinos del sector y gente de  otras comunas. Su presencia en el lugar ha aportado a la difusión del arte, la cultura indígena, la música, las artes escénicas, la pintura y diversas formas de expresión artísticas, integrando además recientemente terapias alternativas para la comunidad.

Actualmente hay 4 talleristas que imparten clases gratuitas, financiadas a través de fondos para el desarrollo de las artes. En el espacio se han estrenado obras de teatro, de danzas y ciclos de música; durante 3 años consecutivos se realizó el día de la música en la plaza; por otros 4 se ha celebrado el año nuevo indígena y el año pasado se celebró el día del artesano. Todas las actividades fueron abiertas a la comunidad.

Frente al desalojo

El interés de la inmobiliaria multinacional Lebanon Investment Corporation, dueños del  40% de la propiedad de la casa, logró que la jueza arbitro, Eleonor Concha, decretara el desalojo para el miércoles 27 de agosto, que no se hizo efectivo al extraviar la receptora judicial el exhorto. En la última semana de agosto, carabineros llegó en otras 2 oportunidades con amenaza de desalojo.

Ainil quiere ser parte del juicio que se tramita por el desalojo de la casona, ya que consideran justo que se reconozca el tiempo, trabajo y dinero invertido en la casa. Por su parte, los herederos desconocen el comodato verbal, el pago de contribuciones y el restablecimiento de los servicios básicos.

Rivera anuncia que “llegaremos hasta las ultimas consecuencias para permanecer en este lugar”. Un comunicado del Centro Cultural dice que “nuestra organización recurrirá a todas las instancias legales y sociales que sean necesarias para revertir un fallo que consideramos no sólo ha cumplido con el debido proceso, sino que resulta además injusto y reflejo de una sociedad que privilegia el interés de los grandes capitales en desmedro de las iniciativas ciudadanas”.

También lamentan que “sea el interés de lucro de un empresario norteamericano, que a través de Lebanon Investment Corporation pretende lucrar con un negocio de spa y boutique orientado a clientes de alto poder adquisitivo, lo que finalmente ponga en jaque a una iniciativa tan valiosa para la comunidad como la que el CENTRO CULTURAL AINIL  ha desarrollado”.

Una nota aparecida en El Mercurio anuncia que se quiere construir en el edificio un spa, una boutique y un hotel. El dueño del restaurante Zully, ubicado al frente del Centro Cultural Ainil, junto a otros inversionistas visualizan el lugar como un  centro turístico de elite. Ya compraron el edificio de Concha y Toro 33, y el recién inaugurado Palacio Concha, administrado por Tomás Cox.

Los integrantes de Ainil aspiran a “lograr el apoyo de los entes estatales comprometidos con la cultura y la acción ciudadana, en la perspectiva final de generar mecanismos alternativos que validen e integren experiencias como la nuestra. En ese sentido, hacemos un llamado a la Ministra de Cultura a involucrarse y apoyar las iniciativas de producción cultural como la nuestra que sobreviven económicamente tanto en base a la autogestión como a la postulación a fondos públicos. Así también, solicitamos la intervención de los organismos del Estado encargados de velar por el desarrollo organizacional de la comunidad, ya sea a nivel municipal como gubernamental: las iniciativas comunitarias merecen y requieren un patrocinio que más allá de lo legal, impliquen respaldo y compromiso político; no se puede construir «gobierno ciudadano» si no se potencian las iniciativas que la ciudadanía genera”- según señala el comunicado.

Entre las actividades realizadas para enfrentar el desalojo el domingo 31 de agosto se hizo un Carnaval Cultural de la Permanencia con música, artesanía, danza y teatro. Entre los artistas participantes estuvieron la banda Conmoción, Joligud Broders, Paradoja, Monttrio, y Antu Liwen.

MÁS INFO:

http://www.ainilarteycultura.blogspot.com/

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