En la senda de Clotario

Uno de los líderes más importantes del movimiento social en nuestro país fue Clotario Blest

Uno de los líderes más importantes del movimiento social en nuestro país fue Clotario Blest. A veinte años de su muerte, su vida, pensamiento y acción son un patrimonio para el movimiento popular.
Conversamos de su legado con los historiadores Gabriel Salazar y Óscar Ortiz, y algunos dirigentes sindicales, quienes reivindican su pensamiento y acción
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Nacido en 1899, Clotario Leopoldo Blest Riffo creció en el estremecido ambiente de principios de siglo: Una progresiva industrialización, aumento de los sectores medios y una marcada desigualdad social con las clases populares que generó el drama denominado “la cuestión social”.

Con una sólida formación cristiana orientada al pueblo, no a las cúpulas de la Iglesia, Clotario emprendió tempranamente el camino de la insurrección al sistema dominante, que genera(ba) tal injusticia social.

En su trayectoria figuran la fundación -junto a otras personas- de muchas organizaciones de lucha social (ver recuadro). Encabezó, también, numerosas e históricas manifestaciones y huelgas de trabajadores, lo que le costó la cárcel en 26 ocasiones.

Su labor en pro de la paz fue reconocida por el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), de quienes recibió en 1978 el Premio de la Paz y en 1980 fue nominado al Premio Nobel, pero en Chile no ha recibido el reconocimiento a su labor histórica-social, por la que llegó a hacer votos de celibato y de pobreza.

El premio nacional de Historia, Gabriel Salazar, explica que a Clotario se le ha dado mucha menos importancia de la que realmente tiene en la historiografía de Chile, por ejemplo, del movimiento popular. “Si lo hubiera matado la derecha, seguramente le habrían levantado una estatua”, asegura.

¿Cuáles son los legados de Clotario Blest?

-Él es la continuación natural de Luis Emilio Recabarren, en su trabajo, pensamiento y acción política, desde los trabajadores y para los trabajadores.

Desarrolló una política popular independiente de los partidos y el Estado, lo que es de suma importancia, porque los partidos políticos se han comido al movimiento popular, quitándole relevancia histórica.

Uno de los legados es la unidad de los trabajadores, forjada por Recabarren, que en los años ‘30 se fragmenta y Clotario vuelve a conseguir. Y lo segundo es que, una vez unidos, se debe pasar a la acción directa -lo cual significa que la clase popular tome decisiones por sí misma, decisiones soberanas-. Si hay que ocupar un terreno, lo hacemos, recordemos que Clotario, junto a otros cristianos de la época, llegaron a tomarse la Catedral, manifestándose en contra de las cúpulas eclesiásticas.

¿El pensamiento político de Recabarren y Clotario, hoy día, puede mantener las mismas categorizaciones (conciencia de clase, proletariado, etcétera)?

-La dictadura y el modelo neoliberal desconfiguraron bastante la clase obrera. La política de Pinochet fue desindustrializar el país, por lo tanto, la nueva clase trabajadora es distinta -modalidad de honorarios, proyectos, contratos por temporadas, la inestabilidad laboral, en definitiva-. El capitalismo cambia y la lucha contra él también debe cambiar.

Por ejemplo la CUT -Central Única de Trabajadores- de esa época tenía mucho poder, porque tenía dos elementos fundamentales: Autonomía política y un líder al que todos respetaban. Él pone un ejemplo de cómo debe ser un dirigente: Que no transa, consecuente e inclaudicable. A diferencia de la CUT de hoy, que es casi un cero a la izquierda.

Hay una diferencia entre la movilización social de la época de Clotario y la de hoy, pero la desigualdad social, los abusos del poder y la miseria persisten. ¿En qué momento de la historia está el proceso revolucionario de nuestro país?

-Hay en ciernes un movimiento popular que es distinto al de esa época, toma tiempo construir una nueva forma de lucha contra el capitalismo y en eso estamos, porque el cambio último -dictadura y neoliberalismo- fue brutal.

Hoy día las organizaciones populares son más creativas. El proyecto de estos movimientos debiera ser común a todos. El movimiento sindical debiera asociarse a estos grupos populares y a la juventud, no sólo para pelear en la calle y marchar, sino que para elaborar un proyecto de cambio profundo.

Por esto, el pensamiento de Clotario y Recabarren tiene importancia, porque ellos no apuntaban sólo a unir a los trabajadores en el sentido estricto, sino que a toda la clase popular en una lucha por un cambio radical.

UNIDAD, AUTONOMÍA Y LUCHA

Raúl de la Puente, presidente de la Anef, nos recibe en medio del ajetreo por los más de mil despidos que van en el nuevo gobierno. Él señala: “Clotario Blest es un hombre del bicentenario”.

¿Qué influencia tiene el legado de Clotario en la Anef?

-Él fue un sindicalista señero y legendario. Su legado es la unidad de los trabajadores y la autonomía de los partidos políticos. Creía que la fuerza de los trabajadores es invencible y nosotros estamos convencidos de eso. Los principios con los que se funda la Anef se mantienen hasta el día de hoy: Unidad, autonomía y lucha.

La ética y probidad de don Clotario Blest son ejemplos para los que somos dirigentes sindicales. Un hombre que hizo lo que dijo y vivió como pensó, de total consecuencia y tremenda capacidad de lucha por los derechos humanos y sindicales.

En este momento estamos concentrados en luchar contra los despidos que ha efectuado el cambio de gobierno. Queremos tener más y mejor Estado, un trabajo público decente, que significa estabilidad laboral, sueldos dignos, carreras funcionarias y derechos laborales, como son la negociación colectiva, libertad de sindicalización, derecho a huelga…

Creemos también, como don Clotario, en un sindicalismo socio-político, que va más allá de las reivindicaciones de los trabajadores. Vivimos en una sociedad neoliberal, que excluye, que tiene brechas tremendas en los ingresos, en cultura, salud, justicia, educación. Que busca privatizar las funciones que tiene el Estado, el cual debería ser un instrumento para profundizar la democracia, otorgar igualdad de oportunidades y equilibrar el poder, que hoy está en manos de los grupos económicos.

Debemos fortalecer una política de alianzas con nuestras organizaciones sociales y movimientos populares.

EDUCACIÓN Y ORGANIZACIÓN

La senda de Clotario continúa también en otras organizaciones sindicales, como son la Confederación General de Trabajadores (CGT) y la Central Autónoma de Trabajadores (CAT).

Manuel Ahumada, presidente de la CGT, dice que su organización nace del quiebre con la CUT el ‘97, producto del rol que las bases deben tener.

¿Cuál es la influencia de Clotario Blest en la CGT?

-En todo nuestro material educativo está Recabarren y Clotario. Tenemos en ambas figuras la gráfica de lo que debe ser el nuevo sindicalismo, donde los trabajadores son protagonistas y no debe permitirse la intromisión de los partidos.

Nos hemos planteado no sólo trabajar por los derechos de los trabajadores, sino que en un movimiento social más grande.

Aspiramos a una estructura cohesionada de los trabajadores, como lo fue la CUT fundacional de Clotario. Autónoma, a través de votación directa e independiente económicamente.

Aquí, sabemos que es posible cambiar la sociedad, sobre la base de tres ejes inspirados en las enseñanzas de Recabarren y Clotario: Educación, organización y lucha.

CONSTRUCTOR DE BASES

Óscar Olivos, presidente de la CAT, se refiere a Clotario Blest como uno de los  padres del movimiento sindical en Chile: “Hizo voto de celibato, porque su familia eran los trabajadores”.

“Clotario fue un constructor de bases y nosotros, en la CAT, trabajamos por construir sindicalismo donde no lo hay. Nuestra base está formada mayoritariamente por trabajadores del área privada, donde un 88 por ciento no se encuentra sindicalizado y donde el paradigma impuesto es individualista, por lo que no incentiva la solidaridad entre los trabajadores, uno de los valores por los que Clotario se la jugó cien por ciento”.

BAJA SINDICALIZACIÓN

De la Central Única de Trabajadores (CUT), fundada en 1953 y presidida por Clotario Blest hasta 1961, sólo queda la sigla. Luego de la dictadura de Pinochet, en la que se desmantela la organización sindical, despojada de su personalidad jurídica y sus líderes, perseguidos, arrestados, torturados y muchos asesinados, se refunda en el año 1988 como Central UNITARIA de Trabajadores.

Una Central que no mantuvo la unidad de los trabajadores -objetivo fundacional- y cuya autonomía política es frecuentemente cuestionada. Sin embargo, Silvia Aguilar, vicepresidenta de la multisindical, afirma que hoy más que nunca están en la senda de Clotario Blest.

¿Qué características de la CUT fundacional se mantienen hasta hoy?

-La CUT se funda en la necesidad de organización de los trabajadores y eso persiste. Los objetivos que tuvo en su inicio: La unidad y autonomía política en parte se perdieron, o sea, si Clotario Blest viviera sufriría mucho, eso es seguro. Pero estos dos aspectos marcan una línea constante en nuestro trabajo.

La división no es algo que nosotros hayamos querido o incentivado, es producto de los intereses personales de algunos dirigentes. Pienso que cuando uno está desconforme con aspectos de la organización a la que pertenece, lo que nunca tiene que hacer es crear otra, porque irse genera un tremendo daño.

En el mundo sindical, quien separa a los trabajadores jamás será un buen líder. Desde adentro se pueden mejorar las cosas, desde afuera es imposible.

¿Y la autonomía de los partidos políticos?

-Aquí efectivamente hubo una época muy marcada políticamente, lo que trajo muchos quiebres internos. Pero hoy día, la autonomía está decretada.

Sucede que ha habido una campaña de desprestigio hacia nuestro dirigente, pero Arturo Martínez estuvo incluso sancionado cuatro años por su partido por mantenerse al frente de los trabajadores.

¿Es posible advertir una postura diferente entre la CUT con los gobiernos concertacionistas y el de hoy?

-En sus veinte años, la Concertación no respondió a nuestras demandas, así de simple. No existe la negociación colectiva ni la sindicalización automática. Hoy, cuando es oposición, debiera apoyarnos, aunque claro, es contradictorio que cuando estuvieron en el Gobierno no le hayan tendido la mano al pueblo. Como CUT, vamos a seguir luchando.

Ya no estamos sólo por el peso, por los reajustes salariales. Estamos por un proyecto social más amplio que implique una real participación de los trabajadores, que asegure estabilidad laboral y más, por ejemplo, una nueva Constitución para nuestro país.

¿Qué responsabilidad asume la CUT en un porcentaje tan bajo de trabajadores sindicalizados?

-De todo el mundo laboral en Chile, sólo hay sindicalizado alrededor del 14 por ciento -10 por ciento en la CUT y un 4 por ciento en otras sindicales-.

Somos responsables, sin duda, de que sea tan bajo el número, pero no culpables, lo que pasa es que la gente tiene miedo. El área pública está organizada, pero el sector privado ha costado mucho porque si se sindicalizan, los empresarios toman represalias o crean ellos mismos sus sindicatos patronales.

MÁS REBELDE QUE REVOLUCIONARIO

¿Qué análisis hace Óscar Ortiz?, hijo político de Clotario Blest frente a esta diversa gama de organizaciones que se identifican en la senda de Clotario.

Ortiz, estrecho colaborador de Clotario por más de veinte años y a quien el líder sindical le heredara sus bienes, plantea que “como la Concertación perdió, la figura de Clotario vuelve a aparecer” y está germinando en algunas organizaciones.

Según Ortiz, Clotario fue un rebelde, que es mucho más que un revolucionario, “porque cuando el revolucionario llega al poder reprime desde ahí. Era un anarco cristiano, cuyo ideal podía verse en su actuar”, concluye el historiador y académico nacional, quien hoy está avocado al Comité de Memoria Clotario Blest.

¿Qué aspecto de Clotario considera que es fundamental rescatar?

-Clotario decía que ninguna transformación social será posible mantenerla si nosotros no cambiamos internamente.

Si no tenemos una moral (no esa cartucha moral social, sino que entendida como una ética), que implica ciertos elementos básicos como la honestidad, lealtad, la ayuda mutua, el respeto, la tolerancia y la coherencia entre el ser y el decir, es imposible no terminar como los puercos en La Rebelión de la Granja -libro de George Orwell-, que acabaron comiendo con cubiertos y haciendo todo lo que criticaban a quienes tenían el poder.

¿Qué grado de vigencia tiene hoy el pensamiento de Clotario?

-Hoy día la fábrica y el proletariado ya no existen, pero cuatro millones y medio de personas están en Dicom. ¿Eso no es esclavitud? ¿Cómo se organiza esa gente? Es el desafió de hoy.

El capitalismo tiene la tremenda capacidad de adaptarse, en cambio los revolucionarios son dogmáticos, Clotario, con su rebeldía, consecuencia y autonomía es, sin duda, un gran referente.

Organizaciones en que Blest participó de su fundación:

– El Surco
– Gérmen
– Unión Central de la Juventud Cristiana
– Asociación Deportiva de Instituciones Públicas

– Asociación de Empleados de la Tesorería Fiscal

– Agrupación de Empleados Fiscales (Anef)
– Junta Nacional de Empleados de Chile
– Comando único contra las alzas y la especulación

– Central Única de Trabajadores (CUT)
-Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)

– Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

Por Victoria Lozano Díaz

El Ciudadano N°82

Fotografía de Marcelo Montecino (en Flickr)

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