Creatividad, autonomía y solidaridad son los ingredientes que permitieron que en ocho meses un grupo de 20 adolescentes en situación de abandono, riesgo y vulnerabilidad, vislumbrara un futuro auspicioso. Esos factores se conjugaron gracias a un equipo de jóvenes profesionales, técnicos y estudiantes de Puerto Montt que están convencidos de las bondades de los métodos educativos libertarios. Sin embargo, producto de las deficiencias del sistema público de protección –externalizado a comienzos de los años 80-, que permite el operar de cuestionables entidades particulares, las ilusiones de esos 20 muchachos están en peligro.
Para nadie es un misterio la situación de los niños que viven bajo la protección del Sename (Servicio Nacional de Menores). Y en la austral ciudad de Puerto Montt aún se recuerda la muerte de ocho menores de edad en el incendio de su hogar en octubre de 2007.
Otro caso que conmovió a la capital de la Provincia de Llanquihue fue el secuestro y desparación de José Huenante, de 16 años y en situación de vulnerabilidad, quien fue detenido por carabineros de la Quinta Comisaría un 3 de septiembre de 2005 en la población Mirasol de esa ciudad. Si bien tres funcionarios policiales fueron procesados como presuntos autores, el caso sigue abierto y sin culpables.
Con estos antecedentes, cobra relevancia el intento que en los últimos ocho meses un equipo de jóvenes ha realizado para doblarle la mano al sistema.
Un proyecto piloto para acoger a 20 adolescentes en situación de vulnerabilidad y abandono, financiado por el Sename y que comenzó en febrero de 2011, está terminando dramáticamente un año después, debido a que la ONG Quillagua –con sede en Talca– renunció a continuar administrándolo. Producto de esto, la Residencia Especializada de Protección (RSP) “Miguel Magone”, ubicada en la población Manuel Montt -en la capital de la Región de Los Lagos-, quedó este 1 de marzo sin el equipo de profesionales y educadores que durante ocho meses logró mejorar significativamente las condiciones de vida de los muchachos –a pesar de los escasos recursos con que contaban-. Sin embargo, este colectivo, autodenominado “Ruka Inche”, ha decidido no desvincularse, para lo cual se han dado a la tarea de encontrar –durante marzo- una nueva entidad colaboradora del Sename que reemplace a Quillagua en la administración del proyecto. De no lograrlo, no descartan la alternativa de crear su propio hogar de acogida, autónomo y autogestionado.
TALLER DE ECOSUBMARINISMO
Nunca se imaginaron ocho de los muchachos del hogar Magone que aprenderían algún día a bucear y a conocer el mundo submarino. Pero gracias a los contactos de Ruka Inche, un joven científico logró crear un innovador Taller de Ecosubmarinismo.
En julio de 2011, la dupla de profesionales se comunicó con Juan José Rodríguez quien es magister (c) en Medioambiente y ecólogo marino de la Universidad de Antofagasta, e investigador asistente del Centro de Investigación y Desarrollo de Recursos y Ambientes Costeros «i-mar” de la Universidad de Los Lagos.
La primera sesión del taller (teórico) se realizó en septiembre 3 de 2011 y el inicio de las prácticas se efectuó el 2 de octubre. Rodríguez se consiguió los trajes con el subdirector del Imar, Daniel Varela, quien además autorizó a utilizar las instalaciones del centro y el acceso a la playa. Por su parte, el equipo para proyectar las clases teóricas lo facilitó el programa Llapemn, de Serpaj.
El objetivo general del taller consiste en “Afianzar los vínculos de solidaridad y compañerismo en los usuarios de la Residencia Especializada Miguel Magone, a través de la recreación que entrega la incursión al entorno marino, la cual es retroalimentada con tópicos de Educación Ambiental. Y, específicamente, la intención es “Promover y apoyar un diálogo universal en los usuarios Magone poniendo de relieve los principios ecológicos que ocurren en el entorno marino; fomentar aptitudes y actitudes necesarias para comprender y apreciar las interrelaciones entre el ser humano, su cultura y su entorno marino, y ampliar el abanico de oportunidades laborales al concluir su periodo de asistentes al curso, asesorándolos en la forma de obtener matrículas Directemar para insertarse en la industria acuícola una vez que egresen de la Residencia”.
Transcurridas ocho sesiones teóricas y seis prácticas, los chicos ya se encuentran buceando por apnea (retienen la respiración voluntariamente); y quedan dos talleres en que aprenderán a utilizar equipos autónomos (con aire comprimido). Luego de ello los muchachos habrán egresado. Por este motivo, el instructor se encuentra coordinando con Sename para que el taller no quede inconcluso, y para conseguir recursos para una nueva edición 2012 de Ecosubmarinismo.
EL PROYECTO PILOTO Y QUILLAGUA
La historia comenzó en julio de 2010, cuando el Sename anunció la décimo octava convocatoria de concurso público de proyectos para las líneas de acción en centros residenciales; se trataba de un proyecto piloto que contemplaba el desarrollo conjunto de un Programa de Protección Especializado de Intervención Residencial (PER) adosado a una Residencia Especializadas de Protección (RSP).
El colaborador acreditado al que Sename asignó dicho proyecto fue Quillagua, ONG con sede legal en la comuna de La Reina (Santiago) y con experiencia desde 2006 con una Residencia Especializada en Talca.
Según el proyecto presentado al Sename, “la ONG Quillagua tiene dentro de su misión acoger y acompañar a niños, niñas, adolescentes y sus familias en situaciones de marginalidad, exclusión social y vulneración de sus derechos, con el fin de restituirlos a través del fortalecimiento y potenciación de los recursos personales, familiares y comunitarios que permitan su desarrollo pleno e integral”.
El proyecto aprobado por el Sename (con código 1332, Décima Región) contempla un presupuesto general de 6.843.000 pesos mensuales, desglosado entre el financiamiento del centro residencial especializado ($4.378.000), y el del programa de intervención residencial ($ 2.465.000).
Para llevar a cabo el proyecto, Quillagua arrendó una casa de dos pisos en las afueras de Puerto Montt, en Av. Sargento Silva con pasaje Llantén s/n. El alquiler tenía un costo de 355 mil pesos mensuales.
La residencia, proyectada para acoger a 20 adolescentes, recibió al primer muchacho el 7 de febrero de 2011; un chico de 16 años y con antecedentes de haber sido ingresado a los cuatro años de edad al sistema de protección vigente.
Una vez completado el cupo con menores de edad procedentes de las regiones XIV y X, se pudo determinar que el 100% de los usuarios había sido víctima de VIF (Violencia Intra Familiar); 80% ha sido explotado sexualmente, y que en el 100% de las familias -muchas de ascendencia mapuche huilliche- se observa antecedentes de consumo, abuso o dependencia de alcohol. Sólo seis niños cuentan con ambos progenitores vivos; cinco cuentan con sólo uno vivo; dos niños se encuentran en condición de orfandad total; uno no fue reconocido por padre ni madre; y siete niños no fueron reconocidos por el padre.
En promedio, el grupo de adolescentes tiene cerca de diez años ingresados en el sistema público de protección.
COMIENZAN LOS PROBLEMAS
Como directora se contrató a Jacqueline Miranda Pizarro, asistente social que renunció al cabo de ocho meses de gestión.
Desde el principio, la ONG Quillagua se quejó de que los recursos asignados por el Sename no eran suficientes para cumplir con las exigencias del proyecto, que les era muy difícil encontrar en la zona al personal técnico profesional idóneo, y que se hacía complicado el manejo de muchachos que periódicamente entraban en crisis.
Ya el día 23 de marzo se solicitó la desvinculación de la primera dupla psicosocial que había sido contratada por Quillagua. Actualmente existen antecedentes de abuso sexual en contra de uno de los usuarios y consumo de drogas en la residencia por parte de uno de estos profesionales adultos.
El 12 de abril la ONG informó a Sename que dos jóvenes debieron ser hospitalizados por ingesta excesiva de medicamentos. Al parecer, la sustracción de los fármacos habría sucedido la noche del domingo 10, en momentos en que el personal a cargo descuidó sus funciones, dejando a la mano de los muchachos las llaves de la oficina donde se guardan esos medicamentos.
La madrugada del día lunes 25 de abril de 2011 ocurrió un hecho constitutivo de delito que no se registró en el Libro de Novedades, estando a cargo dos educadores contratados por la ONG. “…Redujeron a otro de los jóvenes del hogar de nombre JLP, lo agredieron mediante golpes de pies y puños y acto seguido le rociaron la cabeza con un líquido inflamable prendiéndole fuego con un encendedor, producto de lo cual, la víctima resultó con quemaduras tipo A y B en cuero cabelludo, pabellón auricular y en su rostro, secciones lado izquierdo y derecho y con poli contusiones de carácter grave…”, según consta en parte médico N° 1104008038 de ese mismo día y de acuerdo a la denuncia en Parte 2102 en la Segunda Comisaría de Puerto Montt.
Producto de estas anomalías, al menos seis niños abandonaron la residencia entre los meses de abril y mayo de 2011.
La contratación de dichos adultos estuvo a cargo de la ONG Quillagua y en ese momento no recibieron sanciones de ningún tipo; fueron posteriormente desvinculados por el Equipo de Ruka Inche tras haber sido denunciado uno de ellos por acoso sexual, encargar teléfonos celulares a los niños, adeudarles dinero, y el otro por haber tomado decisiones perjudiciales en contra de uno de los usuarios, en situación de estarse investigando un delito grave de connotación sexual en contra de él.
NUEVA DUPLA PROFESIONAL HACE DENUNCIAS
Entre mayo y junio de 2011 llegan Paulo Rojas, asistente social, y la sicóloga Mariana Toledo a conformar una nueva dupla profesional. Ambos con experiencia en la Región Metropolitana, desde un principio se percataron de irregularidades (no había un registro sistematizado, y datos de unos niños aparecían en las carpetas de otros.
En una carta enviada –en julio 21 de 2011- por Jacqueline Miranda, a la directora regional de Bienes Nacionales, Carolina Hayar Thompson, se le solicita “la asignación de uno o dos bienes públicos en calidad de comodato para llevar a cabo de mejor manera este proyecto”, debido a que la residencia que estaban utilizando “desgraciadamente es una casa que no está en muy buenas condiciones y los recursos de los que disponemos no son muchos dado que nuestro único ingreso es lo recibido vía subvención de Sename, siendo un promedio mensual aproximado de cuatro millones de pesos, con los cuales se deben pagar sueldos, arriendo, alimentación, servicios básicos y necesidades básicas de los niños y jóvenes que atendemos, actualmente 16 varones”.
El 30 de agosto la misma Jacqueline Miranda, directora del hogar, renunció, argumentando problemas de comunicación con la ONG, y que no le pagaban el sueldo hacía tres meses. Posterior a esto y sin previo aviso, la supervisión del Sename registró en ese mes a Mariana Toledo como Director(a) subrogante.
La primera denuncia del Equipo hacia la ONG y que se envió con copia al Sename, se realizó a través de correo electrónico dirigido a la representante legal de Quillagua, Carolina González Benecke en forma de reporte el día viernes 9 de septiembre de 2011. En el informe se le solicita mejorar la coordinación con los tribunales de familia de la Región, así como las medidas de seguridad y prevención de riesgos; se pide instalar permanentemente actividades deportivas, mejorar la distribución de funciones y capacitar al equipo en materias atingentes al proyecto. Ante lo cual la respuesta fue: “…los extintores hay que tenerlos, pero estamos con otras urgencias con el cambio y arreglo de la casa…”.
El cambio de casa se efectuó el 24 octubre 2011. La nueva residencia está ubicada en la calle Felipe Barría 430, esquina Simón Cordovez, en la población Manuel Montt de la misma ciudad. Allí se les generó un nuevo frente de problemas: la resistencia de los vecinos, la cual fue disminuyendo al constatar el buen comportamiento obtenido gracias a la metodología utilizada por el equipo profesional. Tanto el Tribunal de Familia, el Sename regional e incluso Carabineros han reconocido que con el trabajo de Ruka Inche los muchachos habían mostrado positivos cambios conductuales.
En una carta enviada en noviembre 14 de 2011, Mariana Toledo le escribe a Carolina González, directora ejecutiva de Quillagua, para informar de la delicada situación que están viviendo y en donde se percibe claramente el conflicto entre el equipo técnico-profesional (Ruka Inche) y la ONG Quillagua (empleador). Se le insiste sobre la inexistencia de extintores y botiquín, y se reclama porque los celulares están inutilizables (sin saldo); “actualmente los niños siguen sin ropa interior. Tampoco tienen útiles de aseo. El Equipo hizo una colecta y le compró zapatillas a Fabián para que hiciera Educación Física y no se sintiera tan excluido de otros grupos con mejor equipamiento en el Liceo”. También se denuncia falta de comida, falencias importantes en el rol administrativo, así como escasa retroalimentación por parte de la ONG: una sola conversación telefónico durante tres meses.
Durante esos tres meses se realizó una denuncia sistemática por parte del Equipo de trabajo al supervisor del Sename, Álvaro Silva, y al Tribunal de Familia de Puerto Montt acerca de las malas condiciones para atender a los usuarios. Se alertó sobre el riesgo de incendio (falta de extintores), por las malas condiciones de habitabilidad de la casa en la que funciona la Residencia actual (baños fuera de servicio, instalación eléctrica insuficiente y en mal estado); falta de camas, de insumos (no existen los computadores ni impresoras comprometidas), de materiales para trabajar con los adolescentes; falta de personal: cuatro meses sin Director de proyecto, sin personal administrativo, sin dos profesionales comprometidos por la ONG para el desarrollo del proyecto; de las precarias condiciones laborales (inexistencia de contratos de trabajo y no pago de horas extras).
Pero las denuncias siguieron; no sólo se denunció el frío y el hambre que sufrieron los niños durante el invierno en una casa del sur de Chile que no contaba con calefacción, sino que se solicitó conocer el contenido del Proyecto comprometido por Quillagua y el monto del dinero con el cual poder planificar las actividades con los niños: no hubo una sola respuesta concreta.
NACIMIENTO DE ‘RUKA INCHE’
Pese a todos los problemas y falta de recursos, desde junio de 2011 se fue conformando un equipo de trabajo que logró muy buenos resultados con los jóvenes, y que con el correr del tiempo crearían su propio sello: El proyecto Ruka Inche (Hogar de niños en mapudungun).
Dicho colectivo llegó a estar compuesto por nueve personas que en promedio tienen 31 años de edad; seis cuentan con educación superior y/o cursan estudios universitarios, y dos son profesionales del área de las Ciencias Sociales. El Equipo estuvo formado por una dupla psicosocial, tres duplas de Educadores de Trato Directo y una persona en el área alimentación, que rotaban durante día y noche.
Estuvieron seis meses trabajando sin Director ni Coordinador a cargo; lo hicieron privilegiando las relaciones horizontales, entendiendo su labor en función de la consecución de la tarea, en este caso, la protección de los derechos de los niños.
Cabe destacar que ninguno de lo(a)s trabajadores/as de la Ruka Inche pertenece a la ONG Quillagua; ninguno tenía experiencia en instituciones subvencionadas por Sename; que el Equipo tuvo cero por ciento de ausentismo laboral; que ideó, planificó e implementó una metodología participativa de atención comunitaria en la que el eje central es la protección y rescate de la palabra de los niños/adolescentes.
El propio Equipo se planteó una Misión y Visión basados en la adhesión a los principios de los Derechos Humanos. Se entiende al niño como usuario, no como ‘menor’ ni ‘objeto’ de intervención.
En colaboración participan profesionales titulados y en formación de las carreras de Ecología, Deportes, Pedagogía, Periodismo, Psicología, Sonido, Trabajo Social; así también, personas vinculadas a las artes y las letras, y/o sensibilizadas por la defensa de los niños/niñas y adolescentes, todos coordinados, de manera solidaria.
De esta manera, se logró desarrollar talleres de ecoturismo, buceo, orfebrería, sexualidad, rugby, comunicación, carpintería, máscaras, etc. También se contó con la colaboración de los organizadores del MapuRock, quienes recolectaron alimentos no perecibles para el hogar.
RENUNCIA DE QUILLAGUA: LA INCERTIDUMBRE
El día 14 de noviembre del 2011, Blanca Benecke Gallegos, como representante legal de la ONG Quillagua escribió al director nacional de Sename, Rolando Melo Latorre, una carta en la que solicita “traspasar este proyecto a una institución que sí pueda solventar la vida de la residencia, tanto en la administración como dirección”.
En ella se señala que “…la gravedad de las vulneraciones y los problemas administrativos que no hemos podido superar en esta región, nos lleva a tomar esta decisión…“.
Entre los argumentos ofrecidos por Quillagua para pedir el cierre se señaló:
“…Actualmente hay un equipo psicosocial competente, pero no cuenta con la dirección pertinente de nuestra institución, ya que nos ha costado mucho encontrar a la persona que quiera hacerse cargo de esta tarea. Además el actual equipo psicosocial se ha empoderado en la residencia con una mirada muy crítica de la sociedad y cuenta además con la adhesión de los niños y la mayoría del personal…”.
En carta Nº1132, con fecha 16 de noviembre de 2011, que la directora regional de Sename, Camila Panadés, envía a Blanca Benecke, representante de Quillagua, expone que “en el mes de octubre y noviembre se han sucedido una serie de visitas … dan cuenta de las preocupantes y precarias condiciones de seguridad y prevención de riesgos. Es necesario mencionar además, que en visita realizada el día 7 de noviembre… problemas de ventilación, higiene y operación de baños, insuficiente comida …, insuficiente inmobiliario, insuficientes gestiones para re-escolarización de los adolescentes, insuficiente recurso humano.”
El día 17 de noviembre de 2011, Sename, representado por su directora regional Camila Panadés, convocó a la dupla psicosocial del Equipo hasta sus oficinas para que diera cuenta de la situación actual de los usuarios; en esa instancia se habló del cierre inminente “…en el mediano plazo…”. Concretamente se habló de enero del 2012; en esa reunión se solicitó explícitamente no comunicar la situación al personal de la Residencia, ni mucho menos a los niños.
La postura de la Dupla psicosocial fue que, para dar un buen término a los procesos reparatorios y no afectar perjudicialmente a los niños, se necesitaban –al menos- tres meses para elaborar un cierre.
El 21 de diciembre de 2011 se publicó el “Primer Llamado a concurso público de proyectos, relativo a la Línea Centros Residenciales” en el que se solicita un nuevo Colaborador.
El 28 de febrero le llegó la carta de despido a Mariana Toledo. Al día siguiente, llegó a la una de la tarde el recién nombrado nuevo director de la casa, Eduardo Vivanco, quien dijo que no tenía idea de nada; preguntó cuál era la propuesta y Mariana contestó que ella había sido despedida el día anterior. Él regresó a las diez de la noche con un par de sujetos, los mismos que la dupla profesional había echado el año pasado por mal comportamiento e ingesta de alcohol.
La noche del 29 de febrero –día prefijado para el cese del trabajo del Equipo de Ruka Inche- se vivió una ‘batalla campal’ tres sujetos enviados por la ONG Quillagua para hacerse cargo de la casa y un grupo de ocho muchachos residentes. Estos no aceptaban que se los desvinculara al colectivo Ruka Inche ni tampoco deseaban que regresaran los mismos a quienes acusaban de abandono y maltrato. La refriega había terminado con algunos golpeados por ambos bandos y una posterior quebrazón de vidrios, producto de la rabia de los adolescentes.
Avisados del peligro de abandono en que se encontraban 20 niños y adolescentes, la tarde del 1 de marzo El Ciudadano se hizo presente en la casa de la población Manuel Montt, en Puerto Montt. Nos recibió la dupla de profesionales, conformada por la sicóloga Mariana Toledo y el trabajador social Paulo Rojas, quienes nos presentaron a algunos de los muchachos y nos hicieron un recorrido por las habitaciones de la casa. Notorio era el cariño y respeto entre los adolescentes y los educadores, todos preocupados ante la incertidumbre reinante. En varias paredes de la casa se veían afiches con la imagen de José Huenante. Mariana nos cuenta que es un ícono muy respetado por los chicos.
Sólo pasadas las 22 horas la dirección regional de Sename llamó por teléfono para fijar una reunión para el día siguiente. Esa noche todos se quedaron a dormir en la casa.
LA DELICADA SITUACIÓN ACTUAL
La mañana del 2 de marzo se reunió la dupla profesional con la dirección regional del Sename y con un representante de Quillagua. Mariana relató lo sucedido: “Tuvimos que salir ayer en la tarde Paulo y yo porque la ONG hizo valer el contrato entre ellos y el Sename. Dejamos la casa ante la amenaza de desalojar a los chicos con la fuerza pública y meterlos en algún otro ‘sistema’ de administración directa del Sename, es decir, en una cárcel para niños quizás dónde porque en esta Región no hay. Y agregó: “Sename ‘intermedió’ para que conversáramos; nosotros consentimos y hasta aceptamos que entrara un director, pero los de la ONG nos propusieron en ‘su’ proyecto (que nunca existió) hacer un taller un par de horas a la semana (obviamente porque se dieron cuenta de que los cabros van a quemar la casa si no estamos)”. Finalmente, Mariana explica que ellos se comprometieron con los niños para que resistan un mes, mientras aparece la ONG que reemplace a Quillagua; “pero ellos también tienen una postura: un mes y si no volvemos, se toman la casa”, aseguró Mariana.
Desde esa tarde y durante todo el fin de semana, los muchachos quedaron al cuidado de los mismos hombres que habían peleado con ellos, y a los cuales acusaban de “ladrones y maltratadores”. Esta situación también fue denunciada por la sicóloga: “Hoy (3 de marzo) me reuní con cinco niños y me entregaron hasta las boletas de los copetes que se tomaron en la casa, estando al ‘cuidado’ de los tipos de la ONG, junto con boletas por la compra de petróleo que usaron para inhalar».
Producto de esto, Mariana Toledo envió al Sename el siguiente mensaje por correo electrónico:
«En respuesta a lo manifestado por tres de los usuarios de la Residencia especializada Miguel Magone el día de hoy, en relación con habérseles permitido el ingreso e ingesta de alcohol en sus propias habitaciones anoche viernes, con el resultado de haber bebido y caído uno de ellos (de 13 años de edad) desde el segundo piso por la ventana frontal de la casa y sin que este hecho haya sido atendido medicamente, ruego a usted tomar todas las medidas pertinentes para que los niños permanezcan bajo el cuidado de personas idóneas, principalmente durante estos días en los que estarán particularmente sensibles por la desvinculación abrupta entre ellos y el Equipo el día de ayer, que se generó –como Sename mismo y Tribunales de Familia saben- por la mala gestión administrativa de la ONG Quillagua y la Ley que permite la externalización del servicio de Protección a la Infancia adolescencia en centros residenciales.
Asimismo, pongo en antecedentes que dos de los niños: Andrés M. y Guillermo Q. (con graves problemas de policonsumo) fueron vistos por otra persona del ex equipo residencial la tarde de hoy cargando una CPU en dirección al centro de la ciudad, situación que supone –mas allá de un hurto- una intoxicación o consumo de alto riesgo, por lo que nuevamente me preocupa un evento crítico esta noche en la Residencia.»
El muchacho de iniciales GAQM (15 años) contó -en conversación telefónica con El Ciudadano– que el fin de semana recién pasado (10 de marzo), debido a que a una “tía” se le desapareció su cartera en el hogar, lo encerraron entre el nuevo Director y un carabinero; lo presionaron para que delatara a sus compañeros y para que contara detalles del proyecto Ruka Inche, para lo cual recurrieron a ofrecerle pastillas de un fármaco, en circunstancias de que el adolescente es adicto a ellas. Como el muchacho se negó a ello, los carabineros se lo llevaron a dar una vuelta en la patrulla, y le dieron una paliza. Producto de esto, gente vinculada a Ruka Inche se lo llevó a la casa de unos médicos.
Mientras tanto, los miembros de Ruka Inche han realizado gestiones en la Inspección del Trabajo de Puerto Montt para que se les pagara sus sueldos atrasados, quedando pendientes los finiquitos. También acordaron que tres educadores del equipo se quedaran trabajando en el hogar Magone, para culminar algunos talleres y poder estar comunicados con los niños. De igual manera, los integrantes del colectivo seguirán acompañando a los muchachos a sus controles médicos.
En tanto, Álvaro Silva, supervisor de Sename -que a ojos del equipo “ha sido transparente y ha estado en todas; jamás nos ha dejado de responder los correos”-, habría dicho que en cualquier momento saldrá la licitación para buscar otro colaborador de Sename que se haga cargo del proyecto.
“NO ABANDONAREMOS A LOS CHICOS”
“No queremos que a estos niños les pase lo que a José Huenante”, afirma Paulo Rojas.
Y es que el colectivo Ruka Inche no oculta su tendencia libertaria y sus posturas anticarcelarias. De hecho, su lema es “Más educación, menos represión”. También reconocen influencias de la «antipsiquiatría».
“Nosotros no permitimos el maltrato”, indica Mariana Toledo. «Nosotros logramos construir una casa abierta, con espacios abiertos, donde los chicos contestaban los teléfonos, tenían acceso a sus expedientes, las reuniones del equipo eran abiertas y los muchachos eran escuchados en todo momento», agrega. En cambio, cuenta que antes de que ellos llegaran, «un niño se cortó los brazos porque una secretaria le dio un portazo en la cara».
Por su parte, el asistente social expone: «Estuvimos más de seis meses sin director, sin personal administrativo, sin otro sicólogo, sin teléfono, sin dinero para locomoción ni tinta para la impresora y con muy poca comida». «Así y todo, con pocos recursos, conseguimos muchas cosas a través de nuestras redes de apoyo; recibimos la solidaridad de muchas personas sin pedir nada a cambio», comenta.
La psicóloga sostiene que «No es bueno perpetuar el sistema ni generar dependencia, sino que generar autonomía. Hay hogares que mantienen eternamente a los niños y adolescentes para cobrar la subvención. Otra crítica al sistema se refiere a que el poder de fiscalización y auditoría de Sename es muy limitado. «Es muy fácil burlar al sistema, inventando atenciones que nadie fiscalizará; bastaría con ingresar al Senainfo una acción del mes y pagan la subvención completa», explica.
En caso de no encontrar una ONG adecuada, el equipo de Ruka Inche intentará crear una casa autogestionada, para lo cual buscarán apoyo y recursos dentro y fuera del país. «Pase lo que pase, no abandonaremos a estos muchachos», aseguran.
Fabián, que ha estado en hogares desde los tres años, dice que cuando grande quiere ser “educador”. Veremos si la sociedad chilena le da la posibilidad.
Contactos: Ruka Inche ([email protected])
Por Cristian Sotomayor Demuth
Desde Melipulli (Territorio entre cuatro colinas)
El Ciudadano