Valdivia: Cooperativa de Consumo Responsable La Manzana

Recuperar el control sobre lo que consumimos es el primer paso para construir una nueva civilización, equitativa, solidaria y en armonía con el medioambiente

Recuperar el control sobre lo que consumimos es el primer paso para construir una nueva civilización, equitativa, solidaria y en armonía con el medioambiente. Así lo entienden quienes formaron La Manzana, cooperativa de consumo sustentable de Valdivia. Un proceso que comenzó el otoño de 2009, hoy agrupan a más de 170 familias desde Santiago hasta Puerto Montt.

Para conocer de cerca el proceso constitutivo de esta experiencia, El Ciudadano conversó, a comienzos del otoño pasado (2011) con dos de las iniciadoras de esta tentativa: Ursula Fernández y Jana Rohrbach, en la tienda-oficina de La Manzana, ubicada en la calle Vicente Pérez Rosales 787 de la ciudad de Valdivia, capital de la Región de Los Ríos.

CISNES Y CONCIENCIA

Nos cuentan que un importante antecedente fue el desastre ocurrido en el Santuario de la Naturaleza del río Cruces -cuya cara más visible fue la mortandad de cisnes-, que unió y marcó a más de dos mil manifestantes que protestaron contra Celulosa Celco-Arauco, sindicada como la responsable. Este episodio incrementó la conciencia medioambiental de los habitantes de la provincia de Valdivia.

Personas que trabajan en área rural de la XIV Región y en actividades relacionadas a temas ambientales se dieron cuenta de que hay muchos pequeños productores que no son capaces de sacar sus productos a la ciudad ni a los mercados.

Paralelo a esto, estaba la progresiva conciencia del valor de una alimentación sana y de calidad: “En general, compramos alimentos que no sabemos de dónde vienen ni cuáles han sido las técnicas de cultivo utilizadas en su producción. La mayor parte de nuestra alimentación proviene de cultivos basados en un modelo de agricultura industrializada que abusa de los pesticidas y productos químicos y que deja al margen a los pequeños campesinos, que no pueden competir con los grandes productores”, explican.

Con la intención de poder comunicar el poder comprador con la capacidad de producir –por medio de un comercio justo entre productores y consumidores-, algunas personas –que habían participado en grupos de consumo- comenzaron a articularse en abril de 2009.

EL INSTRUMENTO LEGAL: LA COOPERATIVA

Llegaron a la conclusión de que debían contar con una figura jurídica para generar ingresos y decidieron crear una cooperativa de consumo, que, según la ley, debe comenzar con un mínimo de 100 personas. Para ello, reunieron a 10 personas y cada uno se comprometió a invitar a 10 más. Las reuniones se hicieron en el invierno de 2009 en la Universidad Austral, y los estatutos estuvieron listos en octubre de ese año. Un mes después, fueron reconocidos por el Departamento de Cooperativas del Ministerio de Economía, comenzando con 105 socios. La primera venta formal la efectuaron en enero de 2010.

El perfil de los socios corresponde a profesionales de mediana edad y con hijos pequeños. Son 170 familias (alrededor de 600 personas), que viven en Osorno, Puerto Montt, Santiago, Niebla, Punucapa y otras localidades.

Para ser admitido como socio se debe aportar una cuota de incorporación de 30 mil pesos. Posteriormente se cancelan cuotas semestrales. No descartan que en el futuro la membresía pueda obtenerse mediante algún tipo de trueque o de aporte en trabajo.

La Asamblea General de la cooperativa se reúne una vez al año, y el Consejo Administrativo (más el gerente) lo hace una vez al mes de manera abierta. Además, se desarrollan encuentros durante el año.

VARIEDAD DE PRODUCTOS

Productos alimenticios producidos naturalmente son, en general, vegetales cuyo cultivo no incluya el uso de pesticidas ni abonos químicos, y que sean regados con aguas limpias, así como carnes y lácteos libres de hormonas y de excesos de medicamentos. Para alimentos procesados, aquellos que además de materias primas naturales, eviten preservantes, saborizantes y similares. Esta calidad se comprueba mediante visitas periódicas a los productores.

Algunos de los productos que se pueden adquirir por medio de la cooperativa con: aceite de oliva, miel multiflora y de ulmo, huevos de pradera, papas, legumbres, harina integral, quesos de vaca y de cabra, paltas, piñones, jugos y hortalizas.

En la primera etapa La Manzana se abastece de productos no perecibles, mediante el uso de una bodega y entregas directas a los socios. En una segunda etapa se incluyen productos perecibles, especialmente hortalizas y frutas frescas, además de productos de limpieza y cosméticos que no dañan la salud ni el medio ambiente.

Todos los productos se venden con 20% de recargo a quienes no son socios.

PRINCIPIOS E INTENCIONES

Los principios de La Manzana son la sustentabilidad, la sanidad, la sociabilidad y la calidad. En su declaración señalan: “Queremos alimentarnos sabiendo quién es el productor, y cómo, cuándo y dónde fue producido lo que consumimos. Así lograremos que los productores valoren sus productos, al conocer las opiniones de quienes los consumirán, y que éstos aprecien en su justa medida el valor de los mismos, al saber de los esfuerzos realizados por los anteriores. Desde esta perspectiva, la alimentación podrá considerarse parte de una relación ecosistémica multidimensional entre los ciudadanos y el entorno proveedor, y constituirse en pilar de una calidad de vida integral, duradera y global. Somos lo que comemos y así nos hacemos naturaleza.”

Y agregan: “Nos orientamos al autofinanciamiento; a preferir alimentos y productos producidos localmente; a una relación con los productores lo más directa posible; a establecer relaciones directas con los consumidores o socios; a mantener un nivel de precios similar al comercio general; a la búsqueda continua de nuevos productos; a aprovechar la asociatividad para beneficio de los socios; y a promover estilos de vida saludable y natural.”

Las intenciones que orientan el trabajo de La Manzana son las siguientes:

-Abastecernos de alimentos producidos de forma respetuosa con el medio ambiente. Esto incluye garantizar el bienestar animal y reducir nuestra huella ecológica.

-Apoyar la asociatividad entre pequeños productores locales que protejan la biodiversidad mediante el cultivo de variedades tradicionales y que respeten la flora y la fauna originarias.

-Aportar a la formación de una red de comercio justo que privilegie el consumo de alimentos producidos en nuestro entorno inmediato.

-Seleccionar sólo vegetales cuyo cultivo no incluya el uso de pesticidas ni de abonos químicos, y que sean regados con aguas limpias. Y ofrecer a nuestros socios carnes y productos lácteos libres de hormonas y de excesos de medicamentos.

-Somos lo que comemos; fomentamos el consumo de productos frescos evitando el uso de pesticidas, herbicidas, plaguicidas y hormonas incorporadas, y el uso excesivo de medicamentos.

-Apoyamos la producción local a través de una red de comercio diversa, privilegiando alimentos producidos en nuestro entorno cercano.

-Evitar mayor contaminación además del enorme gasto de energía provocado por el envasado y transporte de alimentos a grandes distancias.

-Fomentar la biodiversidad apoyando a pequeños productores que cultivan variedades tradicionales y respetan la flora y fauna.

DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS

Como ocurre con muchos proyectos asociativos, no todo ha sido “miel sobre hojuelas”, y las promotoras de La Manzana reconocen que uno de los problemas es que mientras no haya una masa crítica que configure economías de escala y grandes volúmenes, el precio de los productos es más alto que los convencionales.

Otra dificultad ha sido lograr el punto de equilibrio; explican que las ventas no han sido suficientes para cubrir todos los costos. “Estamos bien con el número de socios. Queremos que compren más -la idea es fidelizar a los consumidores- y tener más proveedores”, afirman.

También plantearon que tienen el desafío de incrementar la identificación de los socios. “Ha faltado compromiso -reconocen-, lo que se traduce en poca participación voluntaria”. Para revertir esta situación indican que desarrollarán grupos de trabajo tanto con los socios-consumidores como con los proveedores. Además, realizarán más visitas a terreno y efectuarán asesorías técnicas.

Con el fin de superar estos problemas han postulado a una serie de proyectos y fondos concursables, con los cuales esperan mejorar el servicio, la gestión y los vínculos con las diversas redes de interés. De hecho, uno de los temas que les preocupa es la introducción de cultivos transgénicos en Chile y el debate parlamentario sobre la legislación asociada a ese tópico.

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Contacto: [email protected]

En redes sociales: Cooperativa de consumo responsable La Manzana

www.cooperativalamanzana.cl

Por Cristian Sotomayor Demuth

El Ciudadano

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