Economista José Gabriel Palma despedaza rol que en materia económica jugaron FA y PS dentro de la Convención Constitucional

"Cuando la centroizquierda, en especial el PS y el FA (en su versión post primera vuelta presidencial) tuvieron que escoger entre el riesgo del cambio o la consolidación de su liderazgo, dentro de un statu quo que aparenta abrir nuevas posibilidades (pero luego las cierra antes de que se llegue a la puerta), la neofobia ―y no por primera vez― les paralizó el alma en materias económicas y medioambientales", destacó el académico Palma.

A poco más de una semana de que se lleve a cabo el plebiscito de salida donde la ciudanía decidirá si aprueba o rechaza la propuesta de la nueva Carta Magna, redactada por la Convención Constituyente, llama la atención la resistencia de ciertos partidos políticos tradicionales al cambio, pese a que en octubre de 2020, apostaron por brindar respuestas a las necesidades y problemáticas del país.

En el artículo de opinión, «¿Por qué tanta neofobia? Asimetrías constitucionales y pequeñeces partidarias», el académico José Gabriel Palma planteó que la oportunidad de concretar una propuesta constitucional «habilitadora […] que permitiese implementar diferentes modelos de desarrollo y estrategias productivas» resulta en la actualidad una oportunidad perdida.

En el texto, Palma lamenta que los «recelos» y la «paranoia de la irrelevancia» en el seno de la centroizquierda, posterior al resultado de la elección de convencionales, limitó la posibilidad de promover cambios más profundos en lo económico y medioambiental.

El doctor en Economía de la Universidad de Oxford, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Sussex y profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Santiago, recordó que casi un 80% de quienes votaron en el plebiscito de octubre de 2020 se inclinó por el cambio constitucional, «rechazando además que fuesen los miembros del Congreso quienes se involucraran en éste».

«El resultado de la elección de convencionales fue sorprendente, con un fuerte castigo a los partidos tradicionales de centroizquierda. Lo mismo sucedió poco más de un año después cuando se eligió un nuevo gobierno», planteó.

En el artículo publicado por Ciper,  el economista y académico, advirtió que «pase lo que pase con el resultado del próximo 4 de septiembre, los partidos políticos tradicionales ya amenazan secuestrar la Constitución, como indica la reducción a 4/7 del quórum necesario para modificar la Carta Fundamental y confirma el acuerdo de reformas dado a conocer hace unos días en caso de ser aprobada la Propuesta de nueva Constitución (PNC)».

«Y después se preguntan: ¿por qué tanta apatía electoral y rechazo al sistema (cada vez más falto de legitimación)?», subrayó.

«¿Por qué tanta neofobia?»

A juicio del Doctor en Economía y Ciencia Política, «a muchos políticos que en teoría estaban por el cambio les dio vértigo apenas vieron que algo así era posible, por lo que no deja de sorprender su «resistencia a lo nuevo».

«¿Por qué tanta neofobia, en especial en lo económico y medioambiental?«, preguntó en su artículo.

«Cuando la centroizquierda, en especial el PS y el FA (en su versión post primera vuelta presidencial) tuvieron que escoger entre el riesgo del cambio o la consolidación de su liderazgo, dentro de un statu quo que aparenta abrir nuevas posibilidades (pero luego las cierra antes de que se llegue a la puerta), la neofobia ―y no por primera vez― les paralizó el alma en materias económicas y medioambientales», destacó Palma.

Al respecto, recordó que todos los partidos de centroizquierda fueron derrotados por el ahora extinto Lista del Pueblo, así como decidieron no colocar convencionales en una comisión importante de la Convención: Medioambiente y Economía.

Muestra de esto, es el rechazo, tanto por parte del PS y el FA; de todos los informes que llegaron al pleno de esta comisión.

«Lo que el PS y el FA buscaban era que no quedase rastro de la LdP en la Constitución, y los dos tercios del pleno fueron el mecanismo para lograrlo. Lo más conocido es que el PS —con complicidad del FA, y a pesar de acuerdos previos― rechazó en el pleno todo el informe preliminar de la comisión 5. En otra instancia, el Pleno rechazó el 85% de otro informe. Así, el antagonismo PS y FA versus LdP terminó por empobrecer la propuesta de nueva Constitución, en especial porque quedó desfasada en lo económico y medioambiental respecto de los avances en otras materias», planteó Palma.

«En términos un tanto extremos, parecía como si ante el susto de que el cambio los sobrepasara ―y terminar siendo algo así como la cola de un león que rugía por el cambio―, el PS y el FA optaron por lo seguro: seguir siendo la cabeza del ratón del «más de lo mismo» (pero ojalá mejor)», acotó.

De acuerdo con el politólogo y economista, este tipo de rechazo y freno a los avances en materias fundamentales «terminó por tener un gran impacto desmovilizador entre quienes estaban por el cambio».

«Si bien la actual aparente falta de apoyo mayoritario al Apruebo es un fenómeno complejo, sostengo que en su raíz está la situación recién descrita. Tampoco ayuda que la campaña por el Apruebo esté liderada por quienes secuestraron la nueva Constitución y en la cual predominan las excusas, disculpas y rasgaduras de vestido casi bíblicas», aseveró en el artículo.

Constitución con amarres a la de 1980

Otro de los puntos que refiere el doctor en Ciencia Política de la Universidad de Sussex en su artículo de opinión, son los que él denomina «amarres de la actual Constitución».

«Hay cosas realmente novedosas en la Propuesta, pero mucho de eso corre el riesgo de ser letra muerta sin crecimiento ni distribución. No solo quedaron intactos los amarres del obsoleto modelo actual ―aquellos que dificultan su transformación y obstaculizan el desarrollo de nuevas estrategias productivas―, sino que el PS y el FA incluso intentaron agregar otros amarres que ni siquiera estaban en la Constitución de Pinochet», señaló Palma.

Para el economista – graduado de la Facultad de Economía de la Universidad de Cambridge -; la nueva Constitución no debió tomar partido, sino ser totalmente opuesta a la de 1980, promulgada por la dictadura militar de Agusto Pinochet.

«Una Constitución así debería fijar un piso común en materias como derechos sociales y propiedad colectiva de los recursos naturales, y luego abrir espacios para que a partir de ahí se pudieran implementar dentro de ella diferentes modelos de desarrollo y estrategias productivas. Pero eso no fue lo que pasó, pues se dejaron intactos muchos de los amarres de la actual Constitución», indicó en el texto.

Aseveró que este miedo a los cambios, generó «una propuesta de nueva Constitución asimétrica; que avanza significativamente en muchas áreas, pero que no se sale del status quo del rentismo obsoleto y depredador en otras fundamentales».

José Gabriel Palma: «PS y FA se opusieron a todo»

En su artículo, el académico José Gabriel Palma destacó el lobby de las mineras para entorpecer los avances de la nueva Constitución, pero también hizo mención al comportamiento de algunos constituyentes.

«En tantos correos electrónicos y whatsapps con convencionales del PS y FA, nunca dejó de sorprenderme el rencor y resentimiento con la ex LdP.  Preguntándole a un amigo PS sobre el rechazo tan absurdo (y con complicidad FA) del informe preliminar de la Comisión 5, me dijo que sí, que fue una decisión POLÍTICA (y lo escribió con mayúscula); o sea, léase: no sucedió por el contenido del informe», recalca.

Lo más evidente es los cambios en materia económica. Pese a que se buscará ampliar el mandato del Banco Central y su manejo en la actividad económica y medio ambiental; se consolidarán derechos sindicales y se reconocerá el trabajo doméstico, hay otros que aún no terminaron de concretarse.

Para el también miembro del directorio de la fundación “Red de Estudios para la Profundización Democrática”; todo esto pasó por «no haberse abiertos espacios para nuevas estrategias productivas».

«En lo económico no era ir más allá, sino simplemente emparejar esta área con los otros avances. Creo que esta descoordinación inevitablemente va a terminar por sabotear otros logros. El PS y el FA habrán ganado en su estrategia político-partidaria dentro de la Convención, pues prácticamente no quedó huella de la ex LdP en las materias económicas fundamentales de la PNC. Pero con ello también perdimos el resto de chileno/as, pues lo que quedó es una Propuesta empobrecida, que dificulta un cambio de estrategia productiva. ¡Cómo debe estar celebrando el gran empresariado rentista!», recalcó el economista.

También hizo mención al royalty a los recursos naturales y en especial, a la gran minería del cobre, recordó que se presentaron muchas alternativas «para asegurar que estos fuesen de verdad y no las ficciones de ahora», sin embargo, condenó que el PS y el FA «se opusieron a todo».

Pese a la críticas, el economista y politólogo insistió en que es un «propuesta de nueva Constitución que hay que defender, pues contiene una gran cantidad de temas en los que se avanza en formas impensables antes del estallido social».

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