Histórico columnista analiza rol conductor del Decano

El Mercurio, la dictadura y la Concertación según Hermógenes Pérez de Arce

Hermógenes Pérez de Arce ha sido una de las voces que, primero como diputado del Partido Nacional y en adelante a través de El Mercurio, ha formado parte de la conciencia de las fuerzas a las que se enfrentó la Unidad Popular y que gobernaron Chile bajo la dictadura desde 1973

Por Javier Paredes

25/04/2017

Publicado en

Chile / Política

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Hermógenes Pérez de Arce ha sido una de las voces que, primero como diputado del Partido Nacional y en adelante a través de El Mercurio, ha formado parte de la conciencia de las fuerzas a las que se enfrentó la Unidad Popular y que gobernaron Chile bajo la dictadura desde 1973. En conversación con El Ciudadano compartió algunas impresiones a propósito de la muerte del principal conductor de El Mercurio durante el último medio siglo, Agustín Edwards.

Sobre la relación que estableció El Mercurio con la Dictadura, Pérez de Arce señala que «Agustín, aparte de principal dueño, fue Director de El Mercurio y mantuvo una relación a ese nivel con el Gobierno».

Sin embargo, agrega que «no siempre fue fácil» y acude a un caso para retratarlo, a propósito de la visita del Papa Juan Pablo II, en 1980: «Recuerdo una oportunidad en que altas fuentes de Gobierno respaldaron una información sobre un responsable de izquierda en los desórdenes que ese sector político promovió durante la visita, la cual el diario publicó». No obstante, tras la querella del acusado que alegaba inocencia, «el Gobierno se negó a confirmar». Reconoce, que «durante esos años, el diario fue un importante soporte del Gobierno Militar en cuanto a la mantención de su itinerario constitucional».

El Mercurio como partido político

El histórico columnista destaca el rol de conducción intelectual ejercido por el medio. Ello se compone de una dimensión individual, sobre la que señala que «Agustín Edwards fue el chileno que, posiblemente, llegó a tener las relaciones personales al nivel más alto, incluso presidencial, con el gobierno norteamericano».

Ello forma parte de una tradición familiar, pues «lo mismo podía decirse de su padre del mismo nombre, que fue decisivo para la llegada acá, en 1955, de la Misión Klein-Saks para asesorar al gobierno de don Carlos Ibáñez, cuando el país sufría un proceso inflacionario agudo».

Otro componente es el que se ejemplifica a través de los «grupos de estudio vinculados al Grupo Edwards y al diario», que «hicieron contribuciones muy importantes para la elaboración de políticas que iban a estar destinadas a aplicarse si Alessandri hubiera ganado la elección de 1970 y que finalmente fueron aportadas al Gobierno Militar».

Se trata de «El Ladrillo», libro «que contiene los fundamentos de un programa socio-económico de gobierno para una sociedad libre», asegura, y que fueron aplicados por la Junta Militar. Sus autores son conocidos, los Chicago Boys, quienes fueron formados en la década del 60 bajo la doctrina monetarista sustentada por Milton Friedman en esa escuela en Estados Unidos.

Pérez de Arce reconoce la posibilidad de aporte financiero desde Estados Unidos a Chile para desestabilizar al Gobierno de Salvador Allende y producir el golpe de Estado, hoy reconocido por el propio Congreso norteamericano. Señala que es posible que «hubiera aportes de avisos provenientes del país del norte para aliviar esa persecución, que en el fondo era en contra de la libertad de expresión». Y lo justifica bajo la idea de que «el régimen de la UP intentó asfixiar a El Mercurio privándolo de avisaje e incautándole toda su documentación contable».

El Mercurio y la Transición

Respecto de la relación de El Mercurio con los gobiernos de la transición, Pérez de Arce señala que el medio «siempre ha procurado tener buenas relaciones con los gobernantes y, de hecho, las tuvo con el Gobierno Militar, con el Presidente Aylwin y sus sucesores Frei y Lagos». En particular, recuerda «cenas de aniversario del diario con ellos presentes».
Aclara que nunca hubo una «alianza explícita» con los gobiernos de la transición, pero sí reconoce una alianza «que sólo fue fruto de que los gobiernos de la Concertación comprendieron que el gran avance del país debía ser preservado y, por tanto, las políticas del Gobierno Militar, que El Mercurio respaldó, debían continuar en vigor, como se mantuvieron bajo los sucesivos gobiernos de la Concertación, originando el período de más prolongada estabilidad y prosperidad de la historia de Chile».
Y en ese sentido, agrega una crítica a la actual administración de Michelle Bachelet, al apuntar que «de esa línea sólo se ha salido el actual Gobierno, que ha pagado sus afanes revolucionarios con una importante pérdida de popularidad».

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