¿El Papa Francisco es Peronista?

Ríos de tinta corrieron sobre este tema y aún faltan mares por correr. Desde que el cardenal Mario Bergoglio se convirtió en el Papa Francisco, una guerra simbólica por apropiarse de su figura y, de su nombramiento como una victoria, atravesó a toda la clase política Argentina.

Por Juan Ruocco

07/09/2015

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Papa_Francisco

Yorio y Jalics

Mientras cumplió su rol de cardenal de Buenos Aires, no fueron pocas las veces que Bergoglio se enfrentó discursivamente contra el gobierno nacional de Cristina Fernández y Néstor Kirchner. Vale recordar las polémicas declaraciones del entonces obispo de buenos aires en torno al casamiento de personas del mismo sexo, o los mensajes vertidos durante los tedeum acerca de la soberbia y la corrupción en los círculos del poder político.

Desde el gobierno nacional no se ahorraban balas y fue horacio Verbitsky la pluma oficialista dedicada a mellar la credibilidad del obispo. Ante cada ataque directo o indirecto de Bergoglio, el gobierno nacional respondía con una “nueva información” acerca de un caso que tocó a Bergoglio de cerca, el secuestro de los curas Yorio y Jalicks durante la dictadura.

El reconocido periodista del diario Página/12 y director del CELS perjuraba tener evidencia de la complicidad de Bergoglio en ese caso, cosa que nunca pudo ser fehacientemente demostrada. Sin embargo, para las filas oficialistas alcanzaba el ataque para minar la credibilidad del cardenal hacia el interior de las filas kirchneristas.

Ahora bien, este panorama se modificó por completo cuando Bergoglio asumió como Papa. La trascendencia de la nueva investidura exigía sin duda una corrección de la estrategia hasta entonces llevada frente al cardenal. Pero para esto tenemos que entender también cómo impactó esa designación al interior del kirchnerismo.

El kirchnerismo como tal es un movimiento de corte populista que logró conducir una proyecto político de 12 años incluyendo dos sectores heterogéneos dentro de un mismo proyecto político. El peronismo histórico y el progresismo. El peronismo histórico puede ser resumido en los poderes territoriales y organizaciones políticas, los sindicatos, los intendentes del conurbano bonaerense, los gobernadores. Lo que se suele llamar, “el aparato”. El progresismo en cambio se puede caracterizar como una clase media, media alta, urbana, con fuertes inclinaciones hacia una agenda política “progresista” que incluye desde reclamos por los Derechos Humanos, políticas orientadas a las minorías, etc. El kirchnerismo logró unificar ambos espacios construyendo políticas hacia los dos lados.

Sin embargo la designación de Bergoglio abrió, de nuevo, una brecha al interior del propio Kirchnerismo. El ala progresista, cuyo pensamiento, en un punto, puede asimilarse a la línea editorial del diario Página/12, pronto salió a golpear duro la designación de Bergoglio asumiendo que la continuidad del estilo enarbolado por los Kirchner en años posteriores. Esa semana Verbitsky reflotó toda su investigación y ocupó varias tapas del diario en atacar al nuevo papa e instalar su complicidad con la dictadura.

Argentino y Peronista

Sin embargo el ala peronista, más rápida de reflejos que el progresismo salió a reivindicar este suceso como un triunfo, haciendo uso de la máxima peronista no escrita pero conocida por todos los militantes justicialistas de que “el que gana conduce, el que pierde acompaña”. Y Bergoglio había ganado. En su terreno, pero había ganado y sin duda se convertiría en una figura política de relevancia para Argentina y el mundo.

Entonces allí empezó el operativo de “reclamarlo como propio”. Es decir, en contra de la estrategia progresista de marcarlo como enemigo, el ala peronista se decidió por asimilarlo y mostrarlo como propio. Como Argentino y Peronista. Así surgió el rumor de que el Papa en su juventud había militado en la agrupación peronista ortodoxa guardia de hierro.  Al día de la fecha no hay evidencia certera de que esto fuese así. Sin embargo se multiplicaron los artículos que respaldan esta teoría, hablando con militantes de la época y hasta incluso con la cabeza de la organización.

Lo notable de esta historia es que en contra de lo que el ala progresista del kirchnerismo esperaba de su conductora, Cristina Fernández, es decir que repudie la designación del Papa, la Presidenta demostrando una astucia y muñeca política notable, fue la primera en reconocer la importancia de la designación y fumar la pipa de la paz con el ahora Papa Francisco. Así fue como los encuentros entre ambos se multiplicaron y la militancia kirchnerista de a poco empezó a repetir el mantra del Papa peronista.

Mejor que decir es realizar

Ahora bien ¿Esto responde a la pregunta planteada por el título del artículo? No. Pero la contextualiza.

Entonces ahora volvamos sobre el interrogante acerca de si el Papa es o no es peronista y cómo podemos resolverlo. La explicación de que el papa es Peronista por haber militado un tiempo breve en la agrupación Guardia de Hierro hace 40 años, falla de facilista. Porque intenta explicar una filiación por un punto histórico que puede o no ser real, pero, que en 40 años se podría modificar completamente. Basta recordar por ejemplo el caso de Galimberti quien durante en los años 70 fue un cuadro de la conducción de la guerrilla peronista Montoneros y en la década del 90 se convirtió en un empresario cercano a Carlos Menem. La historia no es garantía del presente.

Sin embargo podemos analizar al Papa por sus acciones. Primero y principal, hay que entender que Bergoglio sin ningún tipo de ayuda más que su gran capacidad política logró ganar una elección y convertirse en Papa. Hay que recordar que la elección de Bergoglio se da en el marco de una crisis de representación brutal hacia el interior del Vaticano por los escándalos de lavado de dinero. Sin embargo para Francisco, la crisis fue una oportunidad.  

En segundo lugar, una vez ya consagrado, dinamitó siglos de prácticas vetustas comenzando una serie de gestos para poner a la Iglesia de cara al pueblo católico y reconciliar a la iglesia con su feligresía entendiendo que los tiempos cambiaron y hay que adaptarse.

En tercer lugar hay que reconocer sus constantes referencias a la Justicia Social como eje de acción de la vida católica y predicando con el ejemplo de una vida austera dentro del marco que le otorga su función. Por último, su intervención a la solución de conflictos políticos de larga data como el bloqueo de Cuba, nos sirve para inclinarnos a pensar que el Papa parece ser depositario de una cualidad particular para hacer política.

Eso en Argentina es sinónimo de Peronismo.

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