Glenda Jackson calificó de «infame» a la gestión de Margaret Thatcher

Glenda Jackson, actriz y miembro del parlamento británico y su intervención en el debate sobre el fúnebre tributo a la baronesa Margaret Thatcher

Glenda Jackson calificó de «infame» a la gestión de Margaret Thatcher

Autor: Wari

Glenda Jackson, actriz y miembro del parlamento británico y su intervención en el debate sobre el fúnebre tributo a la baronesa Margaret Thatcher.

“No es sorprendente afirmar que la baronesa  Margaret Thatcher fue una indolente con los temas sociales y que la mandaron para la casa con el bate roto.

Cuando hice mi discurso -hace dos décadas atras– en la Cámara de los Comunes, Margaret Thatcher fue nominada Baronesa. Y su legado puede ser calificado, como el más infame daño social, económico y espiritual que haya sufrido este país.

En mi distrito, con mi gente, pudimos ver nuestros hospitales con los pacientes apilados sobre las camillas de sus pasillos. Me aterroriza pensar qué pasaría con nuestros jubilados, en este duro invierno actual y por ende el disparo de la tasa de mortalidad, si el tatcherismo siguiera vigente. En nuestras escuelas, entonces, los maestros, padres, tuvieron que hacer grandes esfuerzos para recolectar recursos de forma permanente, para conseguir los materiales básicos para la educación, tales como papel, lápices y reparación del estuco de las paredes de los colegios, que se sujetaban con kilómetros y kilómetros de cinta adhesiva, hecho con el trabajo de nuestros propios alumnos de artes plásticas. Nuestras bibliotecas fueron dominadas por las estanterías vacías, los pocos libros que ahí había, estaban reparados por las infaltables cintas adhesivas.

Pero lejos, lo más dramático e infame de su administración y que ocurrió no solo en Londres sino que en todo el país, en el cual todo portal y cobertizo públicos se convirtieron en salas de estar, dormitorios y baños de los miles y miles de personas sin casas que siguieron aumentando por miles, ya que la mayoría de estos habían sido expulsados a las calles desde los hospitales siquíatricos y de los albergues del Estado. La baronesa Thatcher invitó a algunas de estas personas sin casa a una cena de navidad, pero habría sido mucho mejor que hubiera reabierto los centros que ella misma cerró.

Pero lo fundamental de las bases espirituales del thatcherismo -que es lo que yo considero como la peor parte de su legado– que fue lo que condujo a esta nación a su peor curso histórico… Todo lo que se me dijo y enseñó cuando pequeña, para entenderlo como vicios, bajo el thatcherismo, estos se transformaron en ‘virtudes’: la codicia, el egoísmo, la falta de sentido de humanidad por el débil, dieron lugar a la destrucción de los barrios. Y lo que más publicitaron como su mayor creación, fue su “sociedad aspiracional “, en la cual se aspiraba a cosas. Ella misma fue elevada a la casa de los Lores y habló acerca de vender la vajilla de plata de la familia, cuando la gente conocía el precio de todo y el valor de nada. Lo que me preocupa, es que hoy estoy observando el resurgimiento de los valores que yo entendía como la espiritualidad fundacional de nuestra sociedad, donde sí nos preocupa y donde sí creemos en la comunidad, donde no abandonamos a la gente necesitada en el camino, esto todavía no ocurre, pero si permitimos que vuelva aquel periodo, pienso que podríamos ver nuevamente la réplica de aquel entonces, de los extraordinarios daños humanos que como nación tuvimos que sufrir, los talentos que fueron desperdiciados por la incapacidad de ver el valor intelectual de cada ser humano.

Mi honorable amigo de Hackney, se refirió al hecho de que aunque difería políticamente de Margaret Thatcher, quiso venir al tribute, porque ella había sido la primera mujer en el país en asumir el cargo de primer ministro. Yo pertenezco a una generación que fue totalmente criada y formada por mujeres, los hombres partieron a la Guerra a defender nuestras libertades. Ellas no solo dirigieron el gobierno, sino que a toda la nación. Las mujeres que conocí y me criaron y a millones como yo, que manejaron las fábricas y negocios, que apagaban los incendios provocados por los constantes bombardeos… Ellas no hubieran reconocido las condiciones de femineidad que se quisieron incorporar al caso de Margaret Thatcher. Pagar tributo como la primera mujer Primer Ministro, de acuerdo, pero a su femineidad de ninguna manera. No de acuerdo a mis términos.»

Traductor: Ernesto Rojas Urbina


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