La OEA pide explicaciones a Brasil por golpe de estado parlamentario

La Corte Interamericana de Derechos Humanos inició una investigación por la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Este jueves 25 un Senado dominado por la oposición (PSDB-PMBD) vuelve a revisar el proceso. Se sabe que el impeachment fue gatillado para tapar los escándalos de corrupción de ambos partidos. Ahora Brasil deberá dar cuenta ante el tribunal latinamericano.

Por Mauricio Becerra

20/08/2016

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La Organización de Estados Americanos (OEA) notificó al presidente interino de Brasil, Michel Temer, del inicio del proceso llevado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que revisará la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

La notificación fue recibida por el Gobierno interino horas antes de que el senado aprobara la apertura del juicio contra Rousseff.

La petición a la CIDH fue una iniciativa de los diputados Paulo Teixeira, Wadih Damous y Paulo Pimenta del Partido de los Trabajadores (PT), quienes hicieron una presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para pedir la suspensión del proceso de destitución que se lleva a cabo contra la mandataria.

Los legisladores denunciaron que no hay delito imputable y que, en realidad, se trata de un golpe de Estado.

El documento por la OEA detalla que «presente explicaciones y argumentos sobre la naturaleza del proceso», que, según alegan los aliados de Rousseff, «es un ‘golpe’.

El Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño tiene un plazo de siete días a partir de la fecha de notificación para dar una respuesta a la CIDH. Dicho ministerio está dirigido por el ex candidato presidencial opositor, el PSDB, José Serra, uno de los principales instigadores del golpe parlamentario.

El próximo 25 de agosto comenzará la última fase del proceso, que se estima dure unos cinco días en donde Rousseff acudirá al Senado por primera vez desde que se abrió el juicio el pasado 12 de mayo, donde fue suspendida de sus funciones.

Se espera que en la noche del día 30 se conozca el veredicto final tras una votación abierta en el Senado brasileño. Si no se logran los 54 votos se levantará la suspensión y volverá a ocupar la presidencia, en caso contrario Michel Temer continuará en el gobierno hasta el 31 de diciembre de 2018 y Dilma será suspendida por ocho años para ejercer cargos públicos.

El problema es que el Senado brasileño está dominado por la oposición que reúne al PSDB y al PMBD, ambos partidos cuyos parlamentarios están implicados en graves casos de corrupción.

Audios revelados posteriormente de la destitución de Rousseff iniciada por la Cámara dieron cuenta de conversaciones entre políticos de ambos partidos de utilizar el impeachment contra Rousseff para tapar los escándalos de corrupción que afectaban a dichos partidos.

LA DEFENSA DE DILMA

En una reciente declaración pública de la presidenta Rousseff a los brasileños, sostuvo que “tengo el orgullo de ser la primera mujer electa presidenta de Brasil. Me siento orgullosa de poder decir que, en estos años, ejercí mi mandato de forma digna y honesta. Honré los votos que recibí. En nombre de esos votos y en nombre de todo el pueblo de Brasil, lucharé con todos los instrumentos legales de que dispongo para garantizar la democracia en Brasil. En este momento ya todo el mundo sabe que no cometí ningún delito, que no hay fundamento jurídico para el impeachment, pues no hay delito”.

Respecto de las acusaciones en su contra Rousseff dice que “las actuaciones que realicé fueron actuaciones legales, actuaciones de gobierno, actuaciones necesarias. Actos idénticos fueron cometidos por los presidentes que me precedieron. No era un delito en su momento y no lo es ahora”.

También la presidenta marca distancia con el actual presidente interino, Michel Temer, diciendo que “jamás se encontrará en mi vida ningún acto deshonroso, de cobardía o traición. Al contrario de quienes iniciaron este proceso injusto e ilegal, no tengo cuentas secretas en el exterior, nunca desvié un único céntimo del erario público para mi enriquecimiento personal o de terceros y nunca recibí sobornos de nadie. Este proceso de impeachment es débil, jurídicamente inconsistente; es un proceso injusto desencadenado contra una persona honesta e inocente”.

Rousseff terminó su declaración diciendo que “no hay justicia más demoledora que la que condena a un inocente. La vida me enseño el sentido más profundo de la esperanza. Resistí a la cárcel y a la tortura. Me gustaría no tener que resistir ni al fraude ni a la más infame injusticia”.

M. B. R.

El Ciudadano

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