Los Carteles, otra vez

Hace un año escribí lo mismo

Hace un año escribí lo mismo. Pero lo escribí para quedar con la conciencia tranquila, con la liviandad moral de decir que aunque nadie nos escuche, al menos pataleamos. Y esa vez fueron varios los que me apoyaron con sus lecturas y comentarios. Pero para variar, mucho cambio no iba a ver. Y es cierto, porque a tanto ha llegado el descaro, que a algunos ni siquiera les importa la fiscalización de los medios. Menos la opinión de este mortal, ni la de usted.

Pero partamos por parte. Chile no es feo, y quien lo piense, podría necesitar urgente una ayuda especializada. Los paisajes son conmovedores, diversos, y muy poéticos, cierto, muy poéticos. Las carreteras nacionales regalan un dibujo impagable. Las ciudades, algunas más bellas que otras, más grandes que otras, más sanas que otras, son la caja donde vivimos, donde dormimos, donde somos sociedad. Y hoy, como siempre, como cada cierto tiempo en que algunos se acuerdan que hay que cambiar o ratificar al poder, comienzan a ensuciarse de tipejos levantando el dedo pulgar, ofreciendo hasta los pechos de su madre con tal de que ciudadanos como yo, como usted, se queden pasmados y convencidos mirando esa magnífica (por lo grande) silueta que entorpece la hermosa vista del verde natural de nuestra tierra.

Todo por un voto. Por esa infame raya vertical suscrita en un trozo de papel que nos dice quiénes serán los dueños de nuestras decisiones. Y eso es la democracia. Bella, aunque también sucia, al menos en Chile.

Los plazos legales para la instalación de la propaganda electoral, en este caso para las elecciones presidenciales, media  entre el trigésimo y hasta el tercer día anterior a la elección, es decir, entre el 13 de noviembre y el 10 de diciembre del año en curso, ambas fechas inclusive (artículos 30, 31 y 32 Ley  N° 18.700). Y el plazo para la inscripción de candidatos es hasta el 13 de septiembre.

Para clarificar entonces: aún no hay candidatos inscritos, al menos legalmente, y tampoco se está dentro de las fechas legales para instalar propaganda electoral. Pero los carteles ya están ahí, riéndole a los ciudadanos, diciéndoles una que otra frasesilla construida por expertos publicistas, y sometiendo a las personas a tener que bancarse, cada vez que abren la ventana de sus casas, de sus trabajos, o de sus autos en plena ciudad, a ese respetable ser humano que maquillado con el dinero de sus ocultos mecenas, se pasa por sus interiores la virginidad de unos paisajes que, como casi todo lo que rodea a nuestras vidas, también está mercantilizado, hipotecado al arriendo de ese billete que domina nuestro actuar.

Y así estamos. Sólo con el reclamo, con la palabra. Porque nosotros no tomamos decisiones, y aunque sigamos escribiendo y escribiendo columnas, seguiremos levantándonos día a día, abriendo el refrigerador, saliendo de la ducha, bebiendo el café, y con ese gaznápiro detrás de la ventana diciéndonos por día y noche que él es la mejor opción para ser presidente de Chile. Ellos hacen lo que quieren, y nosotros, bueno, nosotros los dejamos.

Julio Sánchez Agurto
Director Periódico La Diagonal

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