Miguel D’Escoto, ex presidente de la Asamblea General de la ONU: «Naciones Unidas tiene que ser reinventada»

«Mi hipótesis -de la que cada día estoy más convencido- es que el imperio y Europa están apostando a la muerte de unos tres mil millones de personas»

Por Wari

12/06/2010

Publicado en

Entrevistas / Mundo / Política

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«Mi hipótesis -de la que cada día estoy más convencido- es que el imperio y Europa están apostando a la muerte de unos tres mil millones de personas».

«Estados Unidos nunca ha sido un miembro de la ONU, ha sido el alacrán de la organización«.

El padre Miguel D’Escoto Brockmann es sacerdote de Maryknoll. Entre 1979 y 1990 fue canciller de Nicaragua sandinista, lo que le valió un fuerte conflicto con el Vaticano.

Pocos saben que trabajó en Chile en los años 60 fundando el Instituto Nacional de Acción Poblacional. Durante 2008-09, D’Escoto fue presidente de la 63ª Asamblea General de la ONU, espacio desde el que impulsó iniciativas como la Conferencia sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y su Impacto Sobre el Desarrollo, coordinada por el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz. A fines de abril D’Escoto estuvo en Chile, oportunidad en que conversó con Punto Final.

Usted participó en la Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, en Cochabamba. ¿Qué impresión le dejó ese evento?

“Fue una Cumbre importantísima, marca un punto de partida para un nuevo mundo, para la sobrevivencia de la especie humana y para la posibilidad de la Tierra de mantener la vida. Pero se requiere de heroísmo, de generosidad, de realismo, y no sé si los tenemos. Muchas veces pienso que estamos en una coyuntura similar a la que se le presenta a un individuo cuando el doctor le dice: ‘Mira, creo que puedes sobrevivir, pero tendré que cortarte la pierna’. No es así nomás decir ‘Sí, córteme la pierna’. El mundo no puede seguir como está. El modelo gringo de desarrollo es el modelo de la muerte, y nos está matando. Tenemos que cambiar todo, el estilo de vida, la relación entre nosotros mismos y con la Madre Tierra, de la cual somos parte.

Por mucho tiempo, el imperio se ha comportado no sólo como el mayor enemigo de la humanidad, sino como el mayor enemigo de la Madre Tierra. Por mucho tiempo no aceptaba esta crisis. Ahora, por fin acepta que la situación es grave. Pero en Copenhague se les cayó la máscara, tanto a los gringos como a los europeos, que son la misma cosa. En Copenhague los movimientos sociales reclamaron una reducción de un 45% para el año 2020 de las emisiones de gas de efecto invernadero; China dijo que va a hacer todo lo posible, que está segura de cumplir con un 40% y hará todo lo que pueda para llegar al 45%. La respuesta me parece responsable y razonable. Europa contestó diciendo que tratará de llegar a un 30%, pero en clara dependencia de la respuesta de otros países industrializados. Barak Obama tuvo el descaro de llegar a Copenhague después de recibir el Premio Nobel (no sé por qué) y prometer una disminución del 3,5%, pero respecto a las emisiones de 2005. Eso es burlarse de la humanidad, demostrar que le importa un bledo la realidad, pensando que somos ignorantes y estúpidos.

La verdad es que Estados Unidos está consciente que el calentamiento global es un grave problema causado en gran parte por las emisiones de dióxido de carbono y gas metano. Pero también sabe que el mundo tiene otros problemas asociados, como el dilema de la sobrepoblación. Tenemos un 20% de sobrepoblación, eso es grave. Cuando hablamos de la población humana, estamos hablando también de los animales que viven con los seres humanos, como la ganadería, que aumenta exponencialmente las emisiones de gas metano de efecto invernadero. Creo que Estados Unidos tiene claro que las principales víctimas del cambio climático, de estas catástrofes que se están sucediendo cada vez con mayor frecuencia, son los pobres y entre los pobres, las mujeres y los niños.

Por eso, mi hipótesis -de la que cada día estoy más convencido- es que el imperio y Europa están apostando a la muerte de unos tres mil millones de personas, creyendo que eso resuelve la crisis. Pero evidentemente así no se soluciona.

En Cochabamba hablamos sobre la posibilidad de un Tribunal de Justicia Climática, porque ya no estamos dispuestos a seguir hablando, dando conferencias sobre lo que todo el mundo sabe. Yo me preparé para eso, por eso llevé a Bolivia un proyecto de tribunal, en el contexto de una nueva Carta para Naciones Unidas. La ONU ya no está para reformas, tiene que ser reinventada”.

EL FRACASO DE LA ONU

¿Cómo se puede evaluar a Naciones Unidas, desde el punto de vista de los objetivos para los cuales fue creada? ¿Ha fracasado?

“Sí. Eso no quiere decir que no haya hecho muchas cosas buenas. Pero no ha logrado el principal objetivo para el cual fue creada: evitar la guerra. Preguntémonos, ¿quién es el país más influyente de Naciones Unidas? El más terrorista de la historia, que impulsa guerras para robar los recursos naturales de otros países. Tenemos ahora, por ejemplo, Iraq, donde ya deben ir por millón y medio las víctimas causadas por la agresión norteamericana. Todo eso con la mayor impunidad, porque es dueño del mundo y además, la potencia más influyente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Pero aunque Naciones Unidas hubiera funcionado, el mundo hoy es otro mundo. Cuando se creó la ONU había el temor de que las guerras siguieran como una racha indetenible. Entonces se llegó a la conclusión de que había que ponerse de acuerdo en un código de comportamiento civilizado, recurrir a tribunales ante las diferencias entre Estados y resolverlas sin ir a la guerra. Se creó el sistema de Naciones Unidas y en complemento, las instituciones de Bretton Woods, porque estábamos ante una bomba de tiempo llamada hambre y pobreza. Se crearon instituciones como el Fondo Monetario y el Banco Mundial, que más tarde se usaron como instrumentos de los poderosos -fundamentalmente de los norteamericanos-, para presionar a los países pobres y obligarlos a imitar su sistema de desarrollo, que es un sistema de muerte.

Pero además, cuando Naciones Unidas fue creada, nuestra cosmovisión era equivocada. Creíamos que los seres humanos eran afuerinos, que vinieron quién sabe de dónde y fueron puestos sobre la Tierra. Ahora sabemos que no. Ahora comprendemos que nuestra Madre Tierra piensa, inventa, sueña, llora, ríe, ama y venera al Creador a través de vos y a través de mí, porque nosotros somos Tierra; eso implica toda una nueva ética, una nueva manera de interrelacionarnos, de servir y de amar a la Madre Tierra”.

TRIBUNAL DE JUSTICIA CLIMÁTICA

“Hace un año, como presidente de la Asamblea General de la ONU, logramos que se reconociera ese nombre para la Tierra, el de ‘Madre Tierra’. A los norteamericanos y europeos les parecía que esta terminología tenía olor a indio, a primitivo, y que no era correcto para los sofisticados depredadores y asesinos de la Madre Tierra. Pero ganamos, como también ganamos lo que se pensaba que nunca se iba a lograr: romper el dogma que en Naciones Unidas no se podían tratar problemas sobre las finanzas, la economía, la política monetaria o comercial mundial. Con la ayuda de Dios y una lucha constante, pudimos imponer la autoridad del presidente, que es la máxima autoridad de Naciones Unidas. El secretario general es impuesto por los gringos, independientemente que yo le tengo mucho cariño a Ban Ki-Moon.

Logramos una resolución proclamada unánimemente (porque les dio vergüenza a los gringos abstenerse) y se logró decir que la Asamblea General de la ONU no sólo es un lugar propicio para tratar el tema de las finanzas y la economía mundial, sino que es el lugar legítimo”.

¿En qué consiste esa propuesta de reinventar la ONU? ¿Es una reforma profunda y una nueva Carta de principios, o un cambio institucional?

“Se trata de incorporar una nueva Declaración Universal del Bien Común, de la Madre Tierra y de la Humanidad. Esta nueva declaración complementa, sin reemplazarla, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. En segundo lugar, se trata de elaborar una nueva Carta de la ONU, donde los propósitos sean diferentes a la Carta existente. Si en la actualidad se dice que la ONU nace para detener la guerra, en la nueva Carta se afirma: ‘Nosotros los pueblos, nos comprometemos solemnemente a prevenir la extinción de la especie humana, y a preservar la capacidad de dar y sostener la vida en la Tierra, hoy gravemente amenazada por nuestra irresponsabilidad social y ambiental. A tal efecto, emprender todo tipo de acción eficaz que se requiera, para defender y fomentar el bien común de la Tierra y de la humanidad’.

Ya es otro momento. Necesitamos unas Naciones Unidas a la altura de los conocimientos y requerimientos del siglo XXI. Por otro lado, los grandes crímenes que se están cometiendo, deben ser vistos como crímenes contra la Madre Tierra. Por eso en esa nueva Carta se propone el Tribunal de Justicia Climática. Si se avanza en esta propuesta, es posible que algunos países que ahora son miembros de la ONU ya no lo sean, y tanto mejor. Estados Unidos nunca ha sido un miembro de la ONU, ha sido el alacrán de la organización. Además la ONU tiene que cambiar su sede y agradeciendo a Nueva York, propongo Africa y concretamente a la capital de Tanzania, Dar es Salaam, que es una puerta a Asia y a los países árabes”.

CHILE NECESITA SOÑAR

¿Cómo aprecia el apoyo de los países latinoamericanos en esta iniciativa?

“América Latina está en su mejor momento de cooperación, especialmente con el Alba. En particular nos apoya el presidente Evo Morales, que se ha convertido en un profeta laico, ayudando a despertar nuestra conciencia. Chile no, para decir verdad y con todo el cariño que le tengo a Chile, porque me he considerado hasta chileno (estuve diez años y quería quedarme siempre aquí). Chile se nos está quedando atrás, necesita soñar más. Veo a Chile con muy poco Estado, muy apegado al modelo de desarrollo gringo, que es el que está causando tanto daño al planeta. Quisiera ver a Chile más chileno. Parece que la globalización se ha tragado mucho de la especificidad de este maravilloso país”.

¿Qué vio en Chile en esos años, qué era distinto?

“Todo. Esto de hoy parece Nueva York. Pero los más pobres, la gente a la que dediqué mi vida aquí, no creo que esté mejor en capacidad adquisitiva”.

¿Cómo ve a la Iglesia? ¿ Hacia dónde va la Iglesia Católica?

“Yo soy miembro de la Iglesia, le he dedicado mi vida. Pero la Iglesia hoy es irrelevante, por voluntad propia. La Iglesia Católica hace tiempo quiso congraciarse con el poder, y entonces la profecía ya no se oye. En muchos países, como Estados Unidos, que es donde debería estar más activa, con todo dolor y con mucho respeto digo que es irrelevante. Sin embargo, en la Iglesia hay individuos admirables, movidos no tanto por el Vaticano o por la curia, sino por Jesús. Los profetas han sido silenciados, pero Dios no se olvida de nosotros y está levantando profetas laicos. Jesús, dijo ‘yo vine a traer fuego a este mundo y quiero que arda’. Pero la Iglesia oficial es una sociedad de bomberos frustrados, que andan por ahí apagando fuegos, el fuego que Jesús quiso traer, que es el fuego de la pasión por la fraternidad, por la justicia, por la solidaridad”.

¿Benedicto XVI es un bombero frustrado?

“Yo creo que es el presidente de la Asociación de Bomberos Frustrados”.

Por Alvaro Ramis

(Publicado en Punto Final, edición Nº 709, 14 de mayo, 2010)

Fuente: www.diegodemedellin.cl

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