Iglesia Católica indigna con su postura

Nuncio Apostólico defiende nombramiento de Cura Barros: “No se le ha escondido nada a la Santa Sede”

A pesar de la desligitimación en la ciudadanía por su conexión con el caso Karadima, Juan Barros se mantiene como el nuevo Obispo de Osorno e Ivo Scapolo, insiste en la lógica de tamaña decisión.

Por Carlos Montes

27/03/2015

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Chile Bishop

Ivo Scapolo, Nuncio Apostólico para nuestro país, con motivo de la ceremonia de inauguración del año judicial eclesiástico 2015, se refirió a la designación de Juan Barros como obispo de Osorno -quien es señalado como encubridor y testigo de los delitos sexuales cometidos a niños por parte del sacerdote Fernando Karadima-, señalando que se siente tranquilo y cumpliendo con su deber.

En declaraciones a La Tercera y a propósito de la escandalosa ceremonia en donde Barros asumió su cargo el sábado pasado, Scapolo afirmó que desconocía el innegable rechazo que provoca en la ciudadanía y en los feligreses su designación, afirmando que “lo que he podido constatar, estando allí, es que la gran mayoría de los que estaban en la iglesia tenían globos blancos. Era gente que ama a su obispo, que es un enviado del Santo Padre. Y había una minoría que, con mucho ruido, le faltaba el respeto a la mayoría, a la eucaristía, a los obispos y al lugar”

El Nuncio sostuvo que frente a la funa realizada por los feligreses osorninos durante el acto de asunción de Barros, “se violó el derecho de libertad de culto. Una persona puede tener posturas diferentes, pero no faltar el respeto. No es agradable una situación como esa”. Sin embargo, el representante del Papa Francisco en Chile no contempla cómo los sacerdotes condenados por nuestra justicia o cómo las declaraciones de las propias víctimas, como es el caso del periodista Juan Carlos Cruz, indignan a una población que frente a los mandatos que no los contemplan ni los escuchan en sus necesidades, trata de visibilizarse y de gritar la rabia por no ser nunca escuchados.

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Y Scapolo continúa con sus declaraciones insistiendo en que los sacerdotes críticos deben dar “señales de obediencia” y que “si hay sacerdotes o laicos que dicen cosas que confunden al pueblo de Dios, los obispos tienen el deber de intervenir y, eventualmente, de aplicar penas. El nuncio no tiene esa facultad, pero sí de ayudar y aconsejar  a un obispo, para defender el bien de la comunidad cristiana, que tiene todo el derecho de no ser objeto de declaraciones contra la sagrada doctrina de las normas morales de la Iglesia”.

La declaración anterior de Scapolo responde a los seguimientos que hizo el Vaticano a los juicios y opiniones que los sacerdotes Felipe Berríos, Mariano Puga y José Aldunate, han realizado acerca de la contingencia y a los temas que esta conlleva, muchas veces, alejados de la postura conservadora y disociada con la que la Iglesia mira la realidad de estos tiempos.

Ahora bien, si el Nuncio cree que sostener una decisión papal que no está en sintonía con la realidad y las demandas de sus devotos es mantener la sagrada doctrina, entonces pareciera ser que la verdadera misión de la Iglesia se hubiese olvidado y diluido entre encíclicas y doctrinas: cuidar y servir a los débiles, a los pobres, a los niños, a los que sufren, cuidar a ese pueblo que les sigue y les cree.

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