Un año sin Chávez: Los desafíos de la revolución bolivariana

Entrevista a Luis Bonilla Molina, ex ministro de Chávez y actual presidente del Centro Internacional Miranda

Por Wari

05/03/2014

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Entrevista a Luis Bonilla Molina, ex ministro de Chávez y actual presidente del Centro Internacional Miranda.

Luis Bonilla Molina

Un año ya ha transitado sin el comandante Hugo Chávez a la cabeza del proceso bolivariano en Venezuela. Un año complejo para la revolución bolivariana, que hoy se encuentra en un punto de inflexión: profundizar la revolución o retroceder al neoliberalismo.

Luis Bonilla Molina ha sido protagonista de este proceso, como militante revolucionario bolivariano y ocupando importantes responsabilidades en el gobierno, siendo colaborador cercano del presidente Chávez. Fue viceministro de Educación y actualmente es presidente del Centro Internacional Miranda, que tiene por objeto promover la solidaridad internacional con la revolución y difundir el sistema político de democracia participativa y protagónica.

-Podrías hacer una breve caracterización general de los 16 años de la revolución bolivariana…

-Hablar de 16 años de revolución bolivariana es incorrecto, tenemos que hablar de 16 años de gobierno bolivariano. La revolución bolivariana la entendemos como un proceso que tiene orígenes incluso en el mismo proceso independentista abierta por Bolívar y que en la etapa moderna -por decirlo de alguna manera-, se expresa con la alianza cívico militar que se gesta en la década de los 50 en un primer momento con una relación Partido Comunista – militares; luego con el Partido de la Revolución Venezolana en la década del 60 y posteriormente con otro sector de los militares que continua en la década de los 70 y que empalma con la lucha del movimiento obrero, del movimiento estudiantil y del movimiento popular.

Nosotros preferimos trabajar una perspectiva más de proceso que de gobierno, siendo la revolución bolivariana un punto de quiebre, de inflexión, de relanzamiento –por decirlo de alguna manera- a partir de 1987 con la rebelión estudiantil que con casi seis meses paralizó buena parte de las universidades del país. Los universitarios desde las calles no solo reclamaron una educación gratuita, popular y de calidad, sino una educación que pudiera responder a las necesidades del pueblo.

Este es el primer proceso de articulación de los estudiantes con las comunidades y los barrios que logró durante seis meses comenzar a prefigurar un nuevo modo de relación entre el mundo político con el mundo social, que luego tendría un nuevo hito con lo que sería más conocido como el caracazo o la revolución de los barrios. La revolución popular de febrero de 1989 obligó a los militares bolivariano a acelerar todos los planes de insurrección contra el orden establecido e insurgir en 1992 con dos rebeliones: la del 4 de febrero de 1992 con Hugo Chávez a la cabeza y un grupos de militares del ejercito y la del 27 de noviembre de 1992 liderada por el general Francisco Visconti, con la aviación y un grueso sector de bolivarianos de las fuerzas armadas.

Estas dos rebeliones permiten una articulación más concreta del mundo de la lucha social con el mundo militar y preparar desde la agenda alternativa bolivariana la posibilidad de una plataforma de gobierno con la candidatura de Hugo Chávez en 1996 e iniciar en 1999 los 16 años de gobierno que tú mencionas. Por tanto, los 16 años no podemos verlos desvinculados de todo un proceso de lucha del movimiento bolivariano que surge desde la nueva etapa iniciada en la década del 50 con la articulación del mundo civil y militar.

Los últimos 16 años –podría decirse-, se pueden periodizar en tres etapas:

La primera es el inicio de la ruptura del pacto de gobernabilidad establecido por la Cuarta República. Pacto que se quiebra con la rebelión del año 1989. Se profundiza con las rebeliones militares del año 1992, pero que no termina de crear una nueva relación de poder y generar una profunda inestabilidad que se mantiene hasta el 2004. Incluso ya con Chávez en el gobierno.

Con la insurrección de la derecha en el 2002 contra el gobierno chavista, se crea una nueva forma de gobernabilidad a partir del 2004 con el referéndum revocatorio y la decisión firme del pueblo venezolano de ratificar a Hugo Chávez Frías al frente del gobierno bolivariano, lo que implicó que la burguesía tuviera que replegarse y aceptar las nuevas condiciones que le imponía el proceso bolivariano. Es decir hay una etapa de 1989 al 2004, otra etapa del 2004 al 2012, que es la etapa del socialismo. Recordemos que Chávez en diciembre del 2004 dijo que la revolución bolivariana era de corte socialista y en el 2005 lo ratifica en el foro social mundial en Porto Alegre diciendo que “el rumbo es socialista”. Entonces en el 2004-2005 se inicia un nuevo periodo de la revolución bolivariana donde ya no basta solo el discurso y la acción antiimperialista y nacionalista, sino que la vincula al imaginario y a las tareas concretas del socialismo a escala planetaria.

Luego con la muerte del comandante Hugo Chávez en marzo del 2013 se abre una nueva etapa que es la de “los bolivarianos”, es decir, los que han heredado el proceso bolivariano, cuyo desafío no es solo mantener la revolución bolivariana, sino que seguir la profundización del rumbo socialista de la misma.

«TODOS SOMOS CHÁVEZ»

-Luego de la muerte del comandante Chávez ¿Cuáles han sido las principales problemáticas que se han suscitado en el proceso revolucionario?

-El vacío que nos deja el comandante Chávez aún no se ha podido llenar. Chávez de manera muy consciente en los últimos tres años de su vida insistió mucho al pueblo venezolano que “todos somos Chávez”, es decir, que tal manera de que la sostenibilidad de un proceso que se había iniciado en 1999 ya no podía depositarse en un solo hombre, en un solo liderazgo, sino que requería de la profunda participación de todo el pueblo venezolano. “Todos somos Chávez”, “tu eres Chávez”, fue la consigna de la campaña presidencial de 2012 y que marcó eso, el compromiso del pueblo bolivariano con la continuación del legado de Chávez que ahora le corresponde a Nicolás Maduro y a un grupo de compañeros como Jorge Arriaza, Diosdado Cabello y Rafael Ramírez, por citar algunos nombres que están al frente de la gestión de gobierno, pero con la certeza de que el destino de la revolución dependerá que todos cumplamos con esas máxima que Chávez nos señaló.”Todos somos Chávez”.

-Luego del liderazgo imprescindible del presidentes Chávez ¿Hoy solo existe el liderazgo del presidente Maduro o existen varios liderazgos actuales en el proceso bolivariano?

-La revolución bolivariana ha parido líderes en cada barrio, en cada comunidad. Es asombroso cómo no hay un solo liderazgo y ese es uno de los grandes aportes de la revolución bolivariana, que es romper con el monopolio de la representatividad y empoderando la democracia participativa y protagónica que significa liderazgos colectivos. Y dentro de esos liderazgos, tenemos que resaltar a quien hoy les corresponde funciones de gobierno, que son compañeros que vienen de la militancia comunitaria, de la militancia de izquierda y a Nicolás le ha correspondido asumir la conducción en este periodo, eso sí consciente como el lo ha dicho que solo es posible cumplir la tarea si todos asumimos el compromiso de seguir remando en la orientación socialista del proceso.

LOS DESAFÍOS DE LA REVOLUCIÓN

-En esa misma orientación socialista que usted me habla ¿Cuáles son las principales conquistas políticas, económicas y sociales de la revolución bolivariana que se deben defender con mayor rigor?

-La mayor conquista política es la participación popular. En Venezuela la política había dejado de ser una herramienta de transformación social en la década de los 80 y 90. Chávez reenamora al pueblo para que participe en política y hoy es asombroso cóm en cada lugar donde se reúnen cinco o 10 venezolanos se convierte en una asamblea. Una asamblea que quiere tomar decisiones sobre cuestiones fundamentales que afectan no solo la cotidianeidad de los ciudadanos, sino también la gran gestión pública. Ese es uno de los grandes aportes de Chávez en el terreno político. Logró que todos los ciudadanos sintieran que podían hacer de la gestión de gobierno su gestión. Poder sentirse representados.

En lo económico, la renta del Estado, la renta producto de las petroleras se redireccionó para los más pobres. Cuando Chávez asume el poder se había dicho que la renta petrolera solo alcanzaba para sí misma, es decir, para mantener la propia producción y no había posibilidades de la utilización de un recurso tan importante para la economía venezolana a favor de los pobres, los humildes y los desposeídos. Chávez demostró que sí se puede poner los recursos del Estado al servicio de los que más necesitan.

En el terreno social, configurar un nuevo tejido. Un tejido de comunidad que se organiza a través de instancias de poder popular, de comunas, de redes comunales, de nuevas líneas de producción más vinculadas a la cotidianeidad de cada uno de los territorios que establecen un entramado que sirve de plataforma para la construcción real del socialismo.

-Y cuáles son las medidas que se deben profundizar y aplicar en el corto plazo para garantizar el rumbo revolucionario…

-Chávez siempre lo dijo. Él siempre se molestaba cuando a todo le poníamos socialismo. Chávez decía que solo estábamos iniciando el camino y que había que seguir pensado para ir recorriendo la tarea de la construcción socialista. Ese es el desafío. Sobre todo porque nuestra revolución enarboló el socialismo a diferencia de las experiencias existentes desde una perspectiva democrática, ratificándolas con elecciones. Hemos hecho 19 elecciones. Cada paso que hacemos lo consultamos con los ciudadanos, con la gente, para garantizar que vamos por el camino correcto. Pero además permaneciendo en el terreno del compromiso del combate político cotidiano con los que no comparten nuestras perspectivas y respetándolos. Estableciendo una nueva forma de entender el socialismo profundamente democrático.

EDUCACIÓN POPULAR

-Profundicemos en su especialidad, la educación. ¿Cuáles son los principales aportes de la política educacional del proceso revolucionario?

-Nosotros logramos revertir la tendencia de privatizar la educación por un lado. Cuando recibimos el gobierno en 1998 se había destruido el sistema educativo en su conjunto para crear la sensación ante la sociedad que era inminente su privatización para poder garantizar la educación. Un dato: Solo en la educación universitaria nosotros contábamos en 1998 con 750.000 alumnos de educación universitaria. Hoy contamos con 2.700.000 alumnos, además estamos presentes en la educación universitaria en 153 municipios de los 353 de todo el país. Hoy no existe un municipio donde no hay una aldea universitaria, sino incluso en las parroquias que son entidades más pequeñas que el municipio, ahí esta presente la educación universitaria con una cobertura total del territorio nacional.

Entonces, el primer legado de la revolución fue revertir la tendencia de la privatización de la educación.

Segundo, ampliamos significativamente la matrícula.

La tercera, demostramos que era posible avanzar en la inclusión educativa más allá de las formalidades institucionales, creando misiones educativas. Qué son las Misiones Educativas… son formas no rígidas de abordaje de los aprendizajes basados en los modelos de educación popular que no requieren de la construcción previa de una infraestructura totalmente acabada, sino que utiliza la infraestructura existente en las propias comunidades y a partir de esas infraestructuras desarrolla modelos de enseñanzas y aprendizajes basados en la propia cotidianidad de los ciudadano. Nosotros tenemos misiones como la Misión Robinson que enseñó a millones de venezolanos a leer y ha escribir, pasando de ser un país con una taza del 15% de analfabetos a ser decretado por la Unesco territorio libre de analfabetismos. Esta misión sigue el proceso de los que ya se alfabetizaron hasta obtener o terminar la primaria en su conjunto. Otra misión es la Rivas, para aquellos que fueron a alfabetizar y pasaron por la misión Robinsón y aquellos incluso que estaban con solo sexto grado, otorgándoles no solo el título de bachiller sino adquirir la capacitación técnica mínima que les permita emprender un trabajo productivo. Y finalmente la Misión Sucre, que persigue principalmente garantizar la educación universitaria a todas aquellos que quieran hacerlo. Hoy nosotros podemos decir con mucho orgullo que el fenómeno antes de llegar Chávez que era el de los bachilleres sin cupos, que era por la presión de estudiantes que querían cursar la educación universitaria no podían obtener un cupo, eso se eliminó definitivamente. Luego de 16 años no hay bachilleres sin cupos. Pero incluso vamos mucho más allá, la Misión Ciencia por ejemplo, persigue la formación en postgrado de aquellos venezolanos que quieren especializarse mucho más para contribuir a la revolución. Y misiones tan hermosas como la Misión Negra Hipólita, que garantiza desde la perspectiva educativa la incorporación de aquellos niños, jóvenes y adultos que no solo han abandonado en el sistema educativo, sino que también por sus carencias culturales han ido recorriendo el camino de la delincuencia, de la violencia estructural, se les presenta una alternativa desde la educación para su reinserción social.

-Podríamos hablar de una importancia medular de la educación popular en el proceso educativo bolivariano…

-Por supuesto. Ahora bien, ahí hay todo un debate sobre el tema de la educación popular. Las misiones son la gran expresión de la educación popular en la revolución bolivariana. Pero eso no se ha sistematizado de manera adecuada. Uno de los déficit que tenemos es que hay que sistematizar las experiencias y poder derrotar una tendencia en sectores de compañeros que han mal interpretado la educación popular como una educación que no requiere de mucha profundización en el conocimiento –incluso yo lo vengo diciendo en mucho foros-, que plantean que Paulo Freire dice “que nadie enseña a nadie y que nadie aprende de nadie”, lo cual es incorrecto. Incluso lo anterior nos llevó a realizar una investigación de casi un año donde encontramos un video que esta en “youtube” y que cualquiera lo puede buscar donde le hacen la misma pregunta a Paulo Freire y le preguntan si es cierto que en la perspectiva de la educación popular “nadie enseña a nadie ni nadie aprende de nadie” y Paulo Freire no Luis Bonilla dice “eso es una mala lectura de mis libros y una mala interpretación de mi pensamiento. Para enseñar se requiere un docente que tenga conocimiento para poder transmitir lo que sabe y un estudiante que esté dispuesto a aprender». Lo que dice Paulo Freire es que en esa relación dialéctica ambos se transforman y ambos aprenden. Ambos reconfiguran el propio conocimiento y eso es algo muy distinto.

Entonces la educación popular está pasando por un profundo debate en la sociedad venezolana para que no se le asocie de forma incorrecta a la educación que no requiera esfuerzos, sino es al contrario. Para poder transformar la educación en educación popular se requiere la educación de mayor calidad para poderse empoderar. Solo los burgueses tienen una educación diferenciada para los pobres y de menor calidad. Los revolucionarios queremos que para los sectores más excluidos sea la mejor educación la que se de y desde la perspectiva de la educación popular estamos haciendo un esfuerzo sincero por garantizarlo.

PODER POPULAR

-En relación al poder popular. ¿Hoy existe un protagonismo real de las mayorías en el proceso revolucionario, más allá de ir a votar cada cierto tiempo?

-Yo creo que lo que menos va la gente es a votar. Se ha desatado en todas las comunidades un fenómeno muy positivo de empoderamiento de lo político y de lo público. Los venezolanos están participando en todo el tema de la gestión que antes solo atendía a las alcaldías y consejos municipales. Pero no es un tema solo de gestión, están haciendo aceras, brocales, canchas deportivas, escuelas construidas desde la propia comunidad. Maximizando los recursos para que pueda tener el mayor impacto. Toman las discusiones de lo que le corresponde a aquella comunidad. Aquello que la comunidad considera que es prioritario hacer. Pero además estableciendo interrelaciones con otras comunidades, de lo que consideramos que ya es el surgimiento del poder popular. El poder popular no es solo la administración de recursos, es la posibilidad de relacionarse políticamente los iguales para establecer la conducción de la política de Estado.

En Venezuela podríamos decir que está floreciendo el poder popular. Por supuesto, eso significa derrotar una cultura de la representatividad, donde hay que derrotarlo en cada uno de los escenarios concretos comunitarios y ese es el debate que están librando las comunidades en todo el territorio, enseñando a la burocracia que los pobres, las personas de las comunidades organizadas pueden garantizar que la gestión pública sea lo suficientemente eficaz.

-¿Cuales son esos embriones de poder popular?

-Bueno, las comunas. Nosotros tenemos inventariados más de 22 mil consejos comunales en todo el país. Esos son los embriones del poder popular. Hombres y mujeres que se organizan en su propia comunidad para decidir qué se hace o qué hace el Estado en esa comunidad. Lo repito, no de manera aislada, generando una cadena de relaciones con el resto de consejos comunales. Ese tejido es el que constituye realmente el poder popular.

LA DERECHA VENEZOLANA

-En los últimos días hemos visto un ambiente muy polarizado en Venezuela, con mucha violencia en sus calles. ¿Como caracterizaría a la derecha venezolana con sus respectivas diferencias en esta coyuntura?

-La derecha venezolana no ha entendido lo que ha estado pasando en los últimos años. No ha entendido que mediáticamente con un discurso recalcitrante las comunidades van a permitir un retroceso en sus conquista fundamentales. La derecha no entiende que para poder plantearse una alternancia tiene que ser bajo la lógica del poder popular y eso no le ha permitido dar un “pie con bolas”. Intentan por todas las vías, haciendo un esfuerzo por romper la simpatía del pueblo bolivariano con la conducción del proceso y no lo han logrado. Es más, cada vez salen peor, porque no tienen la capacidad de entender la profunda transformación que significa el paradigma de democracia participativa y protagónica. Y en ese sentido ellos no han valorado lo que significa “satanizar” el socialismo con la experiencia venezolana para el mundo. Venezuela está intentando construir una perspectiva socialista en democracia. Ese es el rasgo distintivo de lo que denominamos el ‘Socialismo del siglo XXI’. Es decir garantizando todas las conquistas económicas y sociales, con profunda libertad política.

-¿Existen diferencias entre los distintos sectores de la derecha?, entre López y Capriles por ejemplo…

-En lo estratégico son una misma cosa. En lo estratégico ellos quieren tomar el poder para aplicar el paquete neoliberal. Difieren de pronto en la táctica, creyendo Capriles que acumulando fuerza electoral puede desplazar a los bolivarianos y otros creen que con la movilización de calles al margen de la Constitución y con una conducta conspirativa contra el Estado venezolano pueden obligar a la dirigencia del proceso bolivariano a renunciar o algún tipo de alzamiento militar. Son diferencias en la táctica, en el enfoque. Ambas están totalmente desatinadas, pero en lo estratégico están unidos. Lo que quieren ellos es revertir el proceso de conquista del pueblo bolivariano y volver al camino del neoliberalismo en la sociedad venezolana.

-Por tanto ambas están vinculadas al imperialismo norteamericano…

-Ambas responden al gran capital. Yo creo que es más preferible hablar del gran capital financiero que está mucho más allá de los Estados Unidos. Yo prefiero ver el centro del poder económico en el G8, lo que implica una recaracterización, lo que es otro debate que escapa a esta entrevista. Sobre el propio imperialismo y la concepción del imperialismo. Pero están vinculados al gran capital transnacional y sus intereses están relacionados con él.

-Estás políticas desestabilizadoras por parta de la reacción venezolanas tiene muchos puntos de encuentro con el proceso de la Unidad Popular en Chile entre 1970 y 1973. ¿Existe una analogía con ese proceso político?

-Existe un guión, que los grandes centros de poder mundial, con Estados Unidos a la cabeza lo tienen, con un desabastecimiento, con una campaña mediática creando la idea de que el socialismo es peligroso para las comunidades. Hay como un guión preestablecido, pero la diferencia sustantiva es que no ocurrió en la primera etapa de Chile es que hay un sector de la oposición que tiene profunda vinculación con sectores fascistas que están aplicando la violencia real contra el pueblo bolivariano como táctica política que los coloca al margen de la ley.

EL LEGADO DE CHÁVEZ

-Usted fue cercano al presidente Chávez. A un año de su muerte, cuál es su principal legado para las nuevas generaciones de revolucionarias y revolucionarios…

-Chávez siempre fue uno de nosotros. El presidente Chávez a diferencia de lo que hacían los políticos históricamente, lo que prometió terminó cumpliéndolo. Prometió que iba a convocar –y que nadie le creía- a una constituyente para cambiar el poder político en Venezuela a favor de los pobres y lo primero que hizo una vez que juramentó fue convocar a un referéndum para la convocatoria del proceso constituyente. Si alguien fue coherente con lo que decía y hacía fue Hugo Chávez. Independiente que incluso esa coherencia entre lo que decía y hacía uno pudiera tener diferencias con él. Para el pueblo era muy importante la coherencia de Chávez. Ese es su primer gran legado.

El segundo, él entendió, como no lo han entendido gran parte de los lideres revolucionarios en las últimas décadas, de la importancia del pensamiento crítico. Él permitió la libertad de crítica, la animó, e incluso algunos criticamos públicamente algunos elementos de sus gestión, él tuvo a pesar de las diferencias que uno puede tener con los planeamientos, la suficiente tolerancia para permitir que el pensamiento crítico fuera parte viva de la revolución bolivariana. Y en su último documento que se llamó “golpe de timón”, que lo elaboró el 22 de octubre en su Consejo de Ministros, en el cual llamó a que la crítica tenía que ser para transformar. La crítica era algo sustantivo de la revolución bolivariana y animó a las comunidades para que activamente criticaran cuando no funcionaba algo de la gestión de gobierno. Eso que parece tan simple marca una profunda diferencia con cualquier rasgo autoritario con las experiencias del socialismo que conocimos, pero incluso presenta un desafío para los que heredamos la tarea de continuar la revolución y garantizar la vigencia del pensamiento crítico en el marco de la revolución.

Y el tercer gran legado, fue la profunda integración latinoamericana y continental. Chávez entendía que la emancipación del pueblo venezolano no es una tarea aislada. Es una tarea que de manera conjunta debemos hacer los latinoamericanos para construir un proyecto latinoamericano de soberanía e independencia.

Por Marco Álvarez

Entrevista realizada en la ciudad de Amsterdam el 24 de febrero de 2014.

El Ciudadano

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