V Cumbre de las Américas: Un giro necesario

La reciente Cumbre de las Américas se inserta en un cuadro de un cambio fundamental en las relaciones interamericanas, cual es el cambio de gobierno de los Estados Unidos

Por Mauricio Becerra

20/04/2009

Publicado en

Política / Pueblos

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La reciente Cumbre de las Américas se inserta en un cuadro de un cambio fundamental en las relaciones interamericanas, cual es el cambio de gobierno de los Estados Unidos. La Presidencia de Barack Obama representa sin dudas una oportunidad para la gran mayoría de los gobiernos de la región de mejorar las relaciones con la mayor economía mundial.

Es natural que los países latinoamericanos impulsen en este contexto, un proceso de saneamiento dado que es imposible sustraerse de las tremendamente condicionadas relaciones del pasado mas reciente. El estilo político de la administración neoconservador de Bush fue un capitulo mas en las tradicionales relaciones que dicho país ha establecido con el resto de sus soberanías hemisféricas. Ese estilo le trajo numerosos problemas que es necesario reconocer como de su propia responsabilidad. En el caso chileno, recordemos, significó aceptar varias condiciones que el Gobierno de Lagos decidió eran validas. Por ejemplo, Lagos dijo que no se sometería al ritual de condena a Cuba en la votación en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Sin embargo, al primer año ya estaba votando a favor de la resolución estadounidense. También de la era Lagos fue el reconocimiento implícito a Golpe de Estado en Venezuela. Es decir, nuestro país compartió en gran medida, las aspiraciones políticas de la Administración Bush. Y todo por un TLC que realmente ha tenido muy poco impacto.

La equivocada apuesta de Lagos ya es cosa del pasado y corresponde comenzar a visualizar el futuro inmediato y mediato con más profesionalismo y menos ganas de sometimiento. En este sentido, la administración de Obama ofrece como propuesta política que debe ser concebida como una oportunidad de normalización de las relaciones interamericanas. Para ello, el reconocimiento a la independencia y la soberanía es fundamental. Al parecer la Casa Blanca ha llegado a la conclusión razonable que debe comenzar a entenderse con las democracias latinoamericanas por cuanto, casi del país que sea, sus gobiernos fueron electos en las urnas y poseen una legitimidad más allá de toda duda. Es contrario a los intereses de todos continuar con una política obcecada de promover la confrontación como lo hizo Bush, esparciendo mercenarios, apoyando Golpes de Estado y fomentando el militarismo como lo estaba haciendo. Por ese camino, Obama ha hecho algo muy racional y muy saludable y es de esperar que pueda seguir por el camino de la cooperación y no el de la injerencia, a diferencia de su antecesor.

La gran deuda norteamericana sigue siendo Cuba. Tal vez resulta pronto esperar una posición mas coherente, pero está claro y mas allá de toda duda, que no es Cuba ni son los países latinoamericanos los que crean la división o promueven la discordia. Es sólo Estados Unidos el responsable de una Cumbre inconclusa y deudora. Hoy por hoy, muchas empresas norteamericanas exportan a la Isla en contravención a la política de bloqueo. A pesar de ello, los estadounidenses no pueden viajar a Cuba, no pueden fumar puros, no pueden tomar ron cubano y los bancos cubanos siguen sin poder legalmente operar con el dólar, cuestión nefasta y anacrónica toda vez fueron los propios EE.UU. los encargados de establecer el dólar como divisa global. La exclusión de Cuba no tiene ninguna lógica; no es apoyado por ningún gobierno latinoamericano hoy y ni siquiera el pueblo norteamericano lo apoya.

El problema de fondo es el poder que aun detentan sectores cubano americanos en el establishment norteamericano, que tienen todavía en los órganos de inteligencia y el poder económico que han manejado así como los numerosos secretos que guardan de la subversión y violencia diseminada por el continente entero a lo largo de décadas. Tarea pendiente entonces del flamante Presidente norteamericano – deshacerse de los elementos que hoy imposibilitan una política de normalización necesaria, mirando hacia futuro. Dicho en ingles “Get rid of them.”

La V Cumbre nos deja esperanzas, nos sorprende con muchos acuerdos y nos lega una deuda. Eso explica porque no hubo consenso en la Declaración Final porque si bien se trata de Cuba, no sólo se trata de Cuba porque mas allá de las diferencias, las circunstancias exigen de los líderes políticos trabajar conjuntamente y la política de exclusión, de sembrar la desconfianza y el odio no tiene cabida hoy.

Carlos Arrue
Cientista Político
El Ciudadano

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