Elecciones presidenciales: ¿Cuáles son los proyectos que están en disputa en Chile?

Análisis político elaborado por el Director de El Ciudadano para la Fundación Rosa Luxemburgo sobre las elecciones presidenciales 2025 en Chile. ¿Cuáles son los proyectos políticos en juego? El autor plantea la existencia de a lo menos tres proyectos: neoliberalismo autoritario, gran coalición neoliberal y frente popular socialdemócrata.

Elecciones presidenciales: ¿Cuáles son los proyectos que están en disputa en Chile?

Autor: Javier Pineda
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Sabemos que las elecciones nunca resuelven por si mismas los problemas de las clases, sólo los plantean«.

Miguel Enríquez, 1973

Por Javier Pineda Olcay, Director de El Ciudadano 1

Chile enfrenta nuevas elecciones presidenciales este 2025: el domingo 16 de noviembre será la primera vuelta y el 14 de diciembre el balotaje. En estas elecciones se enfrentan 8 candidaturas presidenciales: Jeannete Jara, José Antonio Kast, Evelyn Matthei, Johannes Kaiser, Franco Parisi, Harold Mayne-Nicholls, Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés.

Las encuestas han sido criticadas por su metodología y por su falta de precisión en las últimas elecciones, similar a las críticas que han enfrentado en otros países. Sin embargo, logran demostrar ciertas tendencias: Jara está en primer lugar en la primera vuelta, manteniendo el apoyo del gobierno de Boric e incluso ampliando su votación por el “centro” (DC) y por la “izquierda” (partidos fuera de gobierno como sectores de Izquierda Ecologista Popular) moviéndose en un rango entre el 28% al 38% de los votos; Kast le sigue en un segundo lugar, con una sostenida pero leve baja en las encuestas, pero manteniéndose en una banda entre 19% a un 25% de los votos; Kaiser sigue subiendo, robando votos principalmente de Kast, pero aún no sería capaz de alcanzarlo (las encuestas le dan entre un 15% a un 20% de los votos); Matthei, quien estaba en primer lugar, se ha ido desplazando a un cuarto lugar (solo en la Encuesta de La Cosa Nostra figuraba con un empate con Kast y Kaiser); Parisi baja bastante respecto a otras elecciones, sufriendo pérdida de votos hacia Kaiser, aunque algunas encuestas lo ubican en un cuarto lugar; Mayne Nicholls despegó un poco después del primer debate presidencial, sin embargo, no logra pasar del 5%; Marco Enríquez-Ominami no logra despegar como en otras elecciones y Eduardo Artés se mantiene en un 1%.

F uente: Resumen de encuestas antes de la veda de encuestas de 15 días previos a la elección.

Dados los posibles resultados en las elecciones presidenciales y, sobre todo, por el apoyo de las listas parlamentarias con posibilidades de obtener escaños en el Congreso centraremos el análisis en cuatro candidaturas: Jara, Kast, Matthei y Kaiser. Las candidaturas de Mayne Nicholls, Enríquez-Ominami y Artés son independientes que debieron reunir firmas para inscribirse y que no cuentan con apoyos relevantes a nivel parlamentario. En el caso de Parisi, si bien es el candidato del Partido de la Gente, son escasos los posibles escaños que pueda elegir en el Congreso (Olivares en D6, Jiles en D12 y Gubernatti en D15). En el caso de Mayne-Nicholss, MEO y Artes las posibilidades de contar con parlamentarios propios son casi inexistentes.

En estas elecciones presidenciales hay dos ejes que nos permiten ubicar a las candidaturas: la forma en que se ejerce el poder estatal y las políticas económicas y sociales que quieren implementar. Todas las otras dimensiones o ejes programáticas se han vuelto casi irrelevantes en el discurso público o no han sido prioritarios para aquellas candidaturas con posibilidades reales de ganar la presidencia de la República.

En ese sentido, podemos ver que un proyecto es el autoritarismo neoliberal, que en nuestro país está representado por el pinochetismo y del cual – con ciertos matices – Kast y Kaiser son portadores. En segundo lugar, hay un proyecto de “gran coalición neoliberal” encabezado por Evelyn Matthei, que busca reeditar los gobiernos de la Concertación y de Sebastián Piñera, pero que al mismo tiempo se ve tensado hacia la ultraderecha para configurar una mayoría parlamentaria. Y, finalmente, un proyecto de “frente popular socialdemócrata” conformado por fuerzas políticas desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista y partidos de izquierda más allá del oficialismo, cuya piedra angular es frenar a la ultraderecha, pero con un proyecto económico-social en disputa.

Autoritarismo neoliberal

El pinochetismo es la síntesis en Chile de un proyecto autoritario en lo político y neoliberal en lo económico y social. Este modelo autoritario neoliberal está vigente en el siglo XXI en distintos países del mundo: Jair Bolsonaro en Brasil, Daniel Noboa en Ecuador, Giorgia Meloni en Italia, Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador. En su rol de gran potencia, en Estados Unidos con Donald Trump podemos ver la dimensión autoritaria, pero en la dimensión económica-social vemos políticas que benefician al empresariado aunque no necesariamente son parte del recetario neoliberal.

En el plano político, se caracterizan por adoptar políticas autoritarias restringiendo libertades civiles como el derecho a la manifestación y/o a la libertad de expresión; aumentar el despliegue de las Fuerzas Armadas para controlar el orden público; reducir el rol del Congreso asumiendo mayores potestades legislativas desde el Poder Ejecutivo; política de criminalización y persecución a población migrante; levantar el discurso en contra del narcotráfico y crimen organizado para justificar políticas anteriores. En el caso de Johannes Kaiser ha planteado también una amnistía o indulto a los violadores de derechos humanos durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y durante la Revuelta Popular (2019), entre los cuales se encuentran criminales con penas superiores a los mil años de prisión.

En el plano económico y social, apuestan por las clásicas políticas neoliberales: reducción del gasto público a costa de la reducción del financiamiento a políticas públicas sociales; disminución de impuestos a las empresas y grandes empresarios; desmantelamiento de derechos laborales con la excusa de promover el crecimiento económico; depredación del medio ambiente para el desarrollo de proyectos extractivistas; aumento del endeudamiento del Estado a pesar del discurso de austeridad fiscal; privatización de empresas públicas; ofensiva en contra de los empleados públicos, entre otras medidas.

En el plano mediático, para mantener niveles de apoyo a pesar de lo impopular de dichas medidas, requieren financiar campañas de desinformación e intoxicación informativa a través de las redes sociales con el pago a cuentas trolls generadoras del mensaje y granjas de bots que amplifican el mismo. Y también llega a los canales de televisión o grandes medios de comunicación, los cuales son comprados o bien, disciplinados para reducir el disenso. Por ahora, sólo las redes sociales escapan a este disciplinamiento mediático, aunque se han desembolsado millones de dólares en el pago de plataformas como Meta, TikTok y YouTube.

En las candidaturas de Kast y Kaiser se puede ver con matices estas políticas: ambos proponen expulsar a todos los inmigrante en situación irregular (aunque no señalan cómo, cuántos ni cuánto les saldrá hacer eso); ambos proponen militarizar las fronteras y declarar como un delito la migración irregular o por pasos no habilitados. Kaiser dobla la apuesta mencionando la construcción de campos de retención de los migrantes en zonas cercanas a las fronteras (sin ningún tipo de cálculo de cuánto saldrá y de la normativa que deberá cambiar para construir esta aberración a la luz del derecho internacional de los derechos humanos). En cuanto al combate al crimen organizado, incluso Kast anuncia “estados de sitio” en determinados horarios, lo cual recuerda el toque de queda permanente durante los años de la Dictadura Militar.

En el plano económico también tienen propuestas similares, teniendo como eje la reducción del déficit fiscal. Mientras Kast propone una reducción del gasto público en US $6.000 millones, Kaiser lo dobla a US$12.000. Ninguno es capaz de razonablemente explicar dicha reducción y quien sí lo ha hecho, Evelyn Matthei, señala que sólo es posible reducir US $2.000 millones. Asimismo, la centralidad de su discurso radica en eliminar la “grasa del Estado”, pero sin cifras serias ni mecanismos efectivos para desvincular a la cantidad de trabajadores que quieren desvincular.

En palabras de Kaiser, cuando se le pregunta sus diferencias con Kast, se remite a señalar que él es menos conservador, aunque en esta pasada ambos han señalado que están en contra del aborto y de la eutanasia, por lo cual más allá del fuero personal, en discusiones públicas concretas, tienen la misma posición.

Entre ambas candidaturas están convocando en la primera vuelta presidencial a aproximadamente entre el 30 al 40% del padrón electoral, lo cual demuestra como el pinochetismo sigue vivo en nuestro país y con un re-impulso mayor luego de la Revuelta Popular de octubre de 2019. Asimismo, ambas candidaturas tienen un proyecto común que se expresa en la lista parlamentaria que une a los Partidos Republicano y Social Cristiano que apoyan a Kast y al Partido Nacional Libertario que apoya a Kaiser. Esta lista podría ser la más votada, tal como ocurrió en las votaciones del Consejo Constitucional de 2023.

Gran Coalición Neoliberal

La candidatura de Evelyn Matthei, luego de una frustrada apuesta por lograr el voto más duro de la derecha, ha reeditado su estrategia electoral tratando de convocar al electorado histórico de la Concertación.

Ha renunciado en sus últimos discursos a reivindicar el pinochetismo y ha tenido un discurso convocando a aquellos sectores políticos nostálgicos de los años 90 y 2000, cuando gobernaban en conjunto los partidos de la derecha tradicional y la Concertación, inspirada en los gobiernos de gran coalición alemana donde la Democracia Cristiana Alemana ha gobernado con el Partido Socialdemócrata. Este alejamiento del pinochetismo a momentos es esquivo, pues en entrevistas ha declarado que los asesinatos en los años 1973 y 1974 fueron inevitables y también ha declarado que el Plan Nacional de Búsqueda de personas detenidas desaparecidas “más que justicia, es venganza”.

No obstante lo anterior, en sus filas ha logrado sumar a escisiones de la Democracia Cristiana provenientes del primer proceso constituyente, como Amarillos por Chile y Partido Demócratas, sin embargo, no ha tenido éxito en convocar a sectores que hayan votado “Apruebo” al borrador propuesto por la Convención Constitucional. Pero al abrirse a este electorado que solía reivindicarse de “centro-izquierda” – aunque de izquierda no tienen nada – ha sido incapaz de recuperar votos que vayan a José Antonio Kast. Pareciera ser que el único discurso que le queda para pirquinear votos a Kast, es el denominado voto útil de gobernabilidad, manifestando mediáticamente que en un gobierno de Kast no garantiza la paz social y que incluso un gobierno de Kast podría ser “peligroso”.

Hay sectores dentro de su coalición, que se reconocen como derecha a secas, que no se sienten contentos con este giro y que también se han ido – públicamente y en silencio – a la campaña de Kast. Al interior de Chile Vamos hay sectores que quieren gobernar con la derecha pinochetista de Kast y Kaiser, y que si los sectores socialdemócratas como el Partido Radical, Democracia Cristiana, Partido Socialista, PPD y Partido Liberal no les tienden la mano, se verán obligados a configurar una alianza con la ultraderecha para sacar proyectos en el Congreso.

La dimensión autoritaria también está presente en la candidatura de Matthei. El discurso de mano dura contra la delincuencia también es uno de los ejes prioritarios, pero sus propuestas no son tan radicales como su discurso. Por ejemplo, en el plano de la migración, se ha pronunciado a favor de la propuesta de la Sociedad Nacional de Agricultura de regularizar a migrantes para que puedan trabajar en las faenas agrícolas.

En el plano económico y social, también apuestan por una reducción del gasto público, pero saben que no pueden tocar mucho la estructura actual de los Ministerios ni las principales políticas sociales como la PGU, la gratuidad o el copago en salud.

En definitiva, esta apuesta no logra seducir al electorado, pues su promesa es ser un gobierno eficiente y que mantenga cierta estabilidad en el país, lo cual no genera esperanza y no convoca a grandes mayorías. Asimismo, la retórica de “gran coalición neoliberal” con sectores de la histórica Concertación puede ser reemplazada por una búsqueda de apoyo de la ultraderecha para tener mayorías parlamentarias y asegurar una buena votación en segunda vuelta, aunque es bastante improbable que llegue al balotaje.

Frente Popular Socialdemócrata

La candidatura de Jeannete Jara se logró imponer como candidata del oficialismo con un porcentaje superior al 60% de los votos, siendo capaz de superar ampliamente a la candidatura del Frente Amplio (10% de los votos) y de la Socialismo Democrático (30% de los votos). Esta candidatura en la primaria tuvo un programa clásico del Partido Comunista y de la izquierda: ampliación en la cobertura de derechos sociales (aumento de gratuidad en educación superior al 70% de la población estudiantil, sistema público de salud, aumento PGU a mujeres jubiladas desde los 60 años); nacionalización del cobre y del litio; aborto libre, seguro y gratuito; un modelo de desarrollo basado en el aumento de la demanda interna (salario vital de $750.000); entre otras medidas.

Sin embargo, luego del triunfo en la primera vuelta, debió transformarse en una candidatura más amplia, trascendiendo incluso los límites del oficialismo. Hacia el “centro”, incorporó a la Democracia Cristiana y hacia la izquierda, incorporó a gran parte de los partidos y organizaciones políticas de Izquierda Ecologista Popular (Partido Igualdad, Popular, Solidaridad para Chile, entre otros).

Este gran abanico de organizaciones no está exento de tensiones y el gran pegamento de esta coalición es la amenaza de la ultraderecha, adoptando el bloque una característica de Frente Popular donde el programa ha pasado a un segundo plano, siendo reemplazado por un conjunto de medidas concretas que pretenden aliviar la situación económica y social de las familias del país, las cuales están centradas en el aumento del salario mínimo; medidas asociadas a salud mental y dental; creación de empleos, entre otras iniciativas.

Pero la candidatura de Jeannette Jara no solo se agota en un “Frente Popular” para enfrentar a la ultraderecha chilena, sino que también representa la posibilidad de construir un proyecto de más largo plazo que inicie una tercera oleada de gobiernos progresistas en América Latina. Y, por primera vez, una coalición liderada por el Partido Comunista.

En este sentido, la oposición de la candidatura de Jara al Acuerdo entre SQM y Codelco, como también sus planteamientos en política exterior donde ha señalado su voluntad de unirse a los BRICS+ representan un distanciamiento respecto a las políticas del Presidente Gabriel Boric en estas materias.

Así, la candidatura de Jara contiene a lo menos tres sectores en su interior: un sector histórico de la Concertación donde se encuentra la DC, PPD, PR y sectores del Partido Socialista; un sector bisagra donde se encuentra el Frente Amplio y sectores del PS;y un sector de izquierda, donde se encuentra el Partido Comunista, Acción Humanista, Izquierda Cristiana (todos ellos desde la primaria con Jara) y los partidos que componían la Izquierda Ecologista Popular, donde se encuentran organizaciones como Partido Solidaridad para Chile, Partido Igualdad, Partido Popular, entre otras organizaciones, las cuales se sumaron después del triunfo en la primaria. En caso de un triunfo de Jara, se desatará esta lucha por la hegemonía de la coalición.

Conclusiones

En la primera vuelta la probable triunfadora será Jeannete Jara, quien deberá enfrentarse a una candidatura de derecha. Conforme a las encuestas, la candidatura más probable que pase al balotaje es la de José Antonio Kast, quien se impondría en una segunda vuelta por cerca de 10 puntos, aunque en el balotaje contra Gabriel Boric las proyecciones eran similares y terminó triunfando Boric holgadamente.

Un escenario alternativo sería que el crecimiento que tiene Johannes Kaiser le permita arrebatarle el segundo lugar a José Antonio Kast, lo cual es un escenario más propicio para Jeannete Jara, pues algunas encuestas los han situado en un empate técnico y varios sectores de derecha liberal que no están dispuestos a apoyar a Kaiser. Menos probable se ve un escenario donde Evelyn Matthei sea quien pase al balotaje, en el cual se impondría con relativa facilidad a Jara según la información de las encuestas durante todo este tiempo.

La única certeza en tiempos de interregnum es la lucha. Al enfrentarnos a tiempos convulsos a nivel mundial, donde el capitalismo en su fase neoliberal se encuentra en crisis, pero aún no se termina de acabar y tampoco surge nada nuevo en su reemplazo, ha sido momento para la emergencia de monstruos, muy parecidos al fascismo.

Aún no termina de decantar el periodo político abierto por la Revuelta Popular de Octubre de 2019, por lo cual es de esperar que independiente de quien triunfe en las elecciones Chile seguirá en disputa.

1 Documento de análisis de las elecciones presidenciales en Chile elaborado con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo.


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