Marco Ugarte, fotoperiodista ganador del Pulitzer: “Soy un migrante y un patiperro que viajo con mi cámara, mi compañera inseparable”

El fotoperiodista Marco Ugarte, junto a Eduardo Verdugo son los chilenos ganadores del Premio Pulitzer en fotografía 2024 por registrar la ruta de los migrantes hacia Estados Unidos. Lo pillamos camino a la celebración, pero se dio el tiempo para contarnos de sus inicios como gráfico bajo la dictadura de Pinochet, su paso por Chiapas en plena revuelta zapatista y sobre el pago de Chile a los fotógrafos de la dictadura.

Por Mauricio Becerra

08/05/2024

Publicado en

Artes / Fotografía / Fotografía / Portada

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El Premio Pulitzer de fotografía fue ganado por un equipo de la agencia Associated Press (AP) que se dedicó a registrar el paso de los migrantes rumbo a Estados Unidos a través de América central y la frontera con el país del norte. En el equipo -integrado por los fotoperiodistas Eric Gay, Greg Bull y Fernando Llano; y los colaboradores Christian Chávez, Félix Márquez e Iván Valencia- también están los chilenos Marco Ugarte y Eduardo Verdugo.

Una de las imágenes que integran la muestra ganadora muestra un tren atestado de migrantes que atraviesa la noche de Irapuato, en México, en dirección al norte a su paso por México.

Fue tomada por Marco Ugarte.

Pillamos a Marco camino a la celebración que esta noche tendrá junto a amigos y colegas fotorreporteros en Ciudad de México, en donde arribó el 2 de septiembre de 1993 -según nos cuenta- cuando se fue de Chile con el objetivo de editar un libro con su trabajo fotográfico.

Te iniciaste en la fotografía a los 15 años, en plena dictadura militar en Chile ¿Cómo es aprender a hacer fotoperiodismo bajo una dictadura?

– Llegué en marzo de 1973 a Santiago a la agencia de fotografía Ver y Ver qué era de mis tíos. El aprendizaje ya en dictadura fue muy difícil, pero fue una buena escuela. Piensa que era un veinteañero y tenía muchas ganas de contar lo que estaba pasando. Había que documentar todo eso.

¿Cómo fue la salida hacia la transición para quienes hacían prensa en Chile?

– Fue complicada y un poco incierta…

¿Sientes que Chile ha valorado el trabajo de los periodistas y fotógrafos en dictadura?

– Creo que no hemos sido reconocido. El Estado y la sociedad se olvidó de aquellos periodistas y fotógrafos que dejamos los pies en la calle para contar lo que pasaba. Literalmente fuimos olvidados.

Desde la distancia y mirando las fotos que tomaste en dictadura: ¿cuál es la importancia de estos registros para la memoria histórica?

– Es importante dejar en la historia el testimonio de lo vivido en Chile a las nuevas generaciones porque un pueblo sin historia es un pueblo sin memoria.

Me contabas que recuerdas la fecha exacta -el 2 de septiembre de 1993- que es cuando partes de Chile ¿qué impulsó a que te fueras?

– A partir del de 11 de marzo de 1990 muchas puertas se cerraron para aquellos periodistas y fotógrafos que vivieron la dictadura. Aquel 2 de septiembre de 1993, me fui a buscar de otros horizontes, de otras historias. Sentí que me tenía que resetear y reinventar. Buscar otros aires y encontrarme con mi propio espacio.

Y llegaste a México meses antes del levantamiento del EZLN en Chiapas, el 1 de enero de 1994
¿se trató de tu primera experiencia como corresponsal extranjero?

– Exacto, el 1 de enero de 1994. Encontré mi espacio en las montañas del sureste mexicano . Se había levantado el ejercito zapatista de liberación nacional. El EZLN. Me encontraba con mi historia, me encontraba con mi luz. Mi primera historia y una de mis grandes historia de los últimos 44 años de periodismo.

LA VUELTA A CHILE PARA CERRAR UNA ETAPA

Las fotos que hizo en Chiapas en la segunda mitad de los noventa se hicieron famosas y hasta hoy circulan por las redes. Ya sea el retrato en que pilló al sub-comandante Marcos fumando o una marcha de indígenas bajando de un monte en la selva Lacandona, fueron la representación de dicho movimiento.

En la vorágine se fue quedando y quedando en México. Pero algo estaba inconcluso para él. Un trabajo comenzado en su tierra, al sur del mundo, le quitaba el sueño. Así, en medio de la cobertura de las protestas de los maestros en Oaxaca, en 2006, al enterarse de que el dictador Pinochet estaba gravemente enfermo, decidió hablar con su editor para venir a cubrir una historia que atravesaba su vida.

Volvió a Chile a esperar la muerte del tirano.

En la foto que hiciste al féretro de Pinochet cerraste un proceso ¿nos puedes contar un poco de esa experiencia?

– Estaba en Oaxaca cuando me enteré de que a Pinochet le quedaba poco. Tomé una decisión y hablé con mi editor para que me mandara a Chile porque sabía que se iba a morir. Me demoré unas semanas en llegar a Chile y cuando llegué mis colegas me preguntaban mis razones y les costaba entender. Pero a los pocos días de llegar, Pinochet se murió. Es lo que estaba esperando. Me inscribí como periodista mexicano para entrar a la Escuela Militar, esperé toda una mañana poder hacerlo y cuando lo conseguí busqué un lugar, que era el segundo piso en donde se veía el féretro. Esperé varias horas hasta que un rayo de sol entrara por una de las ventanas e iluminó el rostro del dictador justo cuando cambiaba la guardia. En ese momento hice click. La foto de del féretro de Pinochet fue la última foto que hice para terminar la historia de la dictadura.

Hecha la foto volvió a México.

Era hora de cerrar esa historia.

Se preocupó así de juntar sus fotos de la época de la dictadura para publicar un libro que tituló ‘17 Años de Dictadura Militar’, además de una exposición en el Museo de Memoria y Tolerancia.

Estaba limpio de nuevo y con el ánimo de abordar nuevos temas.

¿Qué pasa con la mirada de un fotógrafo al enfrentarse a Centroamérica?

– Cuando me tocó enfrentarme a las historias en Centroamérica, yo lo veía con otros ojos. Sin haber estado allí antes se me abría aquel baúl de mis recuerdos, todo fluía, la luz, la composición, la semántica la textura, todo estaba ahí.

¿Qué sensaciones te ha dejado cubrir la ruta de la migración, considerando que también eres migrante?

– Soy un migrante y un patiperro que carga con una mochila llena de historias y voy viajando con mi compañera inseparable contado nuevas historias. Esta compañera inseparable es mi cámara.

¿Qué cámara has usado?

– La primera vez Canon, en la década de los ochenta y hasta 1984. Luego Nikon y hoy estoy usando Sony.

¿Cuál es la importancia hoy de los fotoperiodistas que están en la Franja de Gaza?

– Veo que es muy difícil para los periodistas trabajar en la Franja de Gaza donde se viven las atrocidades y la injusticia.

Mauricio Becerra R.
El Ciudadano

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