Las apuestas de Barack Obama

Barack Obama ha anunciado que en agosto del 2010, una buena parte de las tropas americanas que se encuentran actualmente en Iraq serán repatriadas

Por Mauricio Becerra

17/03/2009

Publicado en

Columnas / Pueblos

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Barack Obama ha anunciado que en agosto del 2010, una buena parte de las tropas americanas que se encuentran actualmente en Iraq serán repatriadas. Se quedarán por un año o tal vez menos, de 30.000 a 50.000 soldados para reforzar la débil democracia iraquí y para tutelar las grandes compañías americanas que se están ocupando de la reconstrucción del país.

El nuevo presidente americano ha hablado también de una nueva estrategia en Oriente Medio y Asia Central que en teoría debería implicar a todos los países de esa extensa área, incluyendo Irán y Siria, que el anterior presidente de los Estados Unidos George W. Bush calificaba como “países canallas”. Ahora la Casa Blanca, anulando esa clasificación impropia, está iniciando una nueva política. Se nota claramente un nuevo espíritu que, esperamos, acabará con ese conflicto impopular como la “guerra preventiva” declarada a Iraq, confiando una nueva y posible era de leadership en una región de grandes contrastes políticos.

Para que sus palabras sean creíbles, Barack Obama tiene que afrontar y atacar al terrorismo islámico empezando por su misma raíz, es decir en Afganistán y en Pakistán. La expedición de la OTAN en Kabul y alrededores no ha obtenido hasta hoy ningún suceso, mejor dicho ha logrado renovar los miles de nacionalismos de toda esa zona.

Los talibanes han demostrado la inconsistencia del presidente títere Hamid Karzan, del que ahora, incluso los mismos americanos quieren librarse. En este país, los extremistas religiosos más fanáticos están presentes en toda la región y atacan continuamente con dureza las fuerzas occidentales, incluso cuando la presencia es más civil que militar. Estos fanáticos que se autodefinen soldados de Allah, son los mismos que esconden en medio a las montañas al líder de Al Qaeda Bin Laden y a Al Zawahiri.

En Afganistán, como también en Pakistán, florece el narcotráfico del opio que sirve para comprar armas y la amistad de las poblaciones locales para poder obtener inmunidad de tránsito de las substancias prohibidas, y, ni siquiera el aumento de la presencia militar americana ha logrado detener este enorme negocio.

El pueblo afgano ha sobrevivido a la ocupación inglesa y a la soviética, ganándose la definición de “cementerio de los imperios”. El Presidente Barack Obama espera seguramente conquistar el corazón de esta población ampliando la cooperación económica e institucional, creando casas, escuelas, centros médicos, hospitales. No es cierto que esta especie de “new deal” sea fácilmente exportable. Muchos especialistas occidentales invitan a no buscar una “victoria” imposible en Afganistán y sugieren preparar una estrategia que permita “salir con honor” de ese pantano afgano en que los ha llevado George W. Bush.

Es bueno también que Washington no se olvide que Pakistán es un aliado inseguro y pululante de fanáticos extremistas islámicos y en posesión de un arsenal nuclear.

por Rodolfo Faggioni
desde Milán, Italia.

El Ciudadano

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