Record en arrestos por marihuana en EEUU

En la última década, más de 8 millones de estadounidenses han sido arrestados con cargos relacionados con marihuana, mientras que las detenciones por cocaína y heroína han declinado agudamente, según Allen St

En la última década, más de 8 millones de estadounidenses han sido arrestados con cargos relacionados con marihuana, mientras que las detenciones por cocaína y heroína han declinado agudamente, según Allen St. Pierre, director ejecutivo de la Organización Nacional por la Reforma de las Leyes de Marihuana (NORML, en inglés).

El año 2006 las detenciones por marihuana marcaron un récord en EEUU, según el Informe del Crimen Uniforme del FBI correspondiente a 2006. Las aprehensiones sumaron 829.627, con un aumento de 43.000 personas respecto a los 786.545 encarcelamientos por marihuana de 2005. La tasa actual de arrestos es de un fumador de marihuana cada 38 segundos, con un total de presos que abarca casi el 44 por ciento de todas las detenciones por droga en Estados Unidos.

El número de arrestados aumentó más de 5.4 por ciento en 2006 respecto a 2005. Del total de 829.627 detenciones, el 89 por ciento correspondió a posesión de marihuana, no a venta, cultivo o manufactura. Las detenciones por posesión excedieron a las capturas por todos los crímenes violentos combinados, como viene ocurriendo por años. El resto de los detenidos [11 por ciento], incluyendo a quienes cultivaban marihuana para uso personal o médico, recibió cargos por venta o manufactura.

En abril de 2008 se difundió un estudio sobre las detenciones por marihuana de la ciudad de Nueva York, encargado al Queens College, donde se informa que entre 1998 y 2007 la policía de la ciudad arrestó a 374.900 personas, cuyo crimen más grave fue la ofensa por marihuana, considerada un delito menor y de bajo nivel. La cifra resulta ocho veces más alta que el total de 45.300 detenciones registrado entre 1988 y 1997. Casi el 90 por ciento de los arrestados entre 1998 y 2007 fueron hombres, pese a que los estudios nacionales muestran un consumo de marihuana igual entre hombres y mujeres. Y mientras esos estudios nacionales revelan que los blancos son más propensos a utilizar la marihuana que los negros y latinos, el estudio de Nueva York indicó que el 83 por ciento de los arrestados eran negros o latinos. Los negros cubrieron el 52 por ciento de las detenciones, en tanto los latinos y otra gente de color alcanzó el 33 por ciento, mientras los blancos llegaron sólo al 15 por ciento. (1)

Respecto a la edad, aproximadamente el 30 por ciento de los arrestados nacionalmente estuvo por debajo de los 20 años. El medio oeste muestra que el 57 por ciento de todas las detenciones estuvo relacionadas con marihuana, mientras que una región con pocas detenciones fue el oeste, con 30 por ciento. Probablemente, este resultado se debe a que en los estados occidentales, por ejemplo en California, se des criminalizó a la marihuana a nivel estadal y local desde hace varios años.

«Hacer cumplir la prohibición de la marihuana… ha conducido a las detenciones de casi 20 millones de estadounidenses, sin importar el hecho de que unos 94 millones de americanos reconocen haber utilizado marihuana durante sus vidas», dijo St. Pierre.

En los últimos quince años las detenciones por marihuana han aumentado en 188 por ciento, mientras la opinión pública exhibe cada vez más tolerancia y el uso personal conocido, básicamente no ha tenido cambios. «La escalada constante de las detenciones por marihuana está sucediendo en desafío directo a la opinión pública», según Rob Kampia, director ejecutivo del Proyecto Política de la Marihuana, de Washington DC. “Los votantes de las comunidades de todo el país –desde Denver a Seattle, de Eureka Springs, Arkansas, a Missoula County, Montana– han aprobado medidas diciendo que no quieren que las detenciones por marihuana sean una prioridad. Con todo, las detenciones por marihuana siguen marcando un récord absoluto por cuatro años consecutivos…» Entretanto, hace cumplir las leyes sobre marihuana cuesta de 10 a 12 mil millones de dólares al año.

* ACTUALIZACIÓN DE BRUCE MIRKEN

Esta historia fue esencialmente una porción de una historia anual más grande, los Informes [anuales] del Crimen Uniforme (UCR, en inglés) del FBI, cuyo reporte correspondiente a 2006, lanzado en septiembre de 2007, marcó el cuarto año consecutivo en que las detenciones por marihuana marcaron un nuevo récord. Mientras que el UCR, como es costumbre, consigue amplia cobertura, el único de los grandes medios que se ocupó de observar el récord de la detención por marihuana fue el servicio de noticias de la agencia Reuters. Los directivos del Proyecto Política de la Marihuana también ofrecieron dos o tres entrevistas en radios locales, y la historia también fue tomada en una forma o en otra por un puñado de otros medios –más notablemente por la columna de Bill Steigerwald en el conservador Pittsburgh Tribune-Review, AlterNet, y por el blog de Andrew Sullivan en The Daily Dish.

Esto es típico en la tendencia de los medios de comunicación que tienen una visión de la política de la marihuana a través de los lentes de los estereotipos Cheech-and-Chong, como una historia trivial de menor importancia, más una curiosidad que una noticia seria. Pero los números escarbados sugieren algo que merece más atención: casi 830.000 detenciones anuales por marihuana, donde cerca del 89 por ciento es aprehendido por la simple posesión, no por vender o traficar. Eso equivale a una detención por marihuana cada 38 segundos y más detenciones por posesión de marihuana que por todos los crímenes violentos combinados. Póngalo de otra manera: equivale a arrestar a cada hombre, mujer y niño en el estado de Dakota del Norte, más cada hombre, mujer y niño en Des Moines, Iowa, en un año y hacer la misma cosa cada año, año tras año. Todo esto tiene un costo total para los contribuyentes estimado desde 14 mil millones a 42 mil millones de dólares por año.

La nueva estadística nacional de arrestos no estará disponible hasta después que se publique este libro, pero continúan emergiendo datos científicos que demuelen a los encubiertos intelectuales de la prohibición de la marihuana. Los estudios continúan encontrando que la marihuana es menos tóxica o adictiva que drogas legales como el alcohol y el tabaco, mientras en Gran Bretaña, donde la mayoría de las detenciones por posesión de la marihuana fueron descontinuadas en enero de 2004, el uso de la marihuana ha declinado constantemente desde que las detenciones pararon, según encuestas oficiales del gobierno. Tristemente, aunque los consejeros científicos del gobierno británico urgieron a la continuación de la política de ningún arresto, a la fecha de esta escritura (mayo de 2008), el primer ministro Gordon Brown aparece resuelto a lanzar una nueva medida represiva.

En EEUU, las muestras más claras de progreso han venido de esfuerzos de permitir el uso médico de la marihuana. Doce estados ahora tienen leyes médicas de la marihuana y en Michigan la propuesta de una iniciativa médica de la marihuana en la balota de las elecciones de noviembre 2008, ganó casi dos a uno en la única encuesta pública lanzada hasta ahora. El candidato presidencial demócrata Barack Obama ha indicado que él terminaría la guerra federal contra las leyes médicas de la marihuana de ese estado, y su compañera demócrata Hillary Clinton también indicó una cierta buena voluntad para repensar la política federal. El republicano John McCain ha expresado que apoya la ley federal actual.

Información extensa sobre la política de la marihuana y los esfuerzos por cambiar nuestras leyes actuales está disponible en el Proyecto Política de la Marihuana, www.mpp.org o en el teléfono 202-462-5747. Un boletín de noticias más vasto sobre política de la droga es Drug War Chronicle, en www.stopthedrugwar.org.


*ACTUALIZACIÓN DE PAUL ARMENTANO

Desde que comenzó mi acercamiento a NORML [Organización Nacional por la Reforma de las Leyes de Marihuana] a mediados de la década de 1990, he observado cómo crece cada año la cantidad de estadounidenses arrestados por las violaciones de menor importancia de la marihuana –desde el bajo nivel moderno de 288.000 en 1991 a un récord de 830.000 en 2006. La cobertura de los grandes medios a estas tasas de detención que se elevan súbitamente sigue siendo nominal, a pesar de este casi 300 por ciento de aumento en faltas de menor importancia (casi 90 por ciento de todas las detenciones de la marihuana se deben a la ofensa de la posesión).

El desinterés de los medios sobre este tema resulta preocupante dado que los datos sobre detención provienen del Informe del Crimen Uniforme [en EEUU] del FBI y que otros aspectos de este reporte (por ejemplo, ¿aumentan o caen las tasas de crímenes violentos?) cada año generan tradicionalmente centenares de historias importantes de noticias. Igualmente, preocupa el hábito de los medios de atribuir incorrectamente estas figuras de la detención por marihuana a NORML más bien que al FBI, la organización de aplicación de ley que actualmente pesquisa y da a conocer los datos.

Discutible, pero el resultado más perturbador del crecimiento de estas detenciones es que ahora un número récord de americanos está siendo solicitado por las cortes para atender “programas de tratamiento de droga” por la marihuana, sin importar si requieren el tratamiento (no más) o no.

Según los datos más recientes y la estadística nacional, más del 70 por ciento de todos los individuos en tratamiento de drogas ahora está siendo colocado a disposición del sistema criminal de justicia. De ésos enrolados en el tratamiento, más de uno de cada tres incluso no había utilizado marihuana en los 30 días anteriores a su admisión [en el programa de tratamiento]. Todavía, falsamente, la Casa Blanca arguye que estas tasas de admisión justifican la necesidad de continuar arrestando a los usuarios de cannabis, pese al hecho de que es la política, no la droga por sí misma, lo que realmente está aprovisionando de combustible al tratamiento por droga.

Finalmente, debe ponerse énfasis en que el desproporcionado procesamiento criminal por marihuana afecta a ciudadanos según su edad, un hecho que demasiado a menudo se pasa por alto, pero tiene implicaciones serias para quienes trabajamos en reformar la política de la droga. Según un estudio comisionado en 2005 por la fundación NORML, el 74 por ciento de todos los estadounidenses que “reventaron el pote” ahora están por debajo de los treinta años de edad, y uno de cuatro tiene dieciocho o es más joven. Aunque esta gente joven sufre lo máximo posible bajo nuestras leyes actuales, carece de los medios financieros y de capital político como para influir o desafiar con eficacia a los políticos. La gente joven también carece de dinero para financiar adecuadamente un movimiento de reforma de la ley de drogas en un nivel necesario para representar y proteger adecuadamente sus intereses. Consecuentemente, las detenciones de la marihuana continúan subiendo imbatibles y pocos en la prensa –e incluso pocos legisladores–s
ienten necesidad o suficiente presión política para tratarla.

* Paul Armentano es director de NORML y de la Fundación NORML en Washington, D.C.

Cita:
1.  Jim Dwyer, “On Arrests, Demographics, and Marihuana,” The New York Times, April 30, 2008 Título: “Marihuana Arrests Set New Record for Fourth Year in a Row”

Título: “Marihuana Arrests for Year 2006—829,625 Tops Record High”
Por Bruce Mirken y Paul Armentano*
Estudiantes investigadores: Ben Herzfeldt y Caitlyn Ioli
Consejero de la Facultad: Pat Jackson, Ph.D.
En Marihuana Policy Project, September 27, 2007
National Organization for Reform of Marihuana Laws, September 24, 2007
Traducción: Ernesto Carmona

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