Resurge en Argentina la derecha golpista

Este domingo los argentinos votan la renovación de la mitad de los 257 escaños de diputados y un tercio de los 72 senadores

Por Mauricio Becerra

28/06/2009

Publicado en

Pueblos

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Este domingo los argentinos votan la renovación de la mitad de los 257 escaños de diputados y un tercio de los 72 senadores. Las elecciones definen el mapa político del país antes de las presidenciales de 2011. una fuerte campaña de derecha contra el gobierno de Cristina Fernández ya empezó.

La resurrección casi impensable de la derecha pro dictadura militar, que pretende reinstalar los esquemas neoliberales de los años 90, es lo que da otra dimensión a las elecciones legislativas de este domingo. Sectores de izquierda o centroizquierda están jugando el destino del país a la presencia de uno o dos diputados en el Congreso, como antes la desunión de algunos de ellos entregó la ciudad capital a una opción derechista.

Éste es el resumen de lo que opinan analistas. Algunos, como Néstor Gorojovsky, sostienen que hay “signos evidentes de que determinados sectores intentan una revolución de colores al estilo centroeuropeo, pero en Argentina”.

Confirman esa apreciación el conjunto de voces opositoras amenazantes, como Elisa Carrió, del Acuerdo Cívico Social, que habló de la operación desmoronamiento, o los anuncios de Unión-Pro (la derechista Propuesta Republicana) y su plan de reprivatización.
Los opositores al gobierno proponen un rompimiento con Venezuela, el alejamiento del Mercosur, políticas dictatoriales de seguridad, todo ello convalidado por la mayoría de los medios, que no admiten la posibilidad de una nueva ley de radiofusión, un hecho de recuperación constitucional para una mayoría de la sociedad sin voz.

Además de Gerardo Morales, presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), quien afirmó que el 29 de junio empieza la violencia; también Hugo Biolcatti, de la Sociedad Rural, aliada a todas las dictaduras del país, mencionó junto al periodista Mariano Grondona la posible suplantación de la presidenta Cristina Fernández por el vicepresidente Julio Cobos.

A esto se une la dinámica de los correos electrónicos de la ultraderecha y los militares de la pasada dictadura, que circulan con mensajes como se acabaron los zurditos. Todo eso a partir del próximo 29 de junio, el día después.

El 19 de junio pasado el conservador periódico La Nación publicó un editorial llamando a prevenir el fraude electoral, sin especificar argumentación seria.

Gorojovsky advierte que se prepara una revolución celeste y blanca y que si el oficialismo gana las legislativas, “los opositores gritarán ‘fraude’ y tratarán de concentrar una masa de seguidores que exijan la renuncia de la presidenta. Y si pierde, afirmarán que ‘en minoría no pueden gobernar’ y exigirán la renuncia” de Fernández.

Los patrones del campo están en la primera línea de estas convocatorias. En reciente reunión de la Mesa de Enlace, Eduardo Buzzi, quien fuera en otro momento un dirigente progresista de la Federación Agraria Argentina, amenazó, junto con sus compañeros de mesa directiva, con la posibilidad de nuevos bloqueos carreteros tras las elecciones y demandó al candidato del Pro-Peronismo en la provincia de Buenos Aires, Francisco de Narváez, que derrote al gobierno.

Por su parte, el ultraderechista rabino Sergio Bergman afirmó el 12 de junio que “Caracas ya está en Buenos Aires, no sólo por afinidad política internacional, sino porque ya hay piqueteros que son financiados con recursos venezolanos”.

También el analista Hugo Presuman alude a los medios internacionales en esta campaña y al papel negativo que han representado sectores de izquierda –en este caso hay críticas a Fernando Pino Solanas– que han abierto brechas a esa misma derecha, que a nivel medios terminó apoyándolos.

Detrás de los rastros de estos candidatos opositores están organizaciones extranjeras como la National Endowment Foundation o la Agencia internacional de Desarrollo de Estados Unidos, consideradas la cara social de la CIA.

Una de ellas es la Fundación Libertad en Rosario, Santa Fe, con oficinas en provincias estratégicas, que cumplió un papel clave en apoyo al paro del campo en 2008.


Stella Callón

La Jornada

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