Doble rasero nuclear: Arabia Saudí puede enriquecer uranio, para Irán está vetado

Una empresa argentina desarrolla el primer reactor que debe inaugurarse a finales de año

El posible enriquecimiento de uranio ha desatado gran preocupación a nivel mundial por la desconfianza en Riad, debido a los crímenes que sigue cometiendo en Yemen, y al hecho de que el desarrollo nuclear abre la puerta a su uso militar


Arabia Saudí anunció que busca seguir adelante con el ciclo completo del programa nuclear, incluida la producción y el enriquecimiento de uranio para competir con Irán, un país que se encuentra bajo el  asedio de Washington por desarrollar esta misma tecnología.

“Estamos procediendo con cautela. Estamos experimentando ya con dos reactores nucleares«, reconoció el lunes el ministro saudí de Energía, el príncipe Abdelaziz bin Salman al Saud, en su primera aparición pública desde que su padre, el rey Salman, dictara su nombramiento el pasado sábado.

Esta declaración, que tuvo lugar durante una conferencia en Emiratos Árabes Unidos, es la admisión más clara por parte de las autoridades de Arabia Saudí de que han decidido pisar el acelerador en la carrera nuclear en el Golfo Pérsico.

Arabia Saudí confirmó que entrará en la carrera nuclear e impulsará proyectos de enriquecimiento de Uranio. Foto: Enernews.

Durante una visita a Estados Unidos el año pasado, el Príncipe heredero y ministro de Defensa saudí, Mohamed bin Salman, ya  había advertido que su país  tenía intención de explorar un programa de desarrollo de armas nucleares si Irán, su principal rival en Oriente Próximo, seguía avanzando por ese camino.

«Arabia Saudí no quiere adquirir ninguna bomba atómica pero, sin lugar a dudas, si Irán desarrolla la suya, secundaremos sus pasos en cuanto nos sea posible«, advirtió.

La meta a corto plazo del Reino saudí es que su primer reactor, obra de una empresa estatal argentina, entre en funcionamiento para finales de este año.

«Se trata de un reactor nuclear de muy baja potencia, de entre 30 y 100 kilovatios. Es una instalación de entrenamiento que ha sido diseñada por una compañía argentina», indicó a El Mundo Rafael Mariano Grossi, embajador argentino en Austria y representante permanente del país en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

El Reino saudí desarrolla con una empresa argentina un reactor nuclear que debe inaugurarse a finales de este año. Foto: The Bulletin.

«Tiene como uso la investigación y no tiene nada que ver con la producción de energía», precisó el diplomático.

Posteriormente, Riad busca disponer todo el ciclo nuclear, incluida la producción y enriquecimiento de uranio para combustible atómico.

De este modo, el programa de enriquecimiento de uranio podría arrancar el próximo año, para que la nación árabe pueda contar con una capacidad nuclear de 17,6 gigavatios, equivalente a unos 16 reactores para 2032.

Una de las versiones es que el mayor productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), golpeado por los bajos precios del barril de crudo, necesita la energía atómica para diversificar sus fuentes y oferta energética.

Mientras que la otra apunta a que Riad no puede permitirse que Teherán pueda contar con tecnología nuclear que pueda ser usada para fines militares.

«La saudí es una declaración política, no científica. Durante mucho tiempo se ha entendido implícitamente que si Irán se acerca u obtiene un arma nuclear, Arabia Saudí probablemente daría los pasos necesarios para conseguirla también», declaró a El Mundo David Roberts, profesor de la escuela de estudios de seguridad del King’s College de Londres.

Riad ha apoyado la presión y sanciones aplicadas por Washington a Teherán por el desarrollo de su programa nuclear. Imagen: Web.

Presión sobre Irán

El impulso de Riad al enriquecimiento de uranio se da justamente durante una coyuntura marcada por la retirada del Gobierno de Donald Trump del pacto nuclear firmado en 2015 en Viena, entre Irán, Francia, Reino Unido, Rusia, China, Alemania, la Unión Europea y Estados Unidos; y el relanzamiento del programa de enriquecimiento de uranio de Teherán.

A raíz de este escenario, la Casa Blanca ha dictado varias rondas de sanciones, cada una más dura,que la otra, para ejercer presión sobre el gobierno persa, que cada día resiste e impulsa su programa nuclear.

Irán anunció la puesta en marcha de 40 centrifugadoras avanzadas para aumentar sus reservas de uranio enriquecido. Foto: HispanTv.

A principios de semana,  el OIEA informó que la República Islámica había instalado nuevas centrifugadoras que permiten producir más uranio enriquecido a mayor velocidad. Por eso es que en las últimas dos semanas el número de equipos se ha duplicado.

Asimismo, la nación persa reconoció la puesta en marcha de 40 centrifugadoras avanzadas.

Hemos empezado a levantar las restricciones para nuestra investigación y desarrollo impuestas por el pacto; eso incluirá el desarrollo de centrifugadoras más rápidas y avanzadas” destinadas a aumentar las reservas de uranio enriquecido, señaló  el portavoz de la Agencia de Energía Atómica de Irán (AEAI), Behruz Kamalvandí.

Advirtió que su  país “es capaz de aumentar el nivel de enriquecimiento de uranio no solo al 20 %, sino mucho más”.

Empresas estadounidenses participarán en el proyecto nuclear saudí. Foto: Web.

Un negocio para Trump

Para avanzar en su carrera nuclear, Riad ha llamado a concurso a varias empresas para participar en el enriquecimiento de uranio y han acudido compañías de Rusia, Corea del Sur, China, Francia y también de Estados Unidos.

De hecho, el subsecretario del Departamento de Energía, Dan Brouillette, declaró recientemente el interés de Washington de hacer parte del multimillonario proyecto nuclear.

Sin embargo, aseguró que la sección 123 de la Ley de Energía Atómica de Estados Unidos de 1954 debe ser contemplada en cualquier acuerdo nuclear con Riad.

“Es importante para nosotros, con respecto a la tecnología estadounidense, que vamos a buscar un acuerdo 123”, indicó el funcionario.

El funcionario señaló que si Arabia Saudí busca desarrollar tecnología nuclear, debe hacerlo bajo un régimen estricto de control estadounidense que impida la proliferación de armas nucleares. Lo que se traduce que si quieren enriquecer uranio solo lo harán si Washington y las empresas norteamericanas tienen participación en el ambicioso proyecto.

Es tanto el interés de la Casa Blanca, que hasta la fecha, el Departamento de Energía ha concedido hasta siete permisos para la transferencia de información nuclear sensible al gobierno saudí sin ser sometidos a la aprobación de Congreso.

Incluso, en febrero pasado la Comisión de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes emitió un informe de 24 páginas en el que se enumeran las medidas tomadas por la Administración Trump para conseguir que las empresas estadounidenses cuenten con el apoyo necesario a fin de construir centrales nucleares en Arabia Saudí, a pesar de que se podría aumentar el riesgo de que se propague la tecnología necesaria para fabricar armas nucleares.

Varias las transferencias de información nuclear se realizaron luego del asesinato del periodista saudí Jamal Kashoggi en el consulado de la nación árabe en Turquía, ocurrido en octubre de 2018.

El informe señaló que la investigación es “particularmente crítica” porque, al parecer, los esfuerzos de la Administración estadounidense para entregar tecnología vital a la monarquía árabe están en curso.

“Dentro de Estados Unidos, los fuertes intereses comerciales privados presionan agresivamente para trasferir tecnología nuclear altamente sensible a Arabia Saudí”, alertó Brouillette, al tiempo que afirmó Trump está “directamente involucrado en dicho esfuerzo”.

“En los últimos dos años, el presidente estadounidense Donald Trump, su yerno Jared Kushner y el secretario de Energía, Rick Perry, se han dejado ver por Riad en busca de un contrato (nuclear)”, reveló El Mundo.

El gobierno de Donald Trump apoya el desarrollo nuclear saudí y condena el de Irán. Imagen: Web.

Doble rasero nuclear

Si las empresas estadounidenses son seleccionadas en la licitación del proyecto de enriquecimiento de uranio, el reino saudí deberá firmar un acuerdo por el cual se compromete a que sus centrales nucleares producirán únicamente energía para consumo civil.

Esto despierta suspicacia, ya que es el mismo argumento que emplea el Gobierno de Irán para defender  su programa nuclear, frente a los ataques y sanciones aplicadas por la administración Trump bajo su campaña de “máxima presión”, que casualmente cuenta con el apoyo irrestricto de Riad.

Si Irán lo hace está mal, pero si Arabia Saudí desarrolla tecnología nuclear y yo obtengo ganancias está más que bien, pareciera ser la postura del gobierno estadounidense sobre este tema.

Existe el peligro que Arabia Saudí enriquezca uranio para fabricar una bomba atómica. Foto: Hispan Tv.

Peligro de armas nucleares

El avance de la monarquía wahabí en su plan nuclear ya ha desatado gran preocupación a nivel mundial por la desconfianza en Riad, debido a los crímenes que sigue cometiendo en Yemen, y al hecho de que el desarrollo nuclear abre la puerta a su uso militar.

Aunque los reactores atómicos necesitan uranio enriquecido con una pureza de alrededor del 5 %, la misma tecnología también puede utilizarse para enriquecer el metal pesado a niveles más altos de grado armamentístico.

Para sumar leña al fuego de la desconfianza, el Reino saudí aún no ha aceptado las normas internacionales necesarias para asegurar que su programa atómico no se utilice en la construcción de armas nucleares.

Incluso, la agencia Reuters reveló que el progreso en las discusiones con el Congreso de EE. UU. ha sido difícil porque Riad no quiere firmar un acuerdo que descarte la posibilidad de enriquecer uranio o reprocesar el combustible gastado, ambos caminos potenciales hacia una bomba.

En cualquier caso, antes de adelantar cualquier programa nuclear, el Gobierno saudí debe aceptar las regulaciones internacionales así como las inspecciones del OIEA para garantizar que no se emplea en la fabricación armamentística

Lo que está claro es que con el apoyo de Donald Trump, Arabia Saudí ya emprendió su camino para privatizar su estatal petrolera Aramco e impulsar su programa nuclear, con el objetivo de dominar el Medio Oriente y tratar de arrinconar a Rusia e Irán (rivales de Washington).

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