La pesadilla de la casa propia

La actual política habitacional además de edificar viviendas estrechas y de dudosa calidad para los más pobres, hace que estos terminen pagando tres veces el costo de una casa que no supera los 3 millones de pesos

Por Mauricio Becerra

09/03/2009

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La actual política habitacional además de edificar viviendas estrechas y de dudosa calidad para los más pobres, hace que estos terminen pagando tres veces el costo de una casa que no supera los 3 millones de pesos. Además, el Serviu deja en manos de los bancos las deudas, los que no tienen asco en rematarlas pese a que sus moradores ya han pagado casi el 80 por ciento de ellas. Es lo que hoy está viviendo Elizabeth, de La Pintana.

Elizabeth Mella saca nerviosa sus papeles dentro de una curtida carpeta. Mientras los saca se le cae la tarjeta Bip y el carné de identidad. No es la primera vez en el día que muestra los papeles a alguien, tampoco el primer día que cruza la ciudad buscando ayuda. Y tiene prisa porque el viernes pasado le llegó una nota judicial anunciando el desalojo y remate de su vivienda este miércoles 11 de marzo.

Elizabeth es comerciante de feria y vive en la villa José Donoso de La Pintana hace 6 años. Vive con 2 de sus hijos, la pareja de uno de ellos y 2 nietos en una casa que cuando la compró costaba 690 UF. Alcanzó a pagar 46 dividendos, que los primeros 12 meses le costaron 80 lucas mensuales; los siguientes 12 meses la cuota subió a 90 lucas y, los últimos 14 meses pagó 110 mil pesos al mes.

Incluso en los primeros 4 años siguió viviendo en casa de mamá mientras arrendaba su casa para poder pagar los dividendos.

El 2007 recibió la notificación de que su casa iba a remate luego de que no pudiera pagar el dividendo. Desde la fecha ha ido a repactar, pero no le aceptan al no tener aval. Claro que una vez que tuvo dinero pagó nuevamente el dividendo por otros 13 meses.

Hoy lleva 20 meses morosa, pese a que confiesa que ya ha pagado unos 7 millones de pesos y medio al banco. La casa costaba 650 UF y hoy está avaluada en 4 millones 200 mil pesos.

Hoy debe 2 millones 200 mil pesos y ha ido a ver hasta al abogado jefe del banco Santander intentando hacer una repactación. Incluso, consiguió que le prestaran cheques para pagar por mientras la cantidad en 6 cuotas mensuales. Pero las condiciones del banco son inflexibles: tiene que pagar todo al contado.

COPEVA

Una primera casa ubicada en Quilicura, cuyo subsidio obtuvo su esposo, se le cayó el techo. Era de las viviendas Copeva y la salida fue la devolución de las 210 UF pagadas. Claro que se les dio de plazo un mes para que adquirieran otra vivienda o si no se les devolvía el departamento Copeva y no tendrían subsidio.

“Me siento tan tonta hoy, porque en ese momento lo que más anhelaba era tener mi casa y uno no se da cuenta en que se mete por la desperación”- confiesa Elízabeth

La mala experiencia y la necesidad de contar con un espacio propio la hicieron meterse a una cooperativa de vivienda que terminó adquiriendo la casa en la que vive hoy a través de un crédito del Banco Santander.

Elizabeth hoy sólo quiere un plazo de 3 meses para pagar la deuda con el banco. “No tengo la plata ahora, pero sé moverme y me he sacado la chucha por pagarles”.

En la villa José Donoso ya se han rematado 3 casas, una de ellas por deber 6 dividendos. Ante ello, los vecinos se preparan para que no sigua ocurriendo, porque muchos tienen los mismos problemas. “Le vamos a entregar un ladrillo de la casa si llegan a desalojar a Elízabeth”- sentencia un vecino.

El Ciudadano

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