Modelo chileno de explotación del litio: a la medida de las transnacionales privadas

Los tres países productores de litio en América latina siguen modelos diferentes de explotación. Si Bolivia aseguró la propiedad estatal en la gestión de los recursos, promoviendo la vinculación con empresas extranjeras a cambio de transferencia tecnológica y productiva, en Argentina hay laxitud en la entrega de concesiones sin grandes exigencias a cambio. En Chile, en tanto, se apuesta a la entrega del litio a la Unión Europa, ya sea a través de su venta directa o la entrega de nuevos salares para su explotación.

Modelo chileno de explotación del litio: a la medida de las transnacionales privadas

Autor: Mauricio Becerra

Las condiciones de Chile en la producción del mineral blanco son privilegiadas. El país comparte junto a Bolivia y Argentina el triángulo del litio, integrado por el salar de Hombre Muerto (Argentina), el de Atacama (Chile) y Uyuni (Bolivia), en donde se calcula están el 80% de las reservas de litio en salares del mundo.

La investigadora de la Universidad de Antofagasta, Ingrid Garcés, destaca que las condiciones del Salar de Atacama -de ausencia de humedad y cercanía con puertos marítimos- permite que las condiciones de explotación para Chile sean las de más de bajo costo. En la actualidad en el país se genera el 34% de la producción mundial de litio.

Sin embargo, pese a las virtuales alianzas que los tres países podrían establecer en función de tener un mayor control del precio del litio en los mercados de divisas, cada país ha desarrollado su propio modelo de explotación. Así, en Bolivia se ha desarrollado una política del litio basada en el control estatal del recurso y la complementación con empresas extranjeras que avancen en el desarrollo de procesos industriales dentro del propio país.

Bolivia posee 23 millones de toneladas de litio, concentrado principalmente en los salares de Uyuni, Coipasa y Pastos Grandes. Desde 2008, cuando se acabó con la política de concesiones en el Salar de Uyuni, se entregó al Estado la explotación de sus recursos. Posteriormente, en 2017, se creó la Empresa Pública Nacional Estratégica Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), responsable de la explotación del mineral blanco, y en los últimos años se han firmado convenios con empresas chinas y rusas.

Así, en 2023 la empresa china Qinghai Citic Guoan comprometió una inversión de US$ 857 millones y la instalación de una planta industrial de carbonato de litio en el salar de Uyuni; y la estatal rusa Uranium One Group acordó una inversión de 450 millones de dólares en los salares de Pastos Grandes y Uyuni, con el objetivo para 2025 de tener en Bolivia una Planta Industrializadora de Litio y la producción de baterías de litio. Dicho acuerdo fue refrendado en junio de 2024, en un encuentro entre los presidentes Luis Arce y Vladimir Putin.

En Argentina los proyectos de explotación de litio se caracterizan por su dispersión, estando en manos de diversas compañías de varios países. De 48 yacimientos, principalmente en los salares de Salinas Grandes y Olaroz, ubicados al norte del país, unos 11 son de compañías chinas. En tanto, la treintena restante pertenecen a capitales australianos, canadienses, alemanes, coreanos, ingleses, franceses y norteamericanos.

El investigador Bruno Fornillo, autor de ‘Geopolítica del litio: Industria, ciencia y energía en Argentina’ (2015) y coordinador de ‘Litio en Sudamérica. Geopolítica, energía, territorios’ (2021), llama la atención de que son consorcios automotrices, de grandes bancos o fondos de inversión, los dueños de dichos proyectos, al mismo tiempo que la petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), emblema de la soberanía nacional, sólo explora tenencias menores (1).

Patricia Marconi, bióloga e integrante del Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos comentó con El Ciudadano que en Argentina no hay procesos de evaluación ambiental que se exija a los proyectos de explotación de litio. “Hay una ley general de medio ambiente, pero no se exigen estudios de impacto ambiental ni modelos hidrogeológicos. Así que cada provincia establece sus propias reglas”.

Según Fornillo, se trata de “un mosaico variopinto de firmas que posee la titularidad y totalidad de las tenencias, que utiliza libremente en el mercado financiero mundial, y si se extrae el litio, pagan regalías a las provincias por un porcentaje que ronda el 1,5% y un impuesto a las ganancias nacional, calculado sobre la base de sus propias declaraciones juradas sobre precio y cantidad, gozando además de varias exenciones, deducciones y facilidades impositivas” (1).

LA BLANCURA DEL LITIO

La producción de litio es extractivista y produce grandes perjuicios para los territorios que albergan los salares, condición que es obliterada en su promoción como mineral que acompaña la transición ecológica al ser un insumo básico para el abandono de los combustibles fósiles. Su blancura nívea y su rol en las células fotovoltaicas de baterías esconden que para producir una tonelada del mineral diversos estudios cifran entre un millón a medio millón de litros de agua, los que se pierden, principalmente por las técnicas de evaporación para purificar el metal.

Investigadores de la Universidad Nacional de Jujuy publicaron un estudio (2018), en el que calcularon que se evapora en promedio medio millón de litros de salmuera por tonelada de carbonato de litio.

George Sheperd, doctorando de la Universidad de York (Reino Unido) y quien se ha enfocado en analizar las tensiones ecológicas que acompañan la industria del litio y la transición energética global, comentó con El Ciudadano que en las discusiones en torno del litio aparece una “contradicción fundamental entre la descarbonización como un proyecto global y la protección de territorios ecológicos específicos. Lo vemos con la minería metálica vinculada a la fabricación de baterías eléctricas. Hay un montón de componentes distintos para su producción, y la producción de esas tecnologías sospechosamente limpias requiere de una minería que no ha dejado de ser destructiva”.

El investigador vincula los casos de la minería de litio en Chile, la extracción de tierras raras en China y de níquel en Indonesia. “Son negocios sucios y peligrosos para quienes viven allí, además de destruir el medio ambiente. Hay una tensión intrínseca en esos modos de ver el mundo y responder la amenaza del cambio climático”.

Fornillo coincide con esta advertencia, llamando la atención en la imagen impoluta con que se presenta al litio en las discusiones sobre la transición energética. “La visión perfecta e impoluta del salar no deja ver que los proyectos litíferos succionan la salmuera viscosa que circula bajo la costra salina y las pocas fuentes de agua dulce del lugar, desfondando el salar”- comenta.

También Fornillo destaca la pérdida de agua provocada por las formas de extracción de litio por evaporación. Comenta que “la técnica evaporítica produce residuos formados por las sales de potasio o sodio, por ejemplo. Una explotación de 20.000 toneladas de litio por año generaría luego de una década una cantidad de residuos que ocuparían 11,5 km² por un metro de alto”.

DISPUTA GLOBAL POR MATERIAS PRIMAS

El próximo 1 de agosto de 2024 entra en rigor un arancel de un 100% a los vehículos eléctricos fabricados en China que entren a Estados Unidos, además de un aumento al 25% de impuestos a otros componentes como las baterías de litio. La medida del gobierno de Joe Biden persigue parar el crecimiento de BYD, firma china que superó a la estadounidense Tesla en la venta global de este tipo de vehículos.

La medida también es promovida entre los países que integran el G-7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá), cuyos ministros de finanza están contemplando establecer a los mismos productos tasas de un 30 por ciento. En paralelo, desde marzo pasado, Estados Unidos y Europa prohibieron el almacenamiento de cobre ruso en la Bolsa de Metales de Londres y Comex.

Dichas señales dan cuenta de que la pugna entre las potencias globales y los países emergentes por el control de los minerales estratégicos está adquiriendo nuevos contornos. La narrativa de los grandes medios de un mundo de paz y prosperidad de la mano del libre mercado tras encumbrarse la disputa comercial entre China y Estados Unidos, la aparición de una pandemia que afectó las cadenas de suministro global y la guerra abierta entre la OTAN y Rusia en territorio ucraniano, están dando paso a una nueva fase geopolítica de lucha global entre las grandes potencias por asegurarse los recursos naturales y establecer mercados protegidos ante el incierto mundo que se avecina.

Fornillo destaca que “China apostó por este nuevo paradigma energético desde la crisis financiera de 2008 y hoy lo domina decididamente: es el principal productor y mercado de paneles solares, de molinos eólicos y de movilidad eléctrica” (1).

El investigador argentino considera que este auge del país oriental está provocando que Estados Unidos y Europa comiencen a perder su hegemonía y vean tambalear su predominio industrial y tecnológico. “Nada fuera de la historia: desde el año 0 hasta el siglo XVIII, Europa fue una península asiática. En este marco, el Sur Global deviene un teatro de operaciones y una cantera de naturaleza vital”-comenta el investigador argentino.

Sheperd por su parte, comentó con El Ciudadano que, en la actual carrera entre las grandes potencias por asegurarse de fuentes de materias primas como el litio, “China está al frente de esta carrera en la producción de baterías eléctricas y el suministro de litio a nivel global”.

Sheperd define que China tiene dos objetivos: por un lado, la independencia energética y convertirse en la fábrica de productos que acompañarán la transición energética futura. Considera que los chinos están conscientes de su dependencia de las cadenas de transporte de crudo desde Oriente Medio, posibles de bloquear por Estados Unidos, así que “para tener una base de automóviles eléctricos en su país, necesitan generar energía de otro modo y no tener que importar crudo. Para ello han desarrollado plantas nucleares e hidroelectricidad como base y apuestan por infraestructura en transporte basada en baterías de litio, lo que les entregaría independencia estratégica”.

EL LITIO CHILENO PARA EUROPA

La visita que realizó el presidente Gabriel Boric recientemente a Europa fue precedida por las declaraciones de su canciller, Alberto van Klaveren, quien dijo que para el país sudamericano “es muy importante diversificar sus relaciones económicas internacionales”, ofreciendo ámbitos de inversión en energía eólica y solar, explotación de litio y producción de hidrógeno verde. «En todas esas áreas hay posibilidades de una mayor cooperación con Alemania y Europa”, adelantó van Klaveren antes de la visita.

«Desde hace más de una década la Comisión Europea advierte sobre el riesgo que implica el suministro de los minerales críticos para su economía -comenta por su parte Fornillo- pero con el paso del tiempo el temor a no poder garantizar esa provisión se acrecienta, a punto tal que en mayo de 2023 se comenzó a tipificar como estratégicos ciertos recursos, el litio entre ellos”.

El titular de la cadena Deutsche Welle presentó el último viaje de Boric diciendo que “el mandatario chileno llegó a Alemania buscando inversiones privadas en la explotación del litio”, haciendo además una entrevista a José Miguel Benavente, director de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), quien invitó a empresarios alemanes a “desarrollar encadenamientos productivos con el litio chileno”, junto con intercambios tecnológicos en la producción de hidrógeno verde.

En función de asegurar esta fuente de recursos estratégicos, la Unión Europea, cada ciertos años renueva las cláusulas de los tratados de libre comercio que tiene con países del sur del mundo. Ya antes, en 2023 Boric visitó Francia, Suiza, Bélgica y España, ocasión en la que se negoció el Acuerdo Marco Avanzado con la Unión Europea, que fue firmado en diciembre de 2023 por el representante diplomático chileno en Bruselas.

La economista y doctora en Ciencias Sociales, Marcela Vera, consultada por El Ciudadano, advierte que “Europa utiliza la actualización de los TLC y la herramienta de los Memorándum de Entendimiento para que los países subdesarrollados como Chile garanticen el suministro de las materias primas reconocidos como críticas y así poder mantener los procesos productivos europeos”.

La entrega del litio a capitales europeos también será de la mano del proyecto del actual gobierno de entregar nuevas concesiones para la explotación de nuevos salares hasta el momento vírgenes. Así, se anunció en marzo la apertura de 26 acuíferos para que sean explotados por parte de empresas privadas. La medida fue refrendada por el presidente Boric en Alemania, destacando que Chile es “el segundo productor mundial, y queremos doblar nuestra producción de litio durante la próxima década, para eso se requiere la colaboración público-privada”.

En un comunicado posterior se sostuvo que “Alemania posee un stock de inversiones en Chile de más de US$1.000 millones y tuvo un rol relevante en la modernización del acuerdo marco avanzado con la Unión Europea”.

Para el economista especialista en temas mineros, Jan Cademartori, “es peligroso cuando los países pobres compiten para atraer inversionistas extranjeros ofreciéndole una regulación estatal inferior a la de otros países. Porque los cuando los pobres compiten entre ellos, los que terminan ganando son los ricos. Así los inversores acaban estableciendo condiciones como bajos impuestos, facilidades para explotar la mano de obra, leyes de subcontratación y la no exigencia de mayor valor agregado”.

Cademartori destaca que en Chile rige el modelo de enclave exportador, el cual es caracterizado por el agotamiento progresivo de los yacimientos mineros que no es acompañado de “un proceso de desarrollo industrial, que habría sido la forma de poder generar la incorporación de tecnología a nuestra economía y la generación de empleos calificados. La economía de enclave minero es un boom transitorio, como ya lo experimentamos cuando se agotó el salitre en el norte, transformando así a las regiones anfitrionas de los inversionistas en economía yogurt, es decir, con fecha de vencimiento”.

De igual modo, Cademartori considera que es posible tener inversión extranjera que sea positiva para el país, “siempre que sea orientada a sectores económicos en los que el país tenga menos experiencia; es el camino de la China. Consiguió inversión extranjera en donde ellos no tenían fortalezas».

Según la economista Marcela Vera, las políticas seguidas por el gobierno chileno, “van por una línea opuesta a la construcción que están realizando los BRICS+ o el grupo G-77 más China, que están siendo conscientes de los bienes naturales estratégicos, su industrialización, del cuidado necesario con el ecosistema, pero al mismo tiempo que la rentabilidad que se produce en esos sectores llegue a las grandes mayorías de los países y no quede atada a un pequeño grupo de empresarios privados transnacionales”.

Por Mauricio Becerra R.

Ilustración: Govar

NOTAS

(1) Bruno Fornillo: Las fronteras latinoamericanas del litio
https://nuso.org/articulo/306-fronteras-latinoamericanas-del-litio/


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