¿Qué es ‘el chineo’? el dantesco y salvaje crimen colonial que naturaliza la violación grupal de mujeres indígenas en Argentina

Activistas y grupos feministas en Argentina exigen que el chineo sea declarado un crimen de odio hacia los pueblos originarios.

Chineo

Movimientos indígenas y colectivos feministas intensificaron la campaña para denunciar y combatir «el chineo», un crimen colonialista que persiste en varias provincias de Argentina y que permite que hombres blancos violen en grupo a las mujeres de los pueblos originarios, incluidas menores de edad.


Este delito, que está naturalizado en las comunidades pero del que poco se hablaba, fue expuesto en mayor pasado durante el Tercer Parlamento Plurinacional de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir que se realizó en Salta, una de las provincias más afectadas.

Ahí, más de 250 mujeres pertenecientes a 20 naciones indígenas lanzaron la campaña «¡Abolición del chineo, ya!» y «¡Basta de chineo!» que permitió visibilizar una práctica que data de la Conquista española y que calificaron como criminal, racista, colonial y sistémica, reseña RT.

Uno de los ejes de la estrategia es utilizar los términos que usan los varones que cometen estos crímenes, y que se convocan con frases como «salir a chinear», es decir, salir a «cazarlas». Si son patrones, mandan a los hombres indígenas a trabajar en los campos para alejarlos de sus viviendas e ir a violar a sus mujeres e hijas. Otra forma es comenzar a acosarlas, decirles piropos y, finalmente, abusar de ellas.

«Al habla de violación grupal, como quiere llamarlo cierto sector político, se omite la carga colonial y racista de esta práctica, es decir, se niega la historicidad del crimen que data desde la colonización hasta nuestros días», explica en su manifiesto el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.

«Utilizamos la palabra chineo como categoría política para redimir el origen de este crimen colonial que da cuenta de cómo se han racializado nuestros cuerpos territorios y devaluado nuestras vidas. Vamos a seguir utilizándola hasta erradicar la impunidad», advierten.

También reconocen que el término es una palabra ajena a la cosmovisión indígena y que incluso ofende a muchas mujeres de esas comunidades. «Pero creemos que el único modo de desnaturalizar una práctica silenciada históricamente es describirla y llamarla por el nombre con que se la conoce y se reproduce. Si la omitimos, estamos negando que ellos la llaman así», explican.

La violencia en Argentina

El objetivo de la campaña, que con el paso de los meses se ha expandido, es que el «chineo» sea tipificado como crimen de odio y violencia sexual hacia mujeres y niñas de los pueblos originarios. Y, sobre todo, que sea imprescriptible.

Mientras los colectivos se movilizaban, cada vez fue más clara la necesidad de su lucha. A mediados de julio, por ejemplo, se desató un escándalo luego de que Rubén Omar Cuellas, un docente de la provincia de Chaco, usara imágenes sexualizadas de adolescentes indígenas para promover un festival de música, lo que generó una oleada de repudio y una causa judicial.

«El Trichaco te espera», invitaba el hombre criollo usando una fotografía de dos jóvenes wichis desnudas (lo que es común en sus territorios), por lo que fue acusado de promover los abusos sexuales y otras violencias contra mujeres indígenas.

La semana pasada, las autoridades se hicieron eco de los esfuerzos activistas. El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) y el Gobierno de Salta presentaron una campaña propia que advierte que «el chineo» es abuso sexual infantil y que las niñas indígenas tienen derecho a vivir libres de violencia.

«Pone en evidencia concepciones que tenemos que desterrar: la concepción colonialista del criollo sobre las personas de pueblos originarios, la condición patriarcal, las mujeres como objeto y el desconocimiento de que las niñas tienen derecho a una protección especial», explicó Gabriel Lerner, titular de la Senaf, quien destacó que por fin se discuta un problema que ha permitido que niñas, adolescentes y adultas sean cosificadas y abusadas.

Por otra parte, Juana Antieco, una mujer mapuche que pertenece al Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, destacó que «el chineo» rara vez se denuncia debido a la desconfianza de las indígenas hacia las autoridades criollas.

«No existe la justicia por la sencilla razón de que, a las pocas mujeres que se animan a ir a la policía, no les recepcionan las denuncias. Más si se trata de hombres blancos, criollos, que tienen poder adquisitivo, que son amigos de los comisarios y de los jueces. Y además, hay muchas mujeres que no son hispanoparlantes. Es todo una cadena», precisó en entrevista con el portal feminista Feminacida.

De esta forma, lamentó, este crimen se ha perpetuado y ha pasado inadvertido como violencia, ya que se le enmascara como «una cuestión cultural ancestral» que permite que los varones blancos sigan considerando a las mujeres indígenas como su propiedad.

Propuestas contra el chineo

Además de declararlo como crimen de odio e imprescriptible, la campaña contra «el chineo» busca que se penalice con las penas máximas previstas por la ley, sin acceso a libertad condicional o educción de condena.

Para ello, propone denunciar, investigar y condenar a los trabajadores, policías, gendarmes, militares, funcionarios públicos e incluso autoridades indígenas que cometen este delito, así como a las empresas, instituciones y organizaciones religiosas que se convierten en sus cómplices y encubridores.

Entre las sanciones, apela al embargo de los bienes de los violadores con miras a ofrecer reparaciones económicas. También le exige al Estado la creación de un fondo de prevención, recuperación y apoyo a las víctimas.

«Para desactivar los escenarios de complicidades que generan este crimen, se deben reformular los mecanismos de diálogo y representación entre los Pueblos Indígenas y el Estado. Es así que de ahora en más las mujeres debemos ser las receptoras y administradoras de los programas de alimentación y asistencia social. Muchos caciques y referentes hombres indígenas aprovechan este lugar de poder para humillar y someter sexualmente a niñas y jóvenes de su propia comunidad», explican en su manifiesto.

Por otra parte, impulsa que el Estado a nivel nacional, provincial y municipal consulte a mujeres y diversidades indígenas para elaborar protocolos a seguir en instituciones educativas, de salud, de justicia y de seguridad cuando se denuncien «los chineos».

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