Piletas públicas: Oasis de los sin plata

En muchos países las piletas y parques públicos son usados por sus habitantes los días de calor

Por Mauricio Becerra

08/02/2010

Publicado en

Portada / Salud

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En muchos países las piletas y parques públicos son usados por sus habitantes los días de calor. Sólo en Chile es de rotos bañarse en las fuentes de agua y los rotos muy bien demuestran su cultura universalista frente al empaquetado de corbata o la vieja que arrisca la nariz cuando ve a un grupo de niños refrescándose.

Un sol asesino se mantiene en el cenit de Santiago durante febrero. 33 grados de calor  marca el termómetro y chicos sin vacaciones a distancia se toman las piletas públicas o abren los grifos en las poblaciones donde no hay forma de refrescarse.

El mar esta lejos para quienes no les alcanzan las lucas para una tarde en la playa y el río Mapocho no es apto para bañarse. Además, para un sueldo mínimo la entrada a las piscinas a $1.400 ó $6000 resulta prohibitiva.

En los años 60 los pobres de Santiago se arrancaban a Barrancas ,Quinta Normal, el Arrayán y Las Condes, donde se formaban pequeñas playas alrededor del hasta entonces  cristalino río. Pero hoy el Mapocho trae en su corriente basuras, fecas, cadáveres de animales y cuanta basura se pille.

En algunas poblaciones, pese a la propaganda de la tele que criminalizaba su apertura hasta no hace poco, los chicos abren los grifos, los que se convierten en chorros de ducha gratis.

PILETAS VIPS

En el cerro Santa Lucia o Huelen esta la entrada monumental de la fuente de agua Neptuno construida entre los años 1897 y 1903 por el arquitecto chileno Victor Henry Villeneuve.

En este entorno conversamos con Jaime Pérez (50), quien acompaña a unos chicos de la comuna de La Granja. “Cuándo niño mi padre nos traía al centro, caminábamos por el Parque Forestal, Japonés y Bustamante, nos metíamos contentos a esta pileta”.

Jaime nos cuenta que su sueldo no le alcanza para tomar vacaciones y es por eso que le encanta venir a este cerro con su pareja y sus  tres hijos. ”Para mí es como estar en Francia aunque no podré ir nunca“- nos confiesa.

Julia Ortiz vende helados y junto a sus dos hijos concurre a dicha pileta todos los fines de semana del verano del 2010. “Vengo a trabajar y veranear en este oasis. Me salvo con la venta; hay días buenos en que puedo ganar más de 50 lucas .Mis hijos se alegran al meterse a jugar en estas cascadas del Santa Lucia. El agua es limpia”- nos cuenta.

A cuadras de ahí  existen unos chorros de agua que sirven de paraderos para mojarse y descansar .Son los que están frente al Mercado Central. Luego le siguen, yendo hacia los museos del  Parque  Forestal, una pileta discreta en que algunos niños juegan libremente: Es la fuente Cristóbal Colon.

Un mujer joven observa a un  niño y le grita “¡Cuidado Arturito! Ten cuidado con los otros niños y no mojen a la gente“. Justo pasa una señora que dice en voz alta “no puede ser que ocupen estas piletas estos rotos”.

Texto y fotos: Álvaro Hoppe

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