[Columna de Opinión]
Todos somos sospechosos
La crisis de confianza no es reciente. No son pocos los que atribuyen su origen a la dictadura, que sembró el terror y la represión y, con ello, la sospecha que caló hasta los cimientos de nuestra sociedad. Se interrumpió el diálogo, se acabó la participación ciudadana, se abortaron los sueños. Porque el confiar supone riesgos y en tiempos de emergencia ya no hay espacio para ni uno más y sólo impera el afán de sobrevivir.