(Video) Conoce las obras de arte submarino que ayudan a salvar los océanos

A partir de sus creaciones, deCaires Taylor ha destacado ingeniosamente las amenazas a nuestros océanos mientras ayuda activamente a crear una nueva vida en ellos.

Por Pedro Pérez

22/12/2019

Publicado en

Artes / Medio Ambiente

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Una nueva forma de atracción turística, en parte experimento ecológico, está ayudando a salvar nuestros océanos, una parte del planeta que se ha visto inmensamente afectada durante las últimas décadas a partir de los desechos tóxicos, el accionar humano y los ya conocidos microplásticos.

Se trata de las creaciones que buscan cambiar nuestra relación con el océano y convertirlo en un espacio más íntimo, y esto puede apreciarse en las innovadoras instalaciones artísticas de Jason deCaires Taylor, un escultor británico, creador del primer parque de esculturas submarinas en Grenada.

Este particular creador es autor del primer museo submarino en el mundo, y es​ conocido por instalar esculturas estratégicamente en el fondo del mar, que luego la naturaleza convierte en arrecifes de coral artificiales. Taylor es famoso por integrar sus aptitudes como escultor, conservacionista, fotógrafo submarino e instructor de submarinismo.

Cuando se le pregunta acerca de su trabajo, él dice: «En lugar de ver (el mundo) como un recurso oculto e interminable que podemos tratar como queremos, traté de cambiar nuestra relación con él y convertirlo en un espacio más íntimo”.

Su trabajo es funcional, aparte de estético, y esto lo logra mediante el diseño de arrecifes artificiales. Estos jardines submarinos creados por deCaires Taylor llaman la atención sobre las enormes amenazas para la vida oceánica, desde el aumento de la temperatura del mar hasta la contaminación, con impresionantes exhibiciones de arte que también funcionan como refugios artificiales para que el coral se regenere y los nuevos ecosistemas prosperen.

Los jardines submarinos creados por deCaires Taylor llaman la atención sobre las enormes amenazas para la vida oceánica, desde el aumento de la temperatura del mar hasta la contaminación.

Un océano para todos

A partir de sus creaciones, deCaires Taylor ha destacado ingeniosamente las amenazas a nuestros océanos mientras ayuda activamente a crear una nueva vida en ellos.

Su fuente de inspiración es la lucha contra factores como el calentamiento global, la sobrepesca y el turismo irresponsable.

A Taylor se le conoció desde que desarrolló el primer parque de esculturas submarinas del mundo en Granada en 2006, y ahora cuenta con más de 1.000 obras de arte submarinas en todo el mundo.

«Muchas de mis obras son escenas ordinarias que verías en un mundo terrestre, pero cuando las dejas caer en un mundo diferente, puedes pensar un poco más profundo y reflexionar de una manera diferente», dice el artista.

Una de sus exposiciones es «The Silent Evolution», una muestra de arte submarino frente a la costa de Cancún. Más de 400 estatuas sumergidas de tamaño natural fueron emitidas por lugareños de un pueblo pesquero cercano que ahora están inmortalizadas protegiendo sus océanos. Con diez años, el arrecife artificial ya alberga más de 2000 corales juveniles.

Su fuente de inspiración es la lucha contra factores como el calentamiento global, la sobrepesca y el turismo irresponsable.

Arte propagado

Otras de sus exposiciones son “Ocean Atlas”, ubicado en Nassau, Bahamas; Molinere Underwater Sculpture Park, en Granada, Antillas; Museo Atlántico, en Playa Blanca, Canarias; The Rising Tide, en Londres, Reino Unido; Nexus, en Oslo, Noruega;  Coralarium, en Sirru Fen Fushi, Maldivas, entre otros.

Expertos destacan que al contrario que el proceso entrópico típicamente asociado a las tendencias corrosivas del océano, las piezas de Taylor contribuyen a que los organismos crezcan, afectando así a la superficie de sus obras. Estas llevan a menudo implícita una reflexión sobre las relaciones de la humanidad con la naturaleza del mundo, y una apuesta por reivindicar la necesidad de conservarla.

La mayoría de sus esculturas están basadas en personas cotidianas a través de un proceso denominado Lifecasting, que consiste en crear un molde o negativo del cuerpo tras ser recubierto por bandas de escayola. Con el paso del tiempo, las características fenotípicas de los modelos se van viendo alteradas a medida que las esculturas inertes de hormigón evolucionan hasta convertirse en vivos arrecifes artificiales.

Taylor considera que a través de su obra trata de “representar cómo la intervención y la interacción humana con la naturaleza puede ser positiva y sostenible, como un icono que refleje que podemos vivir en perfecta simbiosis y armonía con la naturaleza».

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