[Columna de Opinión]

Agua, base de la vida y de la nueva Constitución de Chile

En Chile tanto la gestión y la propiedad del agua están en manos de privados. La gestión del agua potable urbana está casi toda privatizada y en el sector rural con mucho esfuerzo de dirigentes nacionales se logró parar el proceso de privatización del agua rural y hoy la administración sigue siendo comunitaria y protegidos los territorios operacionales.

Por El Ciudadano

22/03/2023

Publicado en

Chile / Columnas / Medio Ambiente

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Por Gloria Alvarado Jorquera

Hoy miles de millones de personas en el mundo viven sin acceso al agua potable y saneamiento de forma segura, aun cuando mundialmente se ha reconocido a ambos como un Derecho Humano. La Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2010 y con 122 votos a favor, entre ellos Chile, “reconoció explícitamente el Derecho humano al agua y al saneamiento reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos”, como por ejemplo la educación, sin agua no hay aseo personal ni escuelas funcionando. 

Además de esta importante firma, antes hubo iniciativas que iban en ese sentido, dada la grave crisis hídrica que ha estado enfrentando el mundo desde hace varias décadas 

A la fecha sólo 6 países reconocen en sus Constituciones el Derecho Humano al Agua, esto dista muchísimo de los compromisos acordados en los diferentes eventos internacionales.  Acá la situación es aun más grave, pues en la Constitución vigente otorga la “propiedad” sobre este bien común natural que malamente llaman “recurso hídrico”, cuando el Código civil es claro en señalar que el agua es un bien nacional de uso público. La reciente modificación del Código de Aguas, señala claramente “prioridades de uso”: para el consumo humano, el uso doméstico de subsistencia y el saneamiento, luego de destacar que las aguas en cualquiera de sus estados (sólido, líquido o gaseoso) son bienes nacionales de uso público, y aquí tengo dos puntos:

1.- A todas luces hay una contradicción, ¿el agua es un bien nacional de uso público y su dominio y uso pertenece a todos los habitantes de la nación? ¿o es de propiedad de algunos en desmedro de muchos?, He ahí el problema. Los derechos de agua otorgados a particulares desde el Estado, gracias a la Constitución de 1980, fueron concedidos de forma gratuita y a perpetuidad y al separar el agua de la tierra originaron el Mercado de Agua, el agua se puede transar solita y hoy los terrenos que antes eran de rulo, como los cerros, tienen agua y plantaciones, sin existir ninguna restricción al respecto.  Esta concesión gratuita y el uso de información privilegiada en su momento llevo a algunas personas a inscribir muchos Derechos de Aprovechamiento de Agua (DAA), es así como hoy el 79% de los DAA se concentra en el 1% de los chilenos. Ello sin duda ocasiona un problema de dimensiones, pues mientras muchas personas del norte, del centro y del sur del país sufren por agua, otros la tienen en abundancia y para sus actividades productivas exportadoras, agua que finalmente se exporta, ojo, nadie dice que no las tengan pero se deben respetar las prioridades de uso para el consumo humano y las actividades agrícolas de subsistencia que producen alimentos para la mesa nacional. Recordar que en términos de porcentajes el consumo humano y la agricultura campesina son los que menos consumen.

2.-  El Código de Aguas demoró 11 años en su tramitación, es decir llegó 11 años atrasado y no toca los DAA ya otorgados, sino sólo los que quedan, que no es más de un 10% de derechos superficiales y un poco más en subterráneos. ¿Es justo que el 99% de las personas no tengan DAA, y miles no tengan acceso al agua? Es clara la situación de inequidad. Vemos como camiones aljibe recorren las localidades rurales para abastecer de agua a la población en cantidades ínfimas, y esto ocurre mayormente en el sector rural, pues es allí donde se comparte territorio con los sectores productivos que crecen sin medida, sin regulación y sin respeto por las comunidades; la agricultura de exportación, la mega minería y los monocultivos forestales, donde se privilegian las utilidades de las grandes empresas sin importar ir secando los territorios, forzando desplazamientos de comunidades y destruyendo los ecosistemas. Acá no hay conciencia de que los ecosistemas son los que generan vida, la naturaleza tiene que tener derecho al agua a no ser secada pues si no, no tiene posibilidad de recuperación propia, mientras no entendamos esto no vamos a solucionar este grave problema de vida o muerte.

En resumen la falta de regulación, la acumulación y el sobre otorgamiento de DAA, el crecimiento exponencial de las actividades productivas con alto uso de agua especialmente en la ruralidad, la contaminación de las aguas, la disminución de las precipitaciones y la mala gestión del agua (el 60% de los problemas del agua son causados por mala gestión), hacen que nuestro país se encuentre en constante estrés hídrico, a diciembre de 2022 101 comunas estaban con decretos de escasez hídrica.

En Chile tanto la gestión y la propiedad del agua están en manos de privados. La gestión del agua potable urbana está casi toda privatizada y en el sector rural con mucho esfuerzo de dirigentes nacionales se logró parar el proceso de privatización del agua rural y hoy la administración sigue siendo comunitaria y protegidos los territorios operacionales.

La propiedad por la gran concentración y acaparamiento de DAA tanto superficiales o subterráneos, permite que muchos ríos que comienzan en las nacientes no lleguen al mar, se vacían antes o son intervenidos, poniendo en riesgo los villorrios, a gente que vive de sus huertas, de agua para sus animales. Ya vivimos la experiencia en nuestro país del traslado de animales por forraje, desde la V región hacia regiones de más al sur. El costo para estas familias y para la economía local es altísimo.  En ausencia del agua superficial se explota el agua  subterránea con pozos de gran profundidad y diámetro, en desmedro de los pozos menores como los de agua potable rural, lo que pone en jaque el abastecimiento de agua potable y saneamiento. 

Por todo esto, es necesario definitivamente poner la pata en el freno y dado que estamos en un nuevo proceso constitucional urge establecer en este nueva propuesta constitucional una redistribución del agua, de manera  equitativa y con prioridades de uso, donde el agua sea protegida en todos sus estados y fases y su ciclo hidrológico, donde se respete el Derecho Humano al Agua, donde exista un Ordenamiento Territorial efectivo, que planifique las actividades productivas y los asentamientos humanos, donde se proteja y fomente la gestión comunitaria de agua potable rural, que exista una mejor gobernanza del agua, que se gestione a través de una gestión integrada por cuenca, donde todas y todos los usuarios de agua de manera horizontal, participativa y democrática tomen las decisiones de lo que ocurre en la cuenca y no como hoy, donde el que tiene más DAA es el que toma las decisiones.

Finalmente es importante recordar que gran parte de la crisis hídrica es producto de la crisis climática y ecológica de escala mundial fruto de la actividad humana. El planeta tiene límites, no hay que esperar a que salga la última gota de agua para recién tomar medidas. Estamos precisamente en un punto de inflexión como lo señala mi amiga Pamela Poo en su reciente libro del mismo nombre. Hace falta más humanidad, más empatía, no solamente mirarse la punta de la naríz y el bolsillo. El agua es un bien común natural que nos ha otorgado gentilmente la naturaleza, es la base de la vida, de la naturaleza y debemos entenderlo. 

¡Por un Feliz día mundial del Agua!

Gloria Alvarado Jorquera

Ex Convencional Constituyente

Gerente Cooperativa de Aguas El PATAGUAL LTDA.

Integrante de MODATIMA

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