Entrevista a Alejandra Placencia

«No se entiende tanto conflicto, a menos que haya interés inmobiliario»: Concejala desmenuza pugna ñuñoína por «Barrio Suárez Mujica»

Vecinos organizados de Ñuñoa esperan que el Consejo de Monumentos Nacionales nombre "zona típica" a un sector de la comuna. Ante ellos se han levantado opositores y la amenaza de nuevos edificios. "El desarrollo urbano no puede ser a costa del patrimonio", sostiene la edil PC, quien apoya la protección del barrio en cuestión. Por Javier Paredes Godoy / @jparedesgodoy

Por Javier Paredes

04/01/2018

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Desde el cambio en el plan regulador el año 2007 en Ñuñoa, durante la gestión del histórico alcalde Pedro Sabat, el rostro de la comuna ha cambiado. Sobre las antiguas casas en las que se encontraban diseños de arraigo colonial, pero también de moderna arquitectura de los años 60, se instalaron rápidamente eternos edificios que llenaron de sombra los barrios y cambiaron la densidad poblacional de los barrios, saturando las calles y reemplazando el estilo de vida vecinal, por uno menos personalizado. Todo esto como fruto de la desregulación.

Vecinas y vecinos se han organizado para resistir a este fenómeno. Villa Frei y Villa Olímpica, por ejemplo, han sido declaradas “zonas típicas” por el Consejo de Monumentos Nacionales a solicitud de las organizaciones vecinales. Y lo mismo pretende hacer otro grupo en el ahora denominado “Barrio Suárez Mujica” (cuadrante delimitado al sur por avenida Grecia, al norte por José Domingo Cañas, al oriente por Pedro de Valdivia y al poniente por Lo Encalada).

Por cierto, no hay unanimidad detrás de esta demanda y ya se levantó un grupo opositor, encabezado por dirigentes que se han presentado a través de El Mercurio.

Sin embargo, la iniciativa se votará en la instancia correspondiente. El Consejo de Monumentos Nacionales había resuelto zanjar la declaratoria de «zona típica» originalmente el 27 de diciembre pasado, sin embargo, ahora lo hará el próximo 24 de enero.

El proceso ha contado con activa participación de las concejales de la comuna. Una de ellas es Alejandra Placencia. La también dirigenta del comunal del Colegio de Profesores y militante comunista conversó en exclusiva con El Ciudadano sobre la iniciativa ciudadana.

¿A quiénes representan los grupos organizados que sostienen la iniciativa?

El grupo de vecinos organizados que impulsa la declaratoria de «zona típica» ante el CMN es bien diverso. Lo constituyen vecinos históricos, familias del sector, han conformado una organización (Barrio Suárez Mujica) y apoyados por las cuatro juntas de vecinos del sector. Han realizado desde 2003 un proceso participativo -yo misma he estado ahí- en diversos lugares de la comuna, tomándose la calle, en las sedes sociales, etc. Ahí se genera esta iniciativa, sumando cada vez más voluntades de la comunidad. Entonces, todavía no había cambio en el plan regulador. Lo que se hizo fue sumar vecinos a la moción. Y hay otro grupo de familias que no parece ser mayoritario, que está en contra.

¿Cuál es la demanda y cómo se justifica?

La demanda es bien concreta. Declarar «zona típica» a un barrio como Suárez Mujica implica protección de inmuebles, es decir, no pueden echarse abajo. En cambio, sí se pueden reparar, tanto el interior como el exterior, y también se puede vender. Lo que se protegería es su estilo, no se prohíbe que se puedan intervenir.

Por otra parte, las dinámicas del barrio. No solo se protege el inmueble, sino la historia, la identidad, la posibilidad de encontrarse, y eso evidentemente se vería perjudicado si comienza a haber un arrase inmobiliario como se ha visto en la comuna. La desregulación de ellas arrasa con barrios completos, áreas verdes y plazas incluidas.

¿Cuál es la diferencia de dejarlo entregado al plan regulador comunal? El plan regulador ha cambiado. Por iniciativa municipal eso se puede hacer y la actual regulación dicta que ahora el plan permite construcciones de tres pisos, y mañana puede volver a cambiarlo. Es resorte del alcalde. Con la declaratoria de «zona típica» se establece una protección que está por sobre la disposición del alcalde.

¿Qué impresión te queda sobre el rol de las inmobiliarias en la vida de la ciudad?

El desarrollo urbano no puede ser a costa del patrimonio y eso es lo que ha sucedido. Favorecer el negocio inmobiliario versus la calidad de vida de las personas. Esa dicotomía es grave. Nadie dice que Ñuñoa no deba crecer, sino que el modo acelerado en que lo ha hecho, sin racionalidad sobre cómo hacerlo, es lo grave. Estamos en una situación límite.

Los vecinos no solo en este barrio, sino en otros, han optado por esta vía como una forma de protección del patrimonio material e inmaterial. Cuando los vecinos se organizan es que hay amplio apoyo en la comunidad. Concejales y alcaldes han apoyado la declaración de «zonas típicas».

No se entiende que aquí haya tanto conflicto, a menos que haya un interés inmobiliario. Comprar dos o tres terrenos inmediatamente puede significar instalar un bloque de edificio.

¿Y qué impresión tienes de lo que vaya a fallar el CMN: en favor de las inmobiliarias o de la ciudadanía?

El Consejo de Monumentos ha actuado responsablemente tomando todos los elementos para deliberar. Cuando se dio la declaratoria de la Villa Frei y Olímpica estuve ahí y me queda esa impresión, que consideran todos los ámbitos para tomar una buena decisión. Con lo completo y justificado del informe entregado con la solicitud, creería que debiera fallar favorablemente. Es evidente que ha habido una mesura frente al conflicto instalado.

Todos los vecinos que han conocido sobre levantar el expediente de «zona típica» han tenido éxito porque han tenido respaldo de protección. Por eso creo que este caso va bien.

¿Que herramientas quedan a los vecinos para enfrentar a las inmobiliarias cuando los barrios no pueden declararse «zonas típicas» o similares?

Otros barrios no tienen las mismas condiciones para pedir expediente. Ahí, lo que tienen que entender las y los vecinos es que la visión y organización dentro de la comuna depende de la voluntad del alcalde, que es la autoridad de la comuna.

Si queremos comuna a escala humana, con respeto de la vida de barrio y la calidad de vida y que se puedan enfrentar intereses diversos como los que hay en Ñuñoa, tenemos que saber que resguardar estos barrios depende de la autoridad municipal. Hay que saber elegir un alcalde que responda a estos y no otros intereses.

Recordemos que el alcalde Sabat en 2007 generó la apertura inmobiliaria, pensando que Ñuñoa era una comuna de viejos y que había que hacerla crecer. Votar y tener concejales que respeten la voluntad de la ciudadanía es fundamental. No da lo mismo quién gobierne.

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