Temperatura de los océanos alcanzó récord histórico en abril de 2023: No habría ocurrido sin el cambio climático

Científicos recordaron que las altas temperaturas oceánicas pueden desencadenar fenómenos meteorológicos extremos. Por ejemplo, las aguas inusualmente cálidas de Perú este año han contribuido a intensas lluvias y al ciclón tropical Yaku, la primera tormenta de este tipo que azota la zona en décadas.

Por Absalón Opazo

16/05/2023

Publicado en

Chile / Medio Ambiente

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El océano global alcanzó un nuevo récord de temperatura de 21,1 ºC a principios de abril, 0,1 ºC más que el último peak registrado en marzo de 2016.

Aunque llamativa, la cifra está en línea con el calentamiento oceánico previsto por el cambio climático. Lo notable es que se produce antes -y no durante- el fenómeno climático de El Niño, que se espera traiga un clima más cálido y húmedo a la región del Pacífico oriental a finales de 2023, según la revista Nature.

Esto significa que es probable que las temperaturas oceánicas más cálidas de lo normal persistan o incluso se intensifiquen, trayendo consigo condiciones meteorológicas más extremas y olas de calor marinas, que suponen problemas para la vida en el mar, desde los corales hasta las ballenas.

Fenómeno de El Niño

Durante la fase de El Niño, los vientos sobre el Pacífico se debilitan o invierten, permitiendo que las aguas cálidas se desplacen hacia el este en el Pacífico. El Niño suele coincidir con años más cálidos tanto en el océano como en tierra. El récord anterior de 21,0 ºC, por ejemplo, se produjo durante un episodio muy fuerte de El Niño.

En la actualidad, el El Niño Oscilación del Sur (ENOS) se encuentra en una fase neutra, tras un raro periodo de tres años de La Niña (la fase opuesta a El Niño). Pero, se espera que El Niño aparezca este año: según la Organización Meteorológica Mundial, hay un 60% de probabilidades de que se desarrolle entre mayo y julio, y hasta un 80% de que ocurra en octubre.

Andrew Leising, oceanógrafo del Centro de Ciencias Pesqueras del Suroeste de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA) en La Jolla (California), espera ver aguas inusualmente cálidas en el Pacífico frente a la costa oeste de Estados Unidos durante el verano y el otoño.

Y si El Niño se desarrolla como se espera, añade, «esto podría crear una situación como la de 2014 a 2015, cuando fuimos golpeados por la ola de calor Blob», una ola de calor marina particularmente grande y dañina.

Asimismo, las olas de calor marinas pueden ser devastadoras para la fauna y la pesca. Las grandes olas de calor en la costa del Pacífico estadounidense tienden a comprimir la zona habitable para muchas especies en una estrecha franja a lo largo de la costa, plantea Leising.

Esto puede acercar a las ballenas a la costa en busca de alimento, lo que puede aumentar las colisiones con embarcaciones y los enredos en artes de pesca.

Cuando las aguas cálidas chocan contra la costa, añade, pueden producir floraciones de algas nocivas que cierren las pesquerías de cangrejos y mejillones. Sin embargo, según Leising, en la costa oeste de EE.UU. se está produciendo un afloramiento de agua fría inusualmente fuerte, que podría proteger contra el calentamiento de este año.

Por su parte, Boyin Huang, oceanógrafo que trabaja con datos sobre la temperatura de la superficie del mar para los Centros Nacionales de Información Medioambiental de la NOAA en Asheville, Carolina del Norte, explica que en el periodo previo al récord de temperatura oceánica de abril, algunas regiones del hemisferio sur sufrieron olas de calor marinas a partir de febrero, entre ellas, las aguas de la costa peruana y del océano Antártico.

Las aguas inusualmente cálidas son especialmente estresantes para los corales. Según Matthew England, oceanógrafo físico de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sidney (Australia), casi todas las regiones coralinas están experimentando temperaturas extraordinariamente altas.

«Lo que estamos viendo ahora para los arrecifes de coral es que están siendo empujados a temperaturas extremas, y no consiguen rebrotar porque no vuelven a temperaturas más frescas», indica.

En ese sentido, el último año de temperaturas oceánicas récord, 2016, coincidió con un inusual blanqueamiento global de los corales, el tercero que se conoce. Los corales blanqueados -que han expulsado las algas que les dan su color- tienen peor salud y muchos mueren.

«Es bastante probable que este año se produzca otro blanqueamiento global», afirma Christian Voolstra, que estudia los corales en la Universidad de Constanza (Alemania). Incluso si El Niño no se instala este año, añade, llegará pronto: «Es una mala noticia pase lo que pase», advierte.

Calentamiento del planeta

Las aguas cálidas también son físicamente menos capaces de retener el oxígeno disuelto, lo que suma estrés para la vida marina.

«Con el calentamiento del océano y la desoxigenación, disminuyen los hábitats disponibles para muchas especies», afirma William Cheung, biólogo marino de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver (Canadá).

También, agrega, las altas temperaturas oceánicas pueden desencadenar fenómenos meteorológicos extremos. Por ejemplo, las aguas inusualmente cálidas de Perú este año han contribuido a intensas lluvias y al ciclón tropical Yaku, la primera tormenta de este tipo que azota la zona en décadas.

El pico de temperatura oceánica -probablemente el más alto en más de 100.000 años- coincide con otras tendencias de calentamiento. En el hemisferio sur, la extensión del hielo marino alcanzó un nuevo mínimo histórico en febrero de 2023.

Los expertos recordaron que el océano absorbe alrededor del 90% del calor adicional en el sistema climático resultante del calentamiento global. Pero como se necesita más energía para calentar el agua que el aire, la temperatura de la superficie del agua aumenta más lentamente que la del aire.

«Esto no habría ocurrido sin el cambio climático», tuiteó Jens Terhaar, modelador biogeoquímico oceánico de la Institución Oceanográfica Woods Hole de Massachusetts, en respuesta a la noticia del nuevo récord de temperatura. «Estamos en un nuevo estado climático, los extremos son la nueva normalidad», concluyó el científico.

Agencias

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