Crisis ambiental en la isla grande del sur

Trabajadores del mar de Chiloé piden el cese de las concesiones acuícolas salmoneras en todo Chile

A través de un comunicado difundido este sábado, las comunidades de pescadores y pescadoras, buzos, recolectores y recolectoras, así como las organizaciones vinculadas a la defensa del borde costero y el agua de Chiloé, dieron a conocer a los medios de comunicación locales, nacionales e internacionales, su posición «sobre los graves hechos de contaminación, despojo […]

Por Absalón Opazo

07/04/2018

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A través de un comunicado difundido este sábado, las comunidades de pescadores y pescadoras, buzos, recolectores y recolectoras, así como las organizaciones vinculadas a la defensa del borde costero y el agua de Chiloé, dieron a conocer a los medios de comunicación locales, nacionales e internacionales, su posición «sobre los graves hechos de contaminación, despojo e ilegalidad en los que ha incurrido el Estado de Chile, con sus diferentes malos gobiernos, obrando maliciosamente para instalar y consolidar un modelo económico destructor».

A continuación, reproducimos este comunicado íntegramente.

«Nuestra cultura, espiritualidad y economía local de Chiloé están irremediablemente trastocadas, degradadas y agredidas por quienes han privatizado y contaminado nuestra mar, nuestra tierra, ríos y humedales. Año a año, desde hace décadas, nos venimos enterando de todas las regalías que le dan a las empresas salmoneras, a las empresas sanitarias, forestales y de generación eléctrica, quienes han hecho mal uso nuestro territorio para lucrar y despojarnos de los lugares en los que hemos trabajado y vivido desde hace miles de años.

Históricamente, Chile se ha encargado de hacernos sentir a las y los chilotes, mapuche-williche y personas avecindadas en estas tierras australes, que no formamos parte de su nación, y eso lo vemos todos los días las y los trabajadores de mar. Nosotros nos sentimos un estorbo para el desarrollo pomposo de los grandes números macro-económicos de Chile, donde les interesa más exportar salmones llenos de químicos, que todas y todos podamos alimentarnos bien y sanos.

Con esta declaración queremos denunciar:

El profundo daño que han ocasionado a nuestros mares, suelos marinos, fiordos, canales, ríos, lagos y playas, la industria salmonera, de capitales nacionales e internacionales, quienes han sido favorecidos por la ley, hipotecando la superficie del mar, contaminando hace décadas y para siempre el fondo marino, ya que con sus alimentos arrojados sin control, han aumentado los nutrientes y calentado las aguas, cuyo proceso hace proliferar las algas nocivas que terminan perjudicando la salud humana.

La contaminación cruzada que ha existido por parte de la industria salmonera sobre otras especies de nuestra flora y fauna nativa, con el vertimiento de todo tipo de desechos, alimentos con pigmentación y antibióticos, heces y mortalidad de peces bajo las balsas-jaula, y que tuvieron como ícono de contaminación las más de 9000 toneladas de peces putrefactos que depositaron en las costas de nuestro archipiélago en marzo del año 2016, tienen a Chiloé en una fuerte crisis ambiental cuyas consecuencias siguen siendo desconocidas. El vertimiento de alimentos para salmones en el mar se viene haciendo hace más de 40 años y es la razón principal por la cual existe la pesca de arrastre en otro lugares de Chile, depredando todo para darle comida a los salmones.

Denunciamos la profunda irresponsabilidad que han tenido organismos del Estado y privados, entre los cuales destacan universidades, ONG’s, Sernapesca, medios de comunicación, empresas consultoras y transportistas, que han sido cómplices activos y pasivos del daño que se ha ocasionado irreversiblemente a nuestro ecosistema de marina, a nuestros cursos de agua, como cuencas, ríos y lagos, beneficiándose, corrompiéndose y haciendo vista gorda de una situación que nos tiene al borde del colapso ecológico hace décadas.

Somos las y los trabajadores del mar los más dañados con esta situación de corruptela, contaminación y despojo que hemos vivido de nuestros recursos, y quienes estamos además profundamente divididos entre los queremos transformar este modelo de lucro, exclusión y barbarie, y los que ya se rindieron a la contaminación, la sobre-explotación y el asistencialismo perverso de unas cuantas migajas.

Nosotros nos hacemos una pregunta fundamental: si el agua y el mar están ahí desde la formación del planeta, ¿por qué tienen que tener dueños? Esto ocurre con la ley de pesca, que fue concebida en el parlamento a través de corrupción para beneficiar a las empresas dueñas de más del 98% de los recursos disponibles en las aguas económicamente exclusivas para Chile. Además, el Código de Aguas, fraguado en dictadura, crea e incentiva el mercado de las aguas de todo Chile, despojándonos de bienes preciados para la vida.

El modelo económico depredador y de la democracia restringida en la que vivimos, que está siendo liderada por un grupo empresarios y políticos corruptos, crea leyes contra los trabajadores del mar, que nos han llevado y obligado a incurrir en la ilegalidad para solventar nuestras vidas. Hemos tenido que robar en el mar, pelearnos con nuestros compañeros y compañeras, e incluso, en esa lucha, hemos perdido hermanos y amigos, hombres y mujeres que han sido asesinados por nosotros mismos o por los agentes del Estado, que hacen cumplir las leyes, hechas para privatizar el mar y sus recursos. Eso nos pone en la situación de que unos pescadores tienen recursos y otros no tienen nada. Unos gozan de tener algo y otros están destinados a quedarse fuera del sistema.

Queremos denunciar, también, el nuevo vertimiento, que ocurrió por la nula fiscalización a la industria salmonera, a sus empresas prestadoras de servicios, de casi 10.000 litros de pintura tóxica anti-fouling, de gran cantidad de oxido de cobre, utilizada por la industria para que no se adhieran mariscos ni algas en la redes y partes flotantes de sus balsas-jaula, ocurrido en el río Trainel y los Lagos Huillinco y Cucao, en la comuna de Chonchi, misma comuna que desde el mes de octubre de 2017, mantiene en las costas de la comunidad de Pilpilehue, a un barco salmonero wellboat hundido con miles de toneladas de salmones putrefactos y miles de litros de petróleo. Estas situaciones tienen un gran impacto socio-ecológico en la cuenca del río, los lagos y la zona interior del mar en el centro de la isla grande.

Denunciamos la falta de atención que han tenido los malos gobiernos en las últimas décadas con la zona del extremo sur, y queremos poner la voz de alerta sobre las modificaciones a la ley de pesca que se han pretendido enarbolar sin la participación de las y los trabajadores del mar, además de la preocupación y disposición de luchar contra la privatización del borde costero y la profundización de este modelo de lucro, exclusión y despojo de nuestros recursos. Queremos recuperar los recursos hídricos de Chile y nuestro archipiélago, para el control comunitario y el uso eficiente en nuestros recursos.

Advertimos que las crisis ambientales, laborales y sociales que ha generado la industria del salmón han tenido daños irreparables para nuestras comunidades, para nuestra dignidad como trabajadores y para nuestro medio ambiente. Sabemos que cada cierto tiempo la industria se fabrica una crisis para superar sus propios desastres, como ocurrió con el virus ISA en el 2007-2009, la crisis de la marea café y la generación de la marea roja, y que están intentando desalojar nuestra provincia mediante dos condiciones nefastas: la relocalización de concesiones acuícolas y el desplazamiento masivo de la industria a zonas como Aysén, Magallanes y las regiones de Los Ríos y región del Bío Bío, llevando consigo este mismo historial de muerte y destrucción. No queremos que esa situación ocurra y afecte a más comunidades ni territorios.

Advertimos la manipulación maliciosa de algunas autoridades políticas, en complicidad con la industria salmonera, de querer modificar la ley lafquenche, que busca devolver el uso consuetudinario a las comunidades indígenas para resguardar y controlar maritorio, con el único objetivo de aumentar la capacidad de movimiento de la industria y el aseguramiento del negocio depredador de los salmones.

Por estas razones exigimos:

Que paguen con responsabilidades legales y políticas las empresas y autoridades en el caso del vertimiento de los miles de litros de pintura tóxica sobre el río Trainel y los lagos Huillinco y Cucao, afectando la flora y fauna nativa. Hablamos de la empresa salmonera Invermar y la empresa proveedora Quipasur, autores materiales de la contaminación. Además, consideramos pertinente que se busquen las responsabilidades políticas detrás de la falta de fiscalización a las empresas del transporte de materiales tóxicos de abastecimiento salmonero.

Queremos el cese de las concesiones acuícolas salmoneras en todo Chile y que paguen por los daños hechos hasta hoy día, responsabilizándose por las décadas de contaminación y barbarie en nuestros territorios australes.

Finalmente, dejamos en claro que estamos disponibles y abiertos a trabajar por construir un modelo de control, gestión y administración del mar sustentable, comunitario y en defensa de los bienes comunes como el agua, los peces, mariscos, las algas y los diversos recursos naturales que nos entrega el mar. Queremos que el mar sea nuestro sustento por miles de años más.

Que nuestros oficios sean nuestra fortaleza, no nuestra desgracia.

Firman:

Federación de pescadores Fuerza Chiloé
Sindicato Mar de Todos Marichiweu
Sindicato Fátima
Sindicato de Cucao
Sindicato de Rahue
Sindicato Huentemó
Sindicato Chanquin
Sindicato Caleta Fátima
Planta de procesos productores de Ancud
Asociación y cooperativa Chiloé Orgánico
Modatima-Chiloé
ECMPO Caulín
Comunidad indígena Lauquen Mapu de Catruman
Agrupación de desarrollo rural y turismo comunitario Origen
Comité de defensa del borde costero, el agua y la vida de Ancud
Agrupación cultural Aytué

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